Las perspectivas económicas son positivas a mediados de año gracias, en gran medida, a los importantes paquetes de estímulos económicos aprobados durante el pasado ejercicio, aunque puede que todo este crecimiento tenga un precio. Desde Allianz GI consideran que, en general, los inversores tendrán que plantearse navegar por un entorno de crecimiento global con altibajos y expectativas de inflación aumentadas.
Entre las principales conclusiones que lanza la gestora en sus perspectivas semestrales destaca que la inflación sigue representando uno de los principales riesgos a estas alturas del año, “lo que hace que sea importante preservar el poder adquisitivo y protegerse frente a la volatilidad del mercado”, advierten.
La gestora considera que la economía mundial continúa recuperándose tras la grave ralentización del pasado año y que, a pesar de que la pandemia del COVID-19 todavía no ha acabado, las vacunas están ayudando a que algunas partes del mundo alcancen un punto de inflexión y se espera que los riesgos desciendan a medida que avance el año. “De cara al futuro, los inversores tendrán que hacer frente a unos niveles heterogéneos de crecimiento económico en los diferentes países y sectores, así como a cantidades dispares de estímulos fiscales y monetarios en todo el mundo. Y es necesario que tengan en cuenta los inminentes riesgos de inflación”, señala como su principal escenario.
Según sus consideraciones, se observan signos de que el aumento de la inflación no es completamente transitorio. En este sentido, explican: “Por ejemplo, los agregados monetarios, es decir la cantidad de dinero en circulación en una economía, se han disparado durante la crisis del COVID-19 en respuesta a unos estímulos monetarios sin precedentes. Por otra parte, una continuación de la tendencia de desglobalización, por la que los países tratan de ser autosuficientes en productos esenciales, también intensificaría las presiones inflacionistas. Se observan asimismo algunas señales de aumento de la presión sobre los salarios, que se transmite en forma de aumento de precios”.
Teniendo en cuenta estos factores, desde Allianz advierten de que es posible que la inflación sea incluso más elevada de lo esperado después de 2021, o al menos que los mercados descuenten una mayor probabilidad de este resultado. “Si este escenario está sobre la mesa para el próximo año, creemos que los mercados comenzarían a descontarlo mucho antes. Los mercados financieros vigilarán de cerca la reacción de los bancos centrales a la inflación y a un crecimiento económico más sólido de lo previsto, en particular, la Reserva Federal estadounidense. La Fed aplica ahora un enfoque de objetivo de inflación media, lo que significa que se sentirá cómoda con una superación temporal de su objetivo del 2%. Pero cuanto más espere la Fed a que suba la inflación, mayor tendrá que ser su reacción. El mercado ya prevé que la Fed comenzará a recortar sus compras de bonos de forma progresiva, probablemente en 2022. Se espera que las subidas de tipos se produzcan más tarde. Estos dos acontecimientos podrían dar lugar a cierta volatilidad, dependiendo de cómo sean telegrafiados por la Fed”, apunta en sus perspectivas semestrales.
Por consiguiente, con el aumento de la inflación, al menos de forma temporal, y los bancos centrales dispuestos a endurecer la política monetaria más tarde o más temprano, Allianz GI ve probable que las rentabilidades de los bonos avancen a partir de este punto, “tal vez incluso más avanzado el año”.
“Sin embargo, seguimos pensando que, a largo plazo, los tipos de interés reales (que se han ajustado por la inflación), se mantendrán en bajos niveles en comparación con sus medias a largo plazo, debido a que determinadas tendencias estructurales (incluyendo cambios en la demografía, bajo crecimiento de la productividad y elevados niveles de deuda) también refrenarán el crecimiento económico. Y si no hay otros cambios, el crecimiento económico y los tipos de interés evolucionan históricamente bastante en paralelo”, apuntan.
Implicaciones para la inversión
Con estas perspectivas sobre la inflación sobre la mesa, la gestora apuesta por las duraciones cortas en el caso de la renta fija. “Muchos bonos resultan caros y no solo la deuda soberana, sino también la deuda con grado de inversión y de alta rentabilidad. Si aumenta la preocupación de los mercados de bonos por la inflación y la actuación de los bancos centrales, es posible que las rentabilidades aumenten (y caigan los precios). En este entorno, los inversores querrán gestionar de forma activa sus posiciones, pero los precios más bajos también pueden brindar una oportunidad atractiva. El reemplazo de las rentas continuará representando un desafío en el actual entorno de bajas rentabilidades”, explican.
En el caso de la renta variable destaca que la liquidez de los bancos centrales y una actitud general de tolerancia al riesgo han impulsado los precios de las acciones. De hecho, considera que las acciones estadounidenses son caras, pero es posible que toquen techo en los próximos seis a doce meses. En cambio, ve que las acciones europeas y asiáticas son más baratas y ofrecen precios moderados en comparación con sus niveles históricos. “En estos momentos apostamos por el estilo de inversión value en detrimento del growth, pero, a largo plazo, las acciones tecnológicas desempeñarán un papel importante. Centrarse en empresas que conceden prioridad a las prácticas corporativas sostenibles, incluyendo las cuestiones ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG), puede ayudar a los inversores a afrontar el camino posiblemente accidentado que les espera”, añaden.
Por último, Allianz GI apuesta por las estrategias de gestión de “riesgo ágiles”, es decir, asumir el riesgo de forma gestionada. “En un entorno de bajas rentabilidades, muchos inversores reconocen que tendrán que asumir un mayor riesgo para alcanzar sus objetivos”, concluye.