Los resultados empresariales han centrado una semana en la que el sector bancario regional de Estados Unidos ha vuelto a ser protagonista y a generar volatilidad en el mercado. En este caso ha sido responsabilidad de First Republic, entidad ya señalada en la crisis bancaria de hace semanas, que ha visto sus depósitos reducidos más de un 40%.
Según resumen los analistas de Banca March, ante el miedo a una fuga de depósitos, a mitad de semana, las bolsas sucumbieron a los temores de que otra entidad tuviera que ser intervenida en el corto plazo. “No obstante, otra entidad regional envuelta en las dudas tras SVB, como es Pacwest, señaló que las caídas en depósitos en su caso se habían detenido a finales de marzo, lo que encapsula el problema únicamente a First Republic”, explican.
La volatilidad que esto ha generado no ha eclipsado la nueva temporada de resultados en Estados Unidos, en la que ha destacado, según los expertos de Bloomberg, el impulso de las grandes tecnológicas -entre ellas Microsoft y Alphabet- tras publicar unos beneficios que superaron las previsiones.
Según explica Rolando Grandi, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE), se espera que el crecimiento en el sector tecnológico regrese en la segunda mitad de 2023. “Durante 2020 y 2021, las valoraciones del sector tecnológico subieron bruscamente debido al impacto de la Covid-19 y la cuarentena, que provocaron una aceleración de la digitalización de la economía. Sin embargo, su reapertura, el aumento de la inflación y la subida de los tipos condujeron a una normalización de estas valoraciones. Tras la pandemia, las empresas tecnológicas han tenido que ajustarse a una realidad difícil, gestionando lo mejor posible sus costes y niveles de rentabilidad. Se trata de una reacción natural de las empresas ante un contexto de menor crecimiento. Sin embargo, esta situación está siendo bien acogida por el mercado porque significa que las empresas están digiriendo las elevadas inversiones que se han realizado en los últimos años. En este sentido, se espera que el crecimiento regrese en la segunda mitad de 2023 y, en consecuencia, las empresas del sector vuelvan a contratar. La digitalización y la inteligencia artificial no son emisores para los próximos seis meses, sino que deben verse a medio y largo plazo”, comenta Grandi.
Para Yves Bonzon, CIO del banco privado suizo Julius Baer, los resultados de los valores tecnológicos de gran capitalización serán decisivos para la evolución del mercado a corto plazo, incluso más de lo habitual, ya que esta cohorte sigue dominando el rendimiento del S&P 500 en lo que va de año. Según señala, “es probable que la atención de los inversores se desplace rápidamente a las previsiones de las compañías, ya que el impacto de las turbulencias financieras que se desencadenaron a mediados de marzo no se reflejarán de forma significativa en las cifras del primer trimestre”.
Por otro lado, Bonzon reconoce que el consenso estima que los beneficios por acción (BPA) caigan algo más del 6% interanual, lo que supondría el segundo descenso consecutivo de los beneficios del S&P 500, y la el inicio de una recesión en los beneficios. “El consenso de los analistas sobre las estimaciones de beneficios por acción para 2023 se ha recortado un 13% desde el pasado mes de junio y esta tendencia se ha acelerado en los últimos tres meses, lo que rebaja el listón y explica en parte por qué aproximadamente tres de cada cuatro empresas han logrado superar las expectativas de beneficios hasta ahora. En el índice, los beneficios superan en un 0,4% las estimaciones del consenso, gracias al liderazgo del sector financiero”, añade.
Teniendo esto en cuenta, Axelle Pinon, miembro del comité de inversión de Carmignac, señala que las sorpresas negativas deberían ser limitadas. “Hasta ahora, esto se ha visto confirmado por la primera serie de beneficios que han sorprendido positivamente. La mayoría de los grandes bancos estadounidenses registraron resultados sólidos a pesar de las turbulencias de marzo. Hasta ahora, estos resultados han puesto de relieve la resistencia de la economía estadounidense. Sin embargo, en el futuro, esperamos que los beneficios obtenidos gracias a la subida de los tipos de interés se moderen y que los préstamos dudosos aumenten, como demuestran las reservas adicionales que los grandes bancos han constituido. De hecho, los efectos de un ciclo de endurecimiento monetario sin precedentes y del empeoramiento de las condiciones macroeconómicas podrían empezar a dejarse sentir no sólo en los bancos, sino también en el mercado de renta variable en general”, defiende Pinon.
En este sentido, Pinon apunta que “desde una perspectiva sectorial, dado que las revisiones de beneficios se han deteriorado de forma generalizada, la mayor caída en términos de crecimiento de beneficios se espera en energía, materiales, sanidad y, en menor medida, TI. Dado que los efectos del endurecimiento de las condiciones crediticias se están materializando en la economía real, tanto la demanda de los consumidores como la de las empresas podrían resentirse”, añade Pinon.
