Ayer comenzó la primera reunión del año de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Aunque sus reflexiones y decisiones sobre política monetaria no las conoceremos hasta la tarde, a través del comunicado del FOMC y de la rueda de prensa de Jerome Powell, las gestoras apuntan a que habrá pocas novedades.
En esta primera convocatoria de 2021, la Fed tiene ante sí algunos cambios relevantes: una mayor estabilidad política con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, el anuncio de estímulos económicos, el programa de vacunación contra el COVID-19 en plena implantación y unas esperanzadoras perspectivas económicas, según el Fondo Monetario Internacional (FMI) –estima que Estados Unidos crezca un 5,1% en 2021–.
Con este escenario, François Rimeu, estratega senior de La Française AM, apunta que lo previsible es esperar que la Fed mantenga su mensaje dovish a pesar de los recientes debates sobre el tapering. “En nuestra opinión, Powell será muy cauteloso en cuanto a cómo y cuándo gestionar la retirada progresiva de los estímulos económicos después de lo ocurrido en 2013. Dados los recientes avances por un lado, y el empeoramiento de la situación de la salud pública por otro, el mensaje debería ser equilibrado y prudente. Por último, la próxima reunión del FOMC no debería tener gran impacto en los mercados, ya que no se publicarán nuevas previsiones económicas ni se actualizará el gráfico de puntos. Además, prevemos que no habrá cambios en su comunicado y que la Fed continuará con las compras de activos al ritmo actual, al menos 80.000 millones de dólares de bonos del Tesoro y 40.000 millones de dólares de MBS al mes.”, señala.
Esto hará, en su opinión, que la Fed continúe centrándose en alcanzar sus objetivos de crecimiento e inflación a largo plazo. El nombramiento de Janet Yellen como secretaria del Tesoro de EE.UU. probablemente ayudará a las futuras negociaciones entre la Reserva Federal y el Gobierno”, añade.
En este sentido, la propia Yallen se se dirigió ayer al Comité de Finanzas del Senado para señalar que es necesario «actuar en grande» para ayudar a la economía a lidiar con los bloqueos y el alto desempleo, lo que en una primera fase, ha logrado que el nuevo presidente se centre en apoyar la economía en lugar de aumentar los impuestos.
David Norris, Head of US Credit de TwentyFour Asset Management (boutique de Vontobel AM), coincide con Rimeu en que la reunión de estos días traerá poca novedades en el horizonte. “Parece poco probable que la Red tenga que ampliar su política monetaria en este momento. En su reunión de diciembre, la institución que preside Jerome Powell declaró que mantendría el ritmo de compras sin cambios hasta que se hayan logrado avances sustanciales en el cumplimiento de los objetivos de máximo empleo y estabilidad de precios. Con más de 9 millones de puestos de trabajo destruidos desde marzo de 2020, existe una holgura en la fuerza laboral estadounidense. Esto refleja una combinación de, en primer lugar, el número de puestos de trabajo perdidos y, en segundo lugar, un aumento de las personas que han abandonado la fuerza laboral y han dejado de buscar empleo de forma activa, lo que se traduce en una disminución de la tasa de participación en el empleo. Hasta que no se reduzca sustancialmente esta situación en el empleo, es poco probable que la inflación alcance niveles que la Reserva Federal considere preocupantes. Por lo tanto, pasará algún tiempo antes de que pasen a primer plano las conversaciones sobre la reducción de la flexibilización cuantitativa y, desde luego, no se reproducirá el tipo de comunicación de política monetaria que se llevó a cabo en 2013”, argumenta Norris.
Las opiniones de Rimeu y Norris no son aisladas. La visión de Gilles Möec, chief economist de AXA Investment Managers, va en la misma dirección: “No esperamos ningún cambio en la política monetaria ni tampoco avances de perspectivas. Nuestra previsión es que Powell retrasará el debate sobre tapering. Otro evento importante esta semana es la publicación de la estimación del PIB de EE.UU. en el cuarto trimestre de 2020: esperamos una tasa anualizada del 5,5%, por encima del consenso, que lo sitúa en el 4,1%, debido a las exportaciones».
Pese a este entorno aparentemente más favorable, aunque aún queda mucho que hacer para frenar el COVID-19 en el país, Christian Hantel, gestor de Vontobel AM, advierte de que no se debe subestimar la disposición a actuar de la Fed, en caso de que sea necesario.
