El comportamiento en bolsa del sector tecnológico en EE.UU. difiere mucho en este 2023 con respecto al del año pasado. Las agresivas subidas de tipos de la Reserva Federal en 2022 para frenar la inflación dañaron las valoraciones de mercado de estas compañías. Ahora, la escalada de las tecnológicas ha sido, como apunta Wolf von Rotberg, estratega de renta variable en J. Safra Sarasin Sustainable AM, “decisiva para que el índice S&P 500 volviera a superar el nivel de los 4.400 puntos”. Sin duda, el efecto rebote tras las caídas y la proximidad del fin del ciclo de subidas de tipos han ayudado al sector en bolsa.
Pero la continuidad de este comportamiento está en el aire. Bien es cierto que estas compañías afrontan una fase de buenas noticias. Geir Lode, director de Renta Variable Global de Federated Hermes Limited, recuerda que va a haber “una potente oleada de crecimiento de los beneficios que impulsará las cotizaciones bursátiles, con los gigantes tecnológicos estadounidenses y los valores de comunicaciones a la cabeza”. Es más, el experto cree “firmemente” que el fuerte crecimiento de los beneficios en los sectores tecnológico y de comunicaciones “eclipsará los efectos negativos del aumento de los costes de endeudamiento”.
Dudas en el ambiente
Pero el panorama aún no está del todo claro, por lo que el despegue definitivo y de largo plazo de este tipo de valores podría no haber llegado aún. Esto sugiere Lewis Grant, gestor de renta variable global de la misma firma, al señalar que los inversores que apuesten por un repunte del growth “tendrán que esperar un poco más”, ya que si bien las empresas tecnológicas de gran capitalización pueden tener mejores resultados que el mercado en general, en realidad “son sus características defensivas las que están en demanda, por encima que su posición como líderes del crecimiento”. Es más, Grant es consciente de que los inversores “se preguntan si pueden justificar unas valoraciones tan elevadas y abandonar las fortalezas de los balances ante las crecientes incertidumbres macroeconómicas” y no descarta que incluso el ambiente FOMO (Fear Of Missing Out, o miedo a perderse algo) “tendrá un límite”.
Para Cheryl Frank, gestora de renta variable de Capital Group, admite que aunque es posible que la rentabilidad de algunas compañías tecnológicas esté aumentando, “preocupa el hecho de que no se aprecie un sólido crecimiento de los ingresos”. Y como motivo de la buena marcha de los márgenes de estas compañías, la experta apunta a una mayor disciplina de costes.
En este contexto, Frank muestra su preocupación por las valoraciones del sector tecnológico, “que siguen siendo elevadas en términos históricos”, a la vez que alerta de que el contexto económico “podría deteriorarse en los próximos meses si Estados Unidos acabara entrando en recesión o si se agravara el conflicto sobre el techo de la deuda en el país y se produjera una situación de impago”. Pese a todo, Martin Romo, también gestor de Capital Group, cree que el contexto favorece a los inversores activos, ya que «hemos pasado de un mercado en el que había que elegir entre valor o crecimiento, a uno más equilibrado», con oportunidades cíclicas y a largo plazo.
Rotberg, por su parte, pone el foco en el escaso apoyo que ha tenido la recuperación del sector tecnológico, puesto que sólo siete empresas tecnológicas han sido las artífices del despegue sectorial en bolsa. Los números son claros: la ponderación conjunta de Apple y Microsoft representa el 13,3% del S&P 500, el nivel más alto de la historia. Pero, sin ellas, “el resto del S&P ha perdido un 2% en lo que va de año”. En este contexto, a las puertas de la campaña de resultados empresariales, y aunque los argumentos de inversión estructurales a favor de los valores tecnológicos y de growth siguen vigentes, “nos abstendríamos de aumentar la exposición a corto plazo”.
En concreto, con un horizonte de 1 a 3 meses, “desde JSS SAM creemos que el “value”, preferiblemente con un sesgo de calidad, y las pequeñas capitalizaciones, preferiblemente el S&P600, dado su filtro de calidad, parecen más atractivos”, según Rotberg. Para el medio plazo, hasta finales de año, “mantenemos nuestra preferencia por los sectores defensivos frente a los cíclicos”. La razón de este posicionamiento radica entre otros factores, en que una hipotética caída de los beneficios del segundo trimestre con respecto a las expectativas “podría provocar una corrección sustancial, que parece más probable en el caso de las empresas que tienen que aumentar sus inversiones para mejorar sus capacidades en inteligencia artificial que en el de las que se benefician de las inversiones en infraestructuras de IA”.
Inteligencia Artificial
Precisamente, el sector de IA es el que ofrece mejores sensaciones a los gestores. Grant reconoce que el único sector del mercado que no presta atención a la incertidumbre macroeconómica general es el de la IA. Por lo tanto, admite que “estamos mirando más allá del hardware de la IA para identificar a las empresas que pueden convertir rápidamente los avances de la IA en productos y eficiencias de costes”, teniendo en cuenta que la IA “reducirá muchas barreras competitivas”.
La IA ha hecho frente a las sombrías perspectivas del mercado, según el experto, dejando a los inversores dos oportunidades para hacer frente al difícil entorno: balances de alta calidad e innovación de alto ritmo. Por lo tanto, “una cartera bien equilibrada debería ser capaz de aprovechar ambas oportunidades, con los ojos puestos en los fundamentos macroeconómicos en busca de una luz ámbar para aumentar la asignación a valores de crecimiento”, a juicio del experto.