La economía de los Estados Unidos ha tenido un período de crecimiento prolongado sin una recesión. Dos gráficas que podrían indicar la proximidad de una, son la curva de rendimiento y la de desempleo.
Según explica Jeremy Siegel, profesor de Wharton, «históricamente cuando la tasa de desempleo toca el 3,5% en los EE.UU., es seguida de una recesión». Hoy estamos en 3,7%. El profesor considera que para evitar caer en una hay dos opciones principales el subir la tasa de participación vía migración (que no cree posible dada la situación actual) o demográficamente (que va en contra de las tendencias). La otra opción que considera, es subir las tasas para disminuir la demanda.
Mientras tanto, y a medida que ha madurado el ciclo de negocios, la curva de rendimiento de EE. UU. se ha aplanado sustancialmente. Una curva de rendimiento invertida ha sido históricamente uno de los principales indicadores de una desaceleración económica. De acuerdo con Vanguard, se espera que se aplane aún más, e inclusive consideran una creciente probabilidad de inversión de la curva a medida que la Reserva Federal continúe aumentando las tasas de interés. Sin embargo, consideran que ha habido un mayor debate sobre la relevancia de esta señal en un entorno en donde la expansión cuantitativa (QE) distorsionó el mercado de bonos.
«Encontramos que sigue siendo relevante y, por lo tanto, recomendamos cautela contra la idea de que «esta vez es diferente». Dado el entorno actual y los efectos de la expansión cuantitativa, es posible que tarde más en verse el resultado» menciona la firma de Pensilvania añadiendo que «desde 1970, una curva de rendimiento invertida ha precedido todas las siete recesiones de EE. UU. El tiempo transcurrido entre una curva invertida y la recesión subsiguiente ha variado entre 5 a 17 meses».
Aunque ven la inversión de la curva de rendimiento como un riesgo potencial en el horizonte, este escenario todavía no ha ocurrido, y la evaluación de Vanguard de la economía «todavía no ha identificado ninguna grieta obvia en lo que se ha convertido en una expansión de base amplia. Los indicadores de actividad que siguen el consumo, el gasto empresarial y las opiniones continúan fuertes, y los indicadores de apalancamiento permanecen moderados en comparación con los de niveles anteriores de finales del ciclo. Sin embargo, para el futuro esperamos que el efecto del deteriorado estímulo fiscal y las tasas de interés más altas se empiecen a extender a las actividades hacia finales de 2019 y durante 2020… Tal como se muestra en la siguiente gráfica, la probabilidad de una desaceleración en los Estados Unidos ha aumentado a medida que se aplana la curva. Aunque da señales de un riesgo modesto actualmente, esperamos que aumenten más las probabilidades a medida que la Reserva Federal continúa incrementando las tasas de interés».
La solución para una de las gráficas aumenta la problemática de la otra. Si bien el entorno actual es uno no antes visto, solo el tiempo dirá si continúa la bonanza durante la administración de Trump.