“Me parece que la Fed no está dispuesta a convertirse en un participante importante en el mercado de bonos corporativos, ya que esto también puede tener efectos secundarios negativos. Además, la cantidad de bonos corporativos comprados por la Fed era minúscula en comparación con la cantidad total de deuda en circulación y se podría argumentar que estos programas beneficiaban desproporcionadamente a las grandes empresas. Aunque se hayan cancelado por ahora, estas facilidades pueden volver a implementarse rápidamente en caso de que sea necesario, sabiendo que los obstáculos administrativos podrían ser un poco más importantes ahora con el nuevo gobierno estadounidense. Por ahora, las herramientas que quedan parecen ser suficientes y pueden variarse si es necesario. Además, es probable que el actual contexto positivo del mercado quite presión a la Fed por ahora, pero como la pandemia está lejos de haber terminado, no debemos subestimar la disposición a actuar de la Fed en caso de que sea necesario”, explica Hantel.
Debates abiertos
Es cierto que en las últimas semanas se ha abierto un debate sobre la evolución de la inflación en Estados Unidos. Sobre ello, Norris insiste en que aunque se observan riesgos inflacionistas en el país, la Fed está dispuesta a permitir que la inflación sea superior al objetivo tras un periodo de desaceleración económica más prolongado. “La distinción entre lo que podría considerarse una inflación temporal y una inflación de segundo nivel, es decir, en la que veríamos un aumento significativo de la inflación salarial, determinará el calendario de la futura intervención de la Fed y las preocupaciones sobre la inflación. Factores como el aumento de la oferta monetaria, los subcomponentes de los informes del ISM que reflejan el aumento de los precios pagados, el IPC e incluso el aumento de los break-evens entre los Treasury Inflation-Protected Securities, o TIPS (lo bonos que protegen contra la inflación) y los rendimientos nominales de los bonos del tesoro del país podrían representar medidas que causarán preocupación. Sin embargo, hasta que la holgura de la tasa de desempleo se aborde estructuralmente y mejore, creo que la Fed está preparada para permitir que la inflación se sitúe por encima de su tasa objetivo durante algún tiempo”, añade.
Desde Allianz GI también apuestan por que la Fed lanzará un claro mensaje de continuidad en su política monetaria y describe la posición de la institución monetaria con la palabra “pausa”. Según recuerda Franck Dixmier, director de inversiones global de renta fija de Allianz Global Investors, tal y como se anunció en la reunión de FOMC en diciembre, la Fed esperará un progreso significativo en sus dos objetivos, pleno empleo e inflación, antes de seguir adelante con su política.
“La Fed también quiere darse tiempo para reevaluar sus previsiones sobre las consecuencias de la crisis económica, la campaña de vacunación contra el coronavirus y el impacto del paquete presupuestario que votó el Congreso a finales de diciembre. Además, el presidente Joe Biden anunció un plan de rescate económico unos días antes de su investidura en el contexto de una pandemia incontrolada de coronavirus. Sin embargo, la comparecencia del presidente de la Fed, Jerome Powell, será analizada de cerca por los inversores. A pesar de todos los factores atenuantes en juego en el entorno actual, el debate sobre el posible tapering (ralentización de las compras de activos) ya ha comenzado en los mercados. Están convencidos de que el próximo movimiento de la Fed será hacer menos en lugar de más”, señala Dixmier.
En este sentido, comparte que su posición: “Creemos que la Fed podría comenzar a comunicar una desaceleración en su programa de compra de activos a fin de año, si el repunte económico se materializa en la segunda mitad del año y si la campaña de vacunación permite que el consumo se recupere. La secuencia de la política de salida de la Fed ya se ha especificado: la Fed primero ralentizará sus recompras y luego las detendrá. Solo entonces podrá prever una subida de los tipos de interés, que no se prevé antes de 2023”.
Otro tema muy relevante para los inversores, en opinión de Dixmier, es conocer cualquier cambio en el régimen de política monetaria. “Las experiencias de reducción gradual de compras que se implementaron en 2013 y 2018 aún están frescas en la memoria de todos. Por tanto, los inversores estarán atentos a la más mínima señal de que han comenzado las conversaciones dentro del propio banco central”, añade.