Durante la primera parte del año, todos los predecesores de Trump ya tenían anunciada su agenda y sus políticas económicas, pero Trump no parece que tenga una dirección y una estrategia clara. Esto significa que probablemente dé lugar a uno o más eventos de alto riesgo. En opinión de Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank, ante el famoso “American First” que esgrimió durante su campaña “sabemos que significa proteger los empleos de Estados Unidos a cualquier coste -al menos en un caso base-, pero ¿cuál es la estrategia general sobre el comercio y la globalización? Sin duda creemos que un Trump presionado es un Trump peligroso”.
Según Jakobsen, el enfoque sigue siendo el comercio. “Trump ve el déficit comercial como el principal culpable en su narrativa de las pérdidas de empleos en Estados Unidos, a pesar de que Estados Unidos experimenta un desempleo por debajo de la media histórica del país. Pero no son los empleos per se lo que más necesita EE.UU., sino más bien un país más productivo. Una mayor productividad obligará a aumentar los salarios y aumentará la calidad de los empleos disponibles”, argumenta.
La explicación para Saxo Bank es que existe una correlación casi perfecta entre el crecimiento del PIB y la productividad. En este área, la política de Trump se opone directamente a la solución “preferida”, que sería una inversión masiva en investigación básica, más competencia y, lo que es más importante, una mejora importante del sistema educativo de Estados Unidos.
Frente a esto Jakobsen señala que “el presidente obligará a los empleos a permanecer en Estados Unidos, mientras que la calidad de esos empleos está impulsada por el concepto equivocado de mantener las industrias vivas. Este enfoque, por supuesto, favorece la fabricación a un coste marginal más alto que la conversión a sistemas más competitivos y productivos. Todo ello representa un intento desesperado de Trump de regresar a la base manufacturera de Estados Unidos de los años cincuenta y sesenta”.
Trump, ¿el nuevo Nixon?
Durante mucho tiempo, Jakobsen ha argumentado que la mejor manera de entender a Donald Trump es mirar hacia la pasada presidencia de Richard Nixon. Ya que durante su administración, Estados Unidos vio la retirada de la política exterior (la Doctrina Nixon), un régimen débil del dólar, una agenda muy nacionalista, y una constante guerra con la Reserva Federal; una guerra que el entonces presidente de la Fed, Burns, finalmente perdió.
Teniendo ese momento histórico como referencia, el economista jefe de Saxo Bank considera que Trump está acumulando mayores pérdidas. Entre ellas señala la prohibición de entrada de cuidados de diferente nacionalidad ha sido frenada por la Corte Suprema y la Ley del Cuidado de Salud a bajo precio, que parece más probable que sea reemplazada que derogada. A esto se suma en su opinión “la política exterior que ha sido un caos con Trump jugando duro, pero retrocediendo más rápido de lo pensado; y la postura de la OTAN es inútil”.
Pero en el mundo real, el mercado está más que confundido, aunque el consenso sigue pensando que habrá un pequeño impacto en el crecimiento de Estados Unidos este año, dado que prevén un crecimiento del PIB en 2017 y 2018 del 2,3% y un IPC de 2,4-2,5%. “En estos momentos, mis posiciones son: acciones: 25% (respetando el momentum); renta fija: 50%; materias primas: 25% (sobreponderamos oro y plata)”, dice.
Bajistas respecto al dólar
En opinión de Jakobsen el próximo mes debe darnos una indicación importante en cuanto a la siguiente dirección para el dólar estadounidense. La firma se muestra bajista por tres factores:
- Límite de inflación: En general, el efecto base en la energía reducirá la subida de la inflación, en tasa interanual los cambios netos en los precios del crudo han caído del 85% al 5% en mayo.
- El FOMC y la economía se mantendrán lentos: Yellen repitió una fuerte retórica basada en un doble mandato, pero en general, la economía continúa encallando en la productividad y, por tanto, en el crecimiento.
- Riesgo ponderado de una política de dólar más débil: Un dólar más fuerte matará el crecimiento y la inflación no sólo en Estados Unidos sino en la economía global.
El soporte del oro
Respecto al oro, el economista jefe de Saxo Bank apunta que, a pesar de ser apoyado por la incertidumbre política, el rally de oro presenciado desde mediados de diciembre está enfrentando cada vez más vientos en contra. Según su análisis, “los rendimientos de los bonos y el dólar están en una tendencia alcista, mientras que se anuncian casi a diario nuevos máximos en los mercados bursátiles”.
En este sentido, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, aseguró que más subidas en los tipos de interés serían apropiadas si la economía estadounidense continúa mejorando, lo que hace augurar tres subidas este año.
Por ello, “en apoyo al oro, seguimos viendo cómo los inversores regresan buscando una protección contra la incertidumbre política en Estados Unidos, pero también en Europa, donde las elecciones clave de este año podrían alterar el panorama político. Este tira y afloja entre alcistas y bajistas ha visto al oro mantener el soporte en zonas de 1.220 dólares por onza. Los inversores han empezado a expresar un sentimiento aún más positivo hacia el oro. Las razones pueden encontrarse en la capacidad del oro para actuar como cobertura de los eventos de riesgo que existen actualmente”, afirma.
En el análisis que realiza Jakobsen apunta que un fuerte aumento de los precios de los productores chinos ha coincidido con un fuerte repunte de la inflación en la zona euro. Tanto que el BCE debería poder decir que es «cómplice de la misión» cuando el IPC alcance el 2%. Una vez que ocurra, podemos comenzar a ver una especulación creciente sobre cuándo el banco comenzará a normalizar las tasas. “El aumento de la inflación es favorable al oro y, además, la posible normalización de los tipos por parte del BCE podría hacer que el euro recupere algo de fuerza de apoyo frente al dólar”, señala.
En su opinión, una ruptura por debajo de los 1.220 dólares por onza podría ver al oro enfrentar el soporte de 1.205 dólares por onza. Una ruptura por debajo de este nivel sería la primera señal de que el rally que comenzó a mediados de diciembre está en problemas. Mientras tanto, la resistencia se mantiene en zonas de 1.149 dólares, que en caso de romper al alza, veríamos una extensión hacia niveles de 1.280 dólares.