El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha tomado nuevas medidas para restringir aún más un tipo popular de operación corporativa, según el cual una compañía estadounidense se fusiona con su contraparte extranjera para, a continuación, mudarse al extranjero con el objetivo de reducir los impuestos.
La estrategia conocida como inversiones corporativas implica que, técnicamente, es la filial extranjera, con sede en un país con impuestos más bajos, la que compra los activos de la compañía estadounidense. Irlanda, con un impuesto de sociedades situado en el 12,5%, es un país altamente competitivo y ha sido un lugar popular para realizar este tipo de operaciones.
Las nuevas normas, anunciadas en conjunto con el Servicio de Impuestos Internos, tienen como objetivo las empresas extranjeras que han completado varios acuerdos con compañías estadounidenses en un corto período de tiempo, lo que el regulador considera «convertidores de serie».
Las dos cuestiones principales aquí, explica Eric McLaughlin, especialista de inversiones de BNP Paribas IP, son la aplicación de un período de revisión retrospectivo de tres años para las fusiones y adquisiciones en Estados Unidos y el desglose de las ganancias:
1 – Período de revisión retrospectiva de tres años. Este punto se refiere a cómo el Tesoro va a hacer cumplir las fracciones de propiedad de las inversiones. Actualmente, si los accionistas de una empresa extranjera que adquiere a otra son dueños de más del 20%, pero menos del 40% de la entidad combinada, y este comprador extranjero lleva a cabo actividades comerciales sustanciales en la jurisdicción extranjera, la inversión funciona técnicamente. Pero si los accionistas del comprador extranjero poseen más del 40% de la entidad combinada, se evita la mayor parte de las consecuencias negativas. Las nuevas normas van más allá: cuentan de forma efectiva las adquisiciones nacionales por un adquirente extranjero en los últimos tres años como inaceptables. Si el valor de esas adquisiciones anteriores es ignorado, el adquirente extranjero se hace más pequeño y pasa a estar sujeto a las normas más estrictas de inversión.
2 – La táctica conocida como desglose de las ganancias implica que la filial estadounidense tiene préstamos con la matriz y está usando el pago de los intereses de los préstamos para compensar los beneficios, un coste que no se refleja en los estados financieros, pero que baja el recibo de los impuestos. Las nuevas reglas clasifican esta transacción dentro de la compañía como si estuviera basada en acciones en lugar de deuda, eliminando la deducción de los intereses para la filial de Estados Unidos. Este cambio se aplica no sólo a las inversiones, sino a cualquier empresa extranjera que ha adquirido una entidad estadounidense y que utiliza esta técnica para reducir los impuestos.
Implicaciones para Wall Street
“Creíamos que el Tesoro había desplegado todo su poder reglamentario en dos actualizaciones anteriores de la ley, pero las reglas anunciadas recientemente han sido vistas como mucho más agresivas y expansivas y envían una señal en todas las direcciones para Wall Street”, explica McLaughlin.
La reacción más inmediata, cuenta el gestor, fue la noticia de que Pfizer planea abandonar su fusión con Allergan, valorada en 152.000 millones de dólares, el mayor acuerdo hasta ahora para ayudar a una empresa estadounidense ha cambiar su residencia corporativa en Estados Unidos y rebajar sus impuestos. Los ejecutivos de Pfizer no han mantenido en secreto que hacían ambas cosas –renunciar a la ciudadanía corporativa en Estados Unidos y bajar los impuestos– porque era su deber con los accionistas.
El experto de BNP Paribas estima que según admite incluso el propio Tesoro, las últimas reglas no serán suficientes para detener por completo el flujo de las empresas que desean renunciar a su ciudadanía estadounidense. Incluso, dice, flota en el aire la pregunta de si el departamento no habrá excedido su autoridad, porque la puesta en marcha efectiva de una ley como esta necesita pasar por el Congreso, algo que nadie cree que vaya a suceder pronto. El clima político actual también complica el asunto. Las políticas tributarias corporativas pueden ser un tema clave en las elecciones presidenciales de otoño, dado que los demócratas están a favor de endurecer la legislación, mientras que los republicanos buscan rebajar el impuesto de sociedades.
Queda por ver qué efecto tendrán las nuevas reglas en la renta variable en general. Aunque este tipo de operación no ha jugado un papel dominante en las fusiones y adquisiciones (solo 40 empresas han firmado acuerdos de inversión en los últimos cinco años, según datos de Dealogic), esto pone presión adicional sobre los bancos de inversión, cree McLaughlin.
“Desde BNP Paribas esperamos que suban los impuestos para las empresas estadounidenses con sede en el extranjero. Estas empresas han perdido su ventaja con los impuestos. También nos preguntarnos si éste es el primer paso hacia un marco regulatorio más riguroso en el tema de los impuestos a nivel mundial”, concluye el experto de la firma.