A principios de abril, Estados Unidos anunció la imposición de unos aranceles del 25% a las importaciones procedentes de China por un valor total de 50.000 millones de dólares. China respondió con un nivel de aranceles equivalente sobre las exportaciones estadounidenses por el mismo importe. Ahora, Estados Unidos se está planteando tomar medidas sobre otros productos chinos por valor de otros 100.000 millones de dólares. Como destaca Schroders en su infografía del mes de mayo, las regiones que se verán afectadas de forma más evidente serán Estados Unidos y China, pero ¿cuál de las dos saldrá peor parada y cuáles serán las posibles repercusiones para el resto del mundo?
EE.UU.: las empresas que operan en China podrían verse afectadas
Podría decirse que, dado que China importa mucho menos de EE.UU. que el país norteamericano del gigante asiático, la capacidad de este último para iniciar una guerra comercial convencional es limitada. No obstante, esta visión no tiene en cuenta las otras armas con las que China podría atacar a EE.UU., como la aplicación de medidas orientadas a complicar la actividad de las empresas estadounidenses que operan en su territorio.
El volumen de las operaciones de EE.UU. en China es significativo: desde 1990, la inversión extranjera directa a manos de Estados Unidos en China ha alcanzado los 256.500 millones de dólares. Así, las empresas estadounidenses están directamente expuestas al mercado chino: firmas como Apple generan alrededor del 20% de sus ventas totales en China; Boeing, el 12% y Nike, el 15% de sus ingresos. Medidas como las impuestas a Lotte Group podrían plantear un grave riesgo para la capacidad de las firmas estadounidenses de cara a operar en China.
China podría resistir mejor que Estados Unidos en una guerra comercial. La imposición de un arancel del 25% sobre 50.000 millones de dólares en bienes chinos tendría, sin duda alguna, un impacto de gran calado en el comercio del gigante asiático, especialmente si se dirige al sector industrial, el más importante.
No obstante, los aranceles por valor de 50.000 millones de dólares constituyen únicamente alrededor del 2% de las exportaciones totales de China. El consenso parece estimar que estas imposiciones solo podrán ralentizar el crecimiento chino en torno a un 0,1%-0,2% como mucho, e incluso en ese caso, solo si los aranceles se aplican a una gama más amplia de productos chinos por un valor de 200.000 millones de dólares, o al 40% de las exportaciones de China a Estados Unidos.
Además, China tiene un margen de apoyo presupuestario muy superior, si se diera la necesidad, y las autoridades no están intentado impulsar su popularidad en este momento, a diferencia del presidente Trump, que se enfrenta a unas elecciones dentro de poco.
Mercados emergentes: ganadores y perdedores
No obstante, no solo China se vería afectada por un aumento de los aranceles. A menudo, aunque un producto pueda ser exportado de China a Estados Unidos, la mayoría de sus componentes se producen en otros lugares. Para el comercio chino, alrededor del 35% del valor añadido en las exportaciones procede de otros países. El análisis de Schroders sostiene que los aranceles sobre las exportaciones chinas tendrán repercusiones mucho mayores en los mercados emergentes que aquellos sobre las exportaciones estadounidenses, y que el daño se concentrará probablemente en las economías emergentes asiáticas.
No obstante, la imposición de cualquier arancel también podría saldarse con ganadores, dado que China y Estados Unidos intentarían sustituir el suministro de los bienes afectados debido al incremento del coste. Los datos sugieren que los aranceles chinos sobre los bienes estadounidenses probablemente beneficien más a los proveedores de los mercados desarrollados que a los del universo emergente. No obstante, esta última región tiene más probabilidades de beneficiarse de los aranceles estadounidenses sobre China, dado que los productos del gigante asiático serán menos competitivos al otro lado del Atlántico.
Los mercados emergentes ofrecen algunos posibles puertos seguros en caso de que llegue la tormenta. Resulta poco probable que el petróleo se vea afectado por los aranceles, lo que protegerá a exportadores como Malasia, México y Rusia. Del mismo modo, la mayoría de las exportaciones de Hungría y Polonia tienen como destino países de la UE y, por tanto, están exentas de aranceles. Aquellos con una exposición limitada a la demanda externa y con mercados internos de gran envergadura, como Brasil y la India, también estarán protegidos en el supuesto de una guerra comercial.
Japón: los aranceles sobre las exportaciones chinas, su mayor preocupación
El comercio es muy importante para Japón, donde las exportaciones representan el 18% del PIB. A simple vista, el recrudecimiento de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China parece suponer una grave preocupación, dado que estas economías constituyen los socios más importantes para Japón en términos de exportación.
Sin embargo, en realidad, el impacto de los aranceles ya anunciados sería mínimo. El arancel del 25% sobre los productos de acero y aluminio solo afectaría al 2% de las exportaciones japonesas a Estados Unidos y al 0,07% del PIB. El crecimiento se vería más afectado si Estados Unidos pasara a imponer aranceles sobre maquinaria y equipamiento de transporte, dado que estos representan el 76% de las exportaciones niponas a EE.UU.
Si se aplicaran aranceles de mayor envergadura, las repercusiones serían superiores, habida cuenta de la posición privilegiada de Japón en las cadenas de suministro tanto de EE. UU. como de China. Su exposición es mayor en la cadena de suministro de las exportaciones chinas a Estados Unidos que en las exportaciones estadounidenses al gigante asiático. Por tanto, Japón es indirectamente más vulnerable a los aranceles de Estados Unidos sobre los bienes chinos que a la inversa.