No es la primera vez que se escucha en el mercado financiero el debate sobre si Europa está inmersa en un proceso de “japonización”, es decir, si va camino de convertirse en una economía plana, con escaso crecimiento, con un gran problema de envejecimiento población, tipos de interés bajos y casi sin inflación. En opinión de Christophe Morel, economista jefe de Groupama AM, puede que exista un riesgo, pero Europa y Japón son regiones con características distintas.
“Son muchas la voces del mercado que han discutido sobre la posible japonización de Europa, pasando a ser una región con un alto endeudamiento y un bajo crecimiento, inflación y tipos de interés. Un debate que no es nuevo, sino que ya se escuchó en 2014 y 2015, en especial cuando el Banco Central Europeo (BCE) comenzó su programa QE. Pero Europa presenta algunas diferencias respecto al país nipón”, explica Morel.
Según el economista jefe de Groupama AM, el debate ha resurgido porque los mercados están enviando una señala clara sobre su preocupación ante una posible japonización de la economía europea. “Tanto el mercado de bonos como el de renta variable están enviando ese mensaje. Muestra de ello es que no hay un prima premium para el riesgo en el caso de la renta fija y hay una menor actividad en las bolsas”, añade.
A la hora de definir que es una “japonización”, Morel apunta que una economía debe cumplir dos aspectos: tener un problema de deuda y cometer errores en la toma de decisiones políticas. Al menos, considera que estos son los dos aspectos que han caracterizado a Japón durante las últimas décadas. A estos dos elementos se suma la falta de crecimiento, de inflación, de soluciones de política monetaria y que el crédito no llega a la sociedad.
Teniendo estos en cuenta, considera que Europa cumple la mayoría de estos aspectos, pero tiene tendencias radicalmente distintas a Japón. La primera de ellas es la demográfica, básica para la evolución del PIB de cualquier país. “Japón ha experimentado un descenso dramático en la población comprendida entre los 25 y 60 años, además tiene una política muy cerrada respecto a la inmigración. Es decir, sufre un mayor envejecimiento de la población. Esta tendencia es común en todos los países desarrollado, pero en Europa el descenso no es tan dramático y, teniendo en cuenta la inmigración, la previsión es que la población se estabilice a partir de 2038”, explica.
La segunda diferencia para Morel es el endeudamiento. En su opinión, el problema de la deuda de Japón es que está presente tanto en el mundo corporativo como en el público, en cambio en Europa “las empresas y las familias han hecho un gran esfuerzo por reducir su deuda, sin embargo el gran endeudamiento están en los gobiernos”. Para él, el problema de la alta deuda de los gobiernos está provocando que los tipos de interés se mantengan bajos y “lo estarán durante mucho tiempo”, por lo que Europa y Japón están sí en la misma situación respecto a la evolución de los tipos.
Por último, otro aspecto diferente es que Europa y Japón no tienen la misma previsión de crecimiento. La economía del viejo continente está experimentando una ralentización, pero todavía hay crecimiento. Mantenerlo será, según el análisis que hace Morel, una de las principales preocupaciones de los bancos centrales, del BCE y de los gobiernos europeos. En este sentido, defiende que es importante “no cometer errores en la política” y afrontar uno de los retos pendientes que tiene la UE: finalizar la arquitectura de su proyecto político y económico.
“Por un lado considero que no se está siendo pragmático ni flexible a nivel fiscal, es necesario una política fiscal comunitaria o, al menos, avanzar en una mayor coordinación. Considero que las políticas fiscales son las que van a poder sostener el crecimiento en Europa. En segundo lugar, es necesario resolver el problema de la deuda y realizar reformas en algunos países, solo así podremos volver a un escenario de subida de tipos. A largo plazo, el mayor riesgo de caer en un japonización es no tener capacidad de reaccionar o no tener herramientas que permitan a la región enfrentarse rápido a un dramático empeoramiento global del entorno”, concluye tras aclarar que no considera que estemos en un escenario previo a una recesión.