La libra esterlina muestra una gran sensibilidad a todo lo que tiene que ver con el Brexit. Ejemplo de ello es que la moneda vivió una ligera subida, de un 0,5% frente al dólar, tras la dimisión de David Davis, el conocido ministro británico para el Brexit, a principios de julio.
En opinión de Monex Europe, los datos macroeconómicos del Reino Unido vuelven a estar en primera línea. Son el centro de atención de los analistas que intentan medir cuál está siendo el impacto sobre la economía británica y su moneda en este largo camino que es la negociación para salir de la Unión Europea. “Los datos macroeconómicos del Reino Unido vuelven a ser el centro de atención antes de la decisión de tasas del Banco de Inglaterra en agosto”, apunta la firma.
Puede que las expectativas sobre la fortaleza económica del Reino Unido están algo infladas, en comparación con el sentimiento y riesgos políticos que arrastra la negoción de su salida de la Unión Europea. Lo más importante, según la firma, son los pasos que pueda dar el Banco de Inglaterra que, como el resto de las instituciones, espera la inflación crezca.
En opinión de Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum Asset Management y Dave Lafferty, estratega jefe de mercados de Natixis IM, el impacto más sorprendente de Brexit es el menor impulso al crecimiento que ha experimentado el Reino Unido desde el referéndum. “La dinámica se ha empañado y el Reino Unido no ha aprovechado la sólida mejora del crecimiento en la zona Euro durante 2017. El país está desconectado del resto de Europa, mientras que la zona euro es su principal socio comercial. En otras palabras, la recuperación europea no se contagió positivamente al Reino Unido”, sostienen.
Según su valoración las expectativas acerca del Reino Unido han cambiado drásticamente y el mercado doméstico no es lo suficientemente fuerte como para impulsar una sólida trayectoria de crecimiento. La incertidumbre continuará, lo que implica menores flujos de capital, y flujo de personas hacia el exterior, que derivará en menos capital humano y un menor gasto de capital.
De alguna forma, el ajuste por la desconexión con la Unión Europea ha comenzado. “Lo anterior significa que el Banco de Inglaterra no normalizará su política monetaria pronto. La tasa inflación está por alcanzar el objetivo del Banco de Inglaterra del 2% y el impulso económico es débil. Considerar el riesgo de una normalización sería una fuente más de debilidad para el Reino Unido. El esfuerzo principal a realizar es reducir la incertidumbre en general, desde las familias hasta los negocios y la inversión extranjera. Esto será crucial para una recuperación, pero la negociación actual con la Comisión Europea y la debilidad de Theresa May con el Parlamento no elimina el riesgo de un Brexit duro y una situación que tendría un impacto negativo persistente en la economía británica”, concluyen.