La política chilena tiene un importante desafío por delante, según lo ve el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por su sigla en inglés). Esta consiste en normalizar la política monetaria y fiscal en medio de un escenario internacional intenso, una erosión en la popularidad del gobierno y un aumento en la inflación en un momento en que el crecimiento se ha estancado.
Se espera que el crecimiento en la economía del país andino, señaló la entidad en un informe reciente, se reduzca fuertemente entre 2022 y 2023, respecto al ritmo insostenible del año pasado, a medida que las políticas de estímulo fiscal se retiraban.
Los altos precios del cobre han ayudado a impulsar el ajuste en la cuenta corriente del país, pero el IIF advierte que “los crecientes flujos de salida de capital residente, a raíz de la incertidumbre política, han agregado presión al balance de pagos, generando una erosión en las reservas”.
En esa línea, la entidad también destaca que, además de un panorama de crecimiento sombrío, Chile está navegando la alta inflación, el descontento social y la polarización en torno al potencial reemplazo de la constitución, después del referéndum de septiembre de este año.
Este escenario, explica la entidad internacional, complica las intenciones del Gobierno liderado por Gabriel Boric de implementar su agenda de reformas. “La adopción de una postura más pragmática en la administración muestra algo de voluntad de crear consensos, pero la misión de fortalecer el tejido social sin usar al sector privado como chivo expiatorio todavía no ha dado resultados concretos”, destaca el informe.