Tras un contundente comienzo de año, en los mercados cada vez hay más volatilidad. Los inversores esperan la primera subida de tipos de interés en Estados Unidos para el segundo semestre, lo que pondrá fin al entorno de tipos de interés próximos a cero. En este contexto, la renta variable seguirá batiendo a la renta fija, apoyada por la atención que los inversores prestan a los fundamentales.
El primer semestre ha empezado con buen pie. Los esfuerzos del Banco Central Europeo por atajar la deflación fueron recompensados con una recuperación de las expectativas inflacionistas en enero y la estabilización de la inflación subyacente. Todo ello ha favorecido a la renta variable, especialmente en la eurozona. Mientras tanto, los mercados de renta fija han experimentado importantes fluctuaciones debido a la escasa liquidez y a la anticipación de la subida de tipos de interés estadounidenses.
“En septiembre, y por primera vez en años, la Reserva Federal comenzará a subir sus tipos de interés”, afirma Nadège Dufosse, Directora de Asignación de Activos de Candriam Investors Group. “No obstante, pensamos que la FED no va a entrar de inmediato en un nuevo periodo de subidas sistemáticas, tal y como ocurrió en 2004. No descartamos que haya varias pausas en la subida de tipos.”
En este contexto, y debido al bajísimo nivel de los tipos de interés en la zona del euro así como a la falta de liquidez, los mercados de renta fija han mostrado un comportamiento bastante volátil en los últimos meses.
Dufosse opina que estas fuertes fluctuaciones en los tipos de interés van a disminuir, y sostiene: “Los mercados de renta fija volverán a centrarse en los fundamentales económicos subyacentes. Creemos que se producirá una subida moderada de los tipos, tanto en Europa como en Estados Unidos. El incremento paulatino de los tipos de interés, junto con una recuperación económica continuada, permitirán continuar respaldando activos de riesgo.”
La renta variable, en particular, continuará comportándose bien, incluso tras las altas rentabilidades generadas en lo que va de año. “El potencial de la renta variable va a verse respaldado por una constante mejora de los beneficios, tanto en la zona del euro como en Japón, así como por las interesantes valoraciones relativas con respecto a la renta fija”, opina Koen Maes, Director Global de Estrategias de Asignación de Activos y Fondos de la compañía. “Los modelos de valoración de las empresas no tienen en cuenta los niveles actuales de tipos y deberían poder soportar un incremento paulatino de los tipos de interés sin afectar a la cotización de las acciones.”
No obstante, desde comienzos de año las posibilidades de selección de valores han mejorado de forma sustancial. Han disminuido las correlaciones y los mercados ya no se enfrentan a vaivenes en la percepción del riesgo (risk-on / risk-off). Los inversores ya no compran “a ciegas” con las valoraciones actuales. El ciclo económico actual, la mejora de los beneficios y un incremento de los tipos de interés suelen favorecer los sectores de valor y cíclicos. “Por estas razones, seguimos prefiriendo los mercados de renta variable de la eurozona”, explica.
Mientras tanto, los inversores de renta fija seguirán buscando rentabilidad. Podrán optar entre aumentar el riesgo de duración, el riesgo de crédito o el riesgo de liquidez. Los inversores deberían diversificar al máximo para reducir el riesgo general, mediante inversiones en segmentos de renta fija más arriesgados, como alto rendimiento y deuda emergente, e incrementar su exposición a estrategias alternativas de retorno absoluto y renta variable.