Siguiendo las tendencias de meses anteriores, las cifras recopiladas por el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por su sigla en inglés) en febrero mostraron una fuerte diferencia entre el comportamiento de los flujos a bolsas y bonos de mercados emergentes
Según un reporte reciente, los flujos de portafolios no residentes a estos mercados registraron un flujo neto de 15.900 millones de dólares en el segundo mes del año. Este neto es el resultado de compras por valor de 18.100 millones de dólares netos en activos de renta fija y ventas de 2.100 millones de dólares en activos de renta variable.
Los flujos a deuda se mantuvieron, explicó el economista senior de la entidad, Jonathan Fortun, reflejando la preferencia por la renta fija que viene “en medio de incertidumbres geopolíticas y de política monetaria”.
“La deuda en moneda local se mantuvo con demanda, apoyada por diferenciales favorables de rendimiento frente a economías desarrolladas”, explicaron.
A esto se suma una dinámica fuerte en las emisiones, especialmente en América Latina y el Medio Oriente. “México y Arabia Saudita lideraron la emisión de deuda soberana, mientras que Brasil y Chile vivieron una fuerte demanda de bonos corporativos, aprovechando una mejora en las condiciones de mercado”, indicó el IIF en su informe.
Es más, Fortun recalcó que la compresión de spreads base entre los bonos de efectivo emergentes y los CDS sintéticos “dieron más señales” de confianza en el crédito emergente, con una percepción de que los riesgos de no pago están contenidos.
En el lado de la renta variable, las bolsas excluyendo a China siguieron débiles en febrero, con los flujos de salida “reflejando una persistente cautela en plena incertidumbre global”. Fuera del gigante asiático, la renta variable emergente no logró capitalizar el buen momento de los mercados desarrollados.
Mientras que el índice MSCI Emerging Markets subió sólo 2% en febrero, el MSCI World Index se elevó un 4%.
China es una historia aparte. El país logró atraer 11.200 millones de dólares en flujos netos a su mercado accionario. Los inversionistas, detallaron desde el IIF, se han visto inspirados por un renovado optimismo con el sector tecnológico, particularmente en inteligencia artificial y semiconductores.