El sector bancario y sus coletazos
Entre los resultados bancarios ha llamado la atención de los analistas de Morningstar los de Credit Suisse que, tras el acuerdo negociado con UBS, registró unas salidas relativamente contenidas en su negocio bancario y de gestión de activos. “Credit Suisse indicó que, aunque los flujos se han ralentizado, no se ha dado la vuelta. No es de extrañar que Credit Suisse prevea pérdidas para el resto del año. La pérdida de 300 millones de francos suizos del trimestre en el banco bueno parece manejable, sobre todo si se tiene en cuenta que UBS pretende ahorrar 8.000 millones de francos suizos en costes con el tiempo y reducir aún más el problemático banco de inversión. Los márgenes netos de interés sufrieron mucho, ya que Credit Suisse tuvo que acceder a liquidez de emergencia y pagar por los depósitos. UBS espera que la solidez de su balance permita invertir rápidamente la erosión de los márgenes”, ha señalado Johann Schultz, experto en banca de Morningstar.
En concreto, los clientes solo retiraron el 5% de sus activos. La entidad registró unas salidas netas de clientes de 61.000 millones de francos suizos en el primer trimestre de 2023, lo que representa el 5% de los activos gestionados a finales de 2022 y una mejora con respecto al último trimestre de 2022, cuando sufrió unas salidas netas de 111.000 millones de francos suizos. “Los clientes de gestión de patrimonios retiraron el 9% de sus fondos, mientras que las salidas en la banca suiza (1%) y la gestión de activos (3%) fueron menos pronunciadas. Los depósitos de clientes disminuyeron un 29% durante el trimestre”, matiza Schultz.
Por otro lado, en opinión de Alpay Soytürk, Chief Regulatory Officer de Spectrum Markets, casos como los de First Republic y SVB ponen de manifiesto que hay un error de concepto evidente cuando se habla de relevancia sistémica. “Es justo decir que, si el riesgo de tipos de interés se ha convertido en una cuestión de importancia sistémica que hay que vigilar, entonces debe estar en la agenda de las autoridades monetarias. La idea errónea, en mi opinión, es que los posibles efectos indirectos de la quiebra de un banco no están necesariamente, o no exclusivamente, relacionados con su importancia sistémica. Tal y como muestra el ejemplo de SVB, ni el tamaño del banco ni su interconexión deberían hacer temer que el sistema financiero esté en serios problemas. Sin embargo, las noticias de los medios de comunicación parecen sugerir otra cosa”, apunta Soytürk.
Según su experiencia, esta situación plantea la cuestión del papel de las autoridades supervisoras y de si la laxitud de la regulación ha influido. “En Estados Unidos hay un animado debate sobre si la regulación bancaria existente es suficiente, si los bancos más pequeños deben someterse a un mayor escrutinio y sobre el impacto de la desregulación bancaria bajo la administración Trump. Un régimen regulatorio estricto y, lo que es más importante, un régimen de supervisión fuerte, son esenciales e inevitables para el funcionamiento del sistema financiero en su conjunto”, argumenta el experto de Spectrum Markets.
Además, Bonzon pone el foco en cómo estos “tropiezos” de los bancos regionales estadounidenses están teniendo consecuencias a nivel del mercado de crédito. “Los datos de encuestas recientes indican que la disponibilidad de préstamos está empeorando entre las pequeñas empresas estadounidenses. Las presiones de refinanciación a través del canal de préstamos bancarios se ven exacerbadas por una actividad del mercado de capitales por debajo de la tendencia, tanto en EE.UU. como en Europa, sobre todo en el segmento de préstamos apalancados, es decir, en el que se conceden préstamos garantizados a empresas muy endeudadas (apalancadas). Curiosamente, según un reciente estudio de Empirical Research Partners, la mayoría de estos préstamos apalancados han sido contraídos, en los últimos tiempos, por valores tecnológicos muy ambiciosos, lo que significa que es probable que asistamos a una aceleración del desmantelamiento de los modelos de negocio negativos en términos de liquidez, cuya rentabilidad está muy lejos en el horizonte temporal o incluso es improbable que se alcance”, advierte el experto de Julius Baer.
Mientras el debate se traslada al mercado de préstamos y a lo que hagan los bancos centrales, a corto plazo, el destino de el destino del First Republic Bank (FRC), pasa por la evaluación que la Casa Blanca, la Fed y el Tesoro están haciendo para plantearse un “rescate de banco abierto”.