Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y la posibilidad de que éstas se acaben convirtiendo en una guerra comercial global ocupan gran parte de la atención de la reunión del G20 que ha comenzado hoy en Argentina y que durará hasta el sábado 1 de diciembre.
Pese a todo el ruido político que envuelve esta reunión, ni los expertos ni el mercado esperan grandes cosas de ella. “Con toda probabilidad, habrá una reunión y seguramente un apretón de manos. En cualquier caso, nuestro mejor escenario es que los dos líderes expresarán sus intenciones de llegar a una tregua en la guerra comercial. Esto podría iniciar una desescalada del proceso. No olvidemos que el principal problema no es el comercio, sino el liderazgo estratégico global a nivel militar, económico, político y diplomático, así como en ciencia en el largo plazo. Es probable que Xi Jinping siga en el poder cuando Donald Trump tenga que dejar el cargo”, explica Frank Hausler, director de análisis macroeconómico de Vontobel AM.
Lo positivo es que las expectativas de que se produzca una distensión en el conflicto entre Estados Unidos y China han aumentado tras saberse que Donald Trump y Xi Jinping se reunirán en el marco de la cumbre del G20. “Los activos de riesgo que más perjudicados se han visto por la política comercial basada en el ojo por ojo se han revalorizado en comparación con los mercados mundiales. No obstante, evitamos exponernos a cualquier repunte a corto plazo. En nuestra opinión, el conflicto entre ambas potencias va mucho más allá de los asuntos comerciales y probablemente perdurará”, apunta Richard Turnill, director mundial de estrategia de inversión en BlackRock, a la hora de explica qué supone todo este contexto para los mercados.
Según muestra el indicador de riesgo BlackRock Geopolitical Risk Indicator (BGRI) para las relaciones entre el país norteamericano y el gigante asiático, la atención del mercado respecto al riesgo de un recrudecimiento de la tensión entre ambos es elevada. Sin embargo, las señales positivas de ambas partes en los días previos a la reunión entre Trump y Xi en Buenos Aires han hecho que el se aleje notablemente de sus máximos de 2018.
“Nuestro análisis muestra que las amplias variaciones en el BGRI sobre la relación entre Estados Unidos y China coinciden con importantes fluctuaciones en los precios de los activos con exposición cíclica y vulnerables a este riesgo. Entre la plétora de factores que impulsa los precios de los activos, los riesgos políticos conllevan mayores repercusiones cuando la atención del mercado al respecto cambia con celeridad. No obstante, creemos que esta relación suele ser más firme en horizontes temporales más cortoplacistas. En horizontes a más largo plazo, los factores ajenos a la geopolítica se reafirman como principal catalizador de las rentabilidades en el mercado”, matiza Turnill.
En opinión de Nitesh Shah, analista de WisdomTree, la reunión también podría ser una oportunidad para dejar la tensión a un lado. “El mercado ya está anticipando acuerdos comerciales entre Estados Unidos y China para contrarrestar el aumento en el proteccionismo que hemos visto en el último año. Eso podría aliviar algunas preocupaciones en torno a una disminución en la demanda de energía de China”.
Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada, no se muestra tan optimista y considera que las disputas continuarán prácticamente en cualquier escenario. “Nuestra opinión es bastante clara. La llamada guerra comercial está siendo rentable para Trump en términos políticos y eso, junto con que es algo mucho más profundo y estratégico que una simple guerra comercial, nos hace pensar que a pesar que aunque el tono se relaje en algún momento y posiblemente leamos tweets en la cuenta del presidente Trump en una dirección y la contraria, no va a haber un acuerdo concreto satisfactorio”.
En esta misma línea Johannes Müller, responsable de análisis macro de DWS, sostiene que la cumbre del G20 puede ser un acontecimiento más para generar reacciones del mercado que podrían ser engañosas en un primer momento. “Esperamos una solución rápida, pero no sostenible. Es probable que los mercados se concentren en un alto el fuego arancelario, pero creemos que los aranceles son sólo un medio con el que Estados Unidos persigue su objetivo real: contener el auge de China. Las reacciones del mercado a corto plazo son difíciles de predecir. Cualquier tipo de solución rápida sería una base débil para un repunte de la renta variable a final de año”, concluye.
«Espero altas probabilidades para algún tipo de acuerdo, pero cualquier acuerdo probablemente sea solo una nueva fase, no el final o ni siquiera el principio del fin de la disputa comercial de Estados Unidos y China. Como lo demuestran las declaraciones recientes de Peter Navarro y el informe de actualización de la Sección 301 de USTR Lighthizer, hay voces importantes en la Administración que permanecen escépticas. Es probable que cualquier acuerdo sea algo parecido a una tregua mientras sigan las discusiones al respecto, aunque no está claro por cuánto tiempo”, explica Rod Hunter, socio de Washington, DC Baker McKenzie y ex director de economía internacional en el Consejo de Seguridad Nacional.