Es posible invertir y generar un impacto positivo sobre la economía, pero hay que tener muy claro de dónde viene ese impacto y cómo se puede cuantificar. Es la principal conclusión de una charla que ha mantenido Funds Society con Beryl Bouvier di Nota, co responsable de renta variable europea y responsable de Impact Investing de la firma francesa OFI AM, cuyos fondos se distribuyen en España de la mano de Selinca.
La compañía es pionera en sostenibilidad, ya que lleva más de 20 años invirtiendo con criterios ISR. No obstante, Beryl Bouvier explica que invertir con impacto, dentro de la filosofía de la firma “Investing in the Positive Economy”, supone dar un paso más allá, ya que implica apoyar el desarrollo sostenible para conseguir un impacto social y medioambiental positivo, y alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
“La economía es algo más, se trata de crear valor y de compartirlo con los stakeholders de las compañías. Durante décadas se trataba solamente de obtener rentabilidad financiera, pero ahora la combinación de rentabilidad financiera y extra financiera está contribuyendo a generar un impacto positivo”, explica Bouvier. Bajo su punto de vista, “la concurrencia de stakeholders que están concienciados ayuda a generar valor más allá del aspecto financiero, en forma de una menor desigualdad, menor impacto del cambio climático, y el incremento de negocios operativos más globalizados”.
La firma lanzó en 2018 el fondo OFI Fund – RS Act4 Positive Economy, un fondo de renta variable europea cuya selección de valores está condicionada por la capacidad de las compañías para generar un impacto positivo. “Para nosotros, lo fundamental es ser capaces de poder medir el impacto positivo con datos; analizar el modelo de negocio de una compañía, y determinar hasta qué punto está vinculado con la sostenibilidad. A veces una empresa puede ser sostenible al 100%, pero en otras sólo algunas partes del negocio están comprometidas con la sostenibilidad”, explica Bouvier.
Para poder obtener una cuantificación fiable y precisa del impacto que generan las compañías elegibles para la cartera del fondo, el equipo de OFI AM utiliza dos herramientas que evalúan el grado de compromiso de una empresa con la sostenibilidad.
La primera de ellas consiste en analizar la misión de la firma y cómo desarrolla su estrategia empresarial: ¿tiene un propósito especial?, ¿cómo define el equipo directivo cuál es su ecosistema de trabajo?, ¿tiene líneas de productos?, ¿sigue una estrategia global?, ¿cómo es la composición del equipo directivo?, ¿cómo se integran los criterios de buen gobierno? La segunda se denomina “cadena de impacto”, que trata de comprender «cuál es la actividad del negocio de la empresa, su volumen de ventas, su nivel de producción y cómo genera un impacto en toda la cadena de valor”.
La selección de valores en la cartera se apoya en cuatro grandes temáticas de inversión: transición energética, preservación de los recursos naturales, seguridad sanitaria y bienestar e inclusión social. A su vez, estas temáticas e descomponen en hasta 60 subtemas.
La cartera oscila entre 40 y 60 valores, aunque Bouvier aclara que habitualmente suele estar por debajo de los 50 nombres; de hecho, actualmente tiene 44. La experta recomienda a los inversores que estén interesados en el fondo, invertir con un horizonte de al menos tres años para poder recoger realmente este impacto positivo.
Además, recuerda que “cada vez más compañías dan el salto a la ESG, y quieren ser más sostenibles y mostrar más compromiso”, por lo que el universo de inversión del fondo está en constante evolución.
Aunque son múltiples los desafíos a la sostenibilidad en la lista de OFI AM, Bouvier admite que dos de los que más le preocupan son el cambio climático y la reducción de la desigualdad, es decir, la generación de mejores condiciones de acceso al empleo de los más jóvenes.
También le preocupa cómo el incremento de la regulación está impactando sobre las compañías: “Las empresas van a tener que sobrevivir, competir entre ellas, y además cumplir con los requerimientos de sostenibilidad. Nos dirigimos hacia un mundo cada vez más regulado en el que la sostenibilidad va a facilitar un modo de seguir creciendo para muchas empresas”, explica Bouvier.
Europa, a la cabeza
La experta está firmemente convencida de que la sostenibilidad es por tanto el camino correcto, y en este sentido alaba que Europa se esté posicionando a la cabeza de esta megatendencia: “Creo que la reciente regulación SRI está ayudando a que el mundo progrese hacia mejor”.
Dicho esto, hace un matiz importante sobre qué implica dirigirnos hacia un mundo más sostenible: “La sostenibilidad no implica un incremento automático de la riqueza, pero sí puede ayudar a hacer crecer la riqueza con responsabilidad. Es más un problema de calidad que de cantidad, se trata de compartir el crecimiento y de ser capaces de asignar mejor el capital”.
Esto mismo aplica en la filosofía de inversión del fondo: no se trata sólo de identificar a compañías con un compromiso real que sea cuantificable. Además, los gestores requieren encontrar un buen punto de entrada para invertir en un valor en concreto: “No compramos a cualquier valoración”, concluye Beryl Bouvier.