Es habitual leer mucha literatura sobre inversiones en renta variable con un enfoque value, pero, ¿es posible aplicar ese enfoque a la inversión en renta fija? La respuesta que da Gaurav Chatley, gestor del European Credit Investment Fund, es que por supuesto: M&G Investments aplica en esta estrategia un acercamiento de inversión value desde su lanzamiento en 2011, con una fuerte orientación a la gestión del riesgo, un análisis bottom up en la selección de títulos para el fondo, y un enfoque en el largo plazo que da prioridad a los fundamentales. El gestor pone énfasis en la fortaleza del equipo, donde todos comparten una filosofía de inversión clara y delimitada y todos participan en el proceso de inversión.
El gestor presta especial atención a la parte investment grade del mercado europeo, del que asegura que “se encuentra, en términos generales, en muy buena forma en el entorno actual”. Aunque el fondo tiene habilidad para invertir en deuda high yield, lo hace solo de manera oportunista, con una exposición máxima del 15%, aunque históricamente la media se ha situado entre el 3-4%, con exposición actual del 3.5%.
Gaurav Chatley resalta tanto la propia fortaleza de los balances de las empresas europeas como el impacto positivo de la inflación, al incrementar el valor nominal de los ingresos de estas compañías, “lo que vuelve a la deuda más sostenible”. Además, explica que muchas compañías europeas con grado de inversión han aprovechado los últimos años para financiarse en el mercado, pero siendo proactivas al asegurarse de no crear un muro de vencimientos que pueda suponer un obstáculo para ellas más adelante. “Creo que una de las cosas que se observan cuando se estudia la evolución de la deuda desde la crisis financiera mundial es que bancos y empresas han tratado de reducir el riesgo de su balance y gran parte de esa deuda en realidad se ha trasladado al balance de los Estados como resultado”, afirma el experto.
A pesar de la fortaleza de los fundamentales, el experto considera que las valoraciones todavía ofrecen atractivo. Chatley distingue entre los rendimientos que están ofreciendo los bonos corporativos IG y los diferenciales a los que están cotizando; en el primer caso, habla de niveles que no se veían desde 2011: “Este es uno de los momentos más baratos para comprar bonos”, afirma.
En lo relativo a los diferenciales, el experto constata que la prima se mueve en territorio neutral respecto a la media histórica, aunque matiza que esta media está distorsionada por la elevada actividad compradora del BCE en el periodo 2016-2021, como parte de su programa de estímulo cuantitativo. En cualquier caso, el gestor firma que “si se combinan con la valoración media en términos de diferenciales, la rentabilidad de la deuda corporativa en su conjunto parece bastante saludable”.
¿Dónde están las oportunidades?
Por otra parte, Chatley destaca las oportunidades que están encontrando él y su equipo, derivadas de la alta dispersión entre emisores, especialmente cuando comparan emisores financieros y no financieros, donde observa que la balanza se inclina la mayor parte de las veces hacia los primeros, particularmente en el segmento de la deuda sénior. El gestor recuerda que, además del proceso de reducción de riesgos y saneamiento de los balances, los bancos se benefician del entorno de tipos al alza, al volverse su negocio más rentable: “Han pasado por un periodo largo de incremento de su capital, lo que apoya el posicionamiento en deuda senior, y ahora están en una posición en la que están teniendo ingresos mucho mejores de los que solían tener en el pasado”, resume.
Otro sector en el que afirma encontrar muchas oportunidades actualmente es en servicios públicos (utilities): “Se encuentran a la vanguardia de la transición energética hacia la reducción de la huella de carbono, especialmente mediante la inversión en renovables y en construcción de infraestructuras. Todo esto va a requerir de muchas emisiones”, constata el experto. Como resultado del proceso de análisis, la cartera actual del fondo ofrece un rendimiento en torno al 4,7%, con una duración media de 4,5 años.
“Desde un punto de vista de asignación de activos, la deuda corporativa no es un mal activo para añadir a la cartera”, resume el gestor. Aclara que esta apreciación depende obviamente de qué decisión sobre asignación de activos vaya a tomar el inversor: ¿está invirtiendo en renta fija por primera vez? ¿o quiere rotar sus posiciones desde deuda soberana? “Si el inversor considera que podríamos estar llegando al final del ciclo de endurecimiento de los tipos de interés, es un buen momento para empezar a comprar de forma selectiva bonos corporativos con grado de inversión, donde, obviamente, los impagos no van a ser tan significativos”, añade.
Volviendo al enfoque inicial, Chatley insiste mucho en que “es imposible cronometrar al mercado”, por lo que prefiere no plantear previsiones macro y recomienda no hacerlo a los inversores. “La mejor manera de invertir es pensar en las valoraciones en términos fundamentales y determinar cuándo es adecuado comprar o no. No sabemos si los bonos estarán más baratos en seis o doce meses, sino que la mejor manera de abordar la inversión es comprar bonos estando en la posición de poder comprar más si aparecen nuevas oportunidades más adelante”, añade.
Con esta premisa, el gestor explica que él y su equipo construyen carteras con alta diversificación “respondiendo a lo que nos ofrece el mercado, pero siempre en la posición de poder responder a los diferentes riesgos cuando suceden”. “No tenemos ningún problema con la volatilidad, en realidad la amamos porque la volatilidad nos proporciona oportunidades”, concluye.
Con este estilo de gestión, el fondo ha sido capaz de batir a su índice de referencia en 39 de 49 trimestres desde su lanzamiento, con un exceso de retorno medio del 0,27% al trimestre.