El agotamiento de la política monetaria es el principal riesgo para la economía actualmente según Sasha Evers, director general de BNY Mellon IM en España. En su opinión, estamos llegando al límite de la política monetaria no ortodoxa y la siguiente fase estará caracterizada por los estímulos fiscales. «El QE ilimitado tropieza con la realidad y distorsiona los mercados de renta fija. Su objetivo era estimular la economía real y el resultado ha sido la inflación de los activos financieros”, ha explicado Evers, durante un encuentro informativo con periodistas en Madrid.
Si, como cree, la siguiente fase se caracteriza por los estímulos fiscales, hay determinados sectores en los que conviene estar invertido, como el de las energías renovables, las infraestructuras o los activos relacionados con la lucha contra el cambio climático.
China es, a su juicio, uno de los jugadores más importantes en lo que a estímulos fiscales se refiere, ya que ya ayudó a la economía mundial en dos ocasiones, en 2009 y en 2016. Sin embargo, según explica, “esta vez China no va a tener la capacidad de intervenir para frenar la desaceleración económica”.
En el actual entorno definido por la volatilidad y el bajo crecimiento económico, Evers apunta otros factores estructurales que son deflacionistas: la disrupción tecnológica y el endeudamiento. “La disrupción tecnológica afecta a los trabajadores menos cualificados o de clase media y la deuda, que desde 2008 ha experimentado un aumento neto del 40%, conlleva tipos de interés más bajos”, ha explicado Evers.
Este experto cree que lo ideal para los inversores en este contexto es adoptar una gestión activa, flexible y con mucha diversificación. “En un contexto de grandes riesgos macroeconómicos y ciclos maduros no debemos hacer una gestión ligada a un índice. Tener estrategias multiactivo con una amplia diversificación es lo que más sentido tiene ahora», concluye.