Las guerras destruyen las economías, y Rusia se ha convertido en un ejemplo de ello. Pese a haber afrontado el pago del vencimiento de 117 millones de dólares en intereses de deuda a finales de la semana pasada, la insolvencia del país está sobre la mesa. De hecho, Fitch ha rebajado de B a C su rating argumentando sus posibles dificultades para pagar su deuda soberana.
Por su parte, Scope Ratings ha retirado sus calificaciones crediticias asignadas a Rusia por razones comerciales, en línea con el cumplimiento de las sanciones de la UE en virtud del Reglamento (UE) 2022/428, punto (7) de la Decisión (PESC) 2022/430 del Consejo, de 15 de marzo de 2022. Por ende, Scope Ratings ha retirado las calificaciones de emisor a largo plazo C y de deuda senior no garantizada de Rusia con revisión y las calificaciones a corto plazo S-4 con revisión tanto en moneda local como extranjera.
Según explica, el endurecimiento severo de las sanciones, el consiguiente debilitamiento de los fundamentales crediticios y el elevado riesgo geopolítico han motivado que rebajara la calificación de Rusia hasta en tres ocasiones en las últimas semanas. Ahora, el rating soberano ha quedado situado en C y en revisión ante posibles nuevos recortes. “Estas rebajas reflejan nuestra opinión sobre la actual crisis geopolítica y el consiguiente impacto acumulado de las estrictas sanciones económicas y financieras impuestas por EE.UU., la UE, Reino Unido y otros socios internacionales están debilitando las perspectivas macroeconómicas a medio plazo de Rusia y erosionando sus reservas financieras”, han señalado desde Scope Ratings.
El impacto en el PIB
De hecho, según sus previsiones, la economía rusa podría contraerse más de un 10% este año debido al aumento de la inflación, el endurecimiento de las condiciones financieras, las salidas de capital y las sanciones. Las repercusiones de la guerra en Ucrania provocarán una recesión mucho más profunda que durante la pandemia del COVID-19.
Como es lógico, la guerra y las sanciones están dañando gravemente a la economía rusa, pero el principal foco está puesto en analizar si este evento bélico y sus consecuencias arrastrará a toda la economía mundial hacia el precipicio. En su último informe elaborado por Nomura, sus expertos han revisado las perspectivas de crecimiento del PIB de los principales países con conclusiones muy variadas. Observan que habrá grandes rebajas en Europa y Japón, mientras que el impacto será limitado en EE.UU. y China, y considera que podrán dar mejoras en Australia y Canadá, y mientras que advierten de una situación mucho más divergente en los mercados emergentes.
“La economía rusa pronto se verá inmersa en una grave estanflación por el coste de la guerra y el diluvio de sanciones que la han aislado de la mayor parte del mundo. Las siguientes economías más expuestas son probablemente las más cercanas a Rusia, como Ucrania y Bielorrusia, y también las más unidas en términos de comercio e inversión, como le ocurre a los países del centro y este de Europa, así como de Asia central y a Finlandia. Para el resto del mundo, el efecto económico más importante será, sin lugar a dudas, el aumento de la inflación, ya de por sí elevada, impulsada por la subida de los precios de las materias primas y los nuevos cuellos de botella en la cadena de suministro debido a la escasez de materias primas, los atascos en el transporte y las incertidumbres jurídicas, de reputación y de garantías en las transacciones con contrapartes vinculadas a Rusia. A diferencia de la inflación, el impacto sobre el crecimiento será probablemente más variado: habrá muchos perdedores de diverso grado, pero también, y esto es importante, habrá algunos ganadores, especialmente algunos de los grandes productores de materias primas”, apunta en su informe.
Aunque los riesgos de recesión van ahora en aumento, Mabrouk Chetouane y Nicolas Malagardis, expertos en Global Market Strategy de Natixis IM Solutions, consideran que los temores son exagerados, al menos a corto plazo. “Esperamos que el crecimiento mundial se mantenga por encima de su potencial a largo plazo durante la mayor parte de 2022. De hecho, nuestras nuevas previsiones sitúan el crecimiento del PIB real de la zona euro en el 3,0% hasta 2022, revisado a la baja en 0,4 puntos porcentuales respecto a enero de 2022”, afirman Chetouane y Malagardis.
Según destaca Borja Durán, fundador y CEO de Wealth Solutions, no hay que olvidar que dentro del PIB mundial, Rusia tenía un peso estimado de 1,66% a cierre de 2021, o lo que es lo mismo, un PIB de 1,5 billones de euros. En el caso de Ucrania, su peso relativo es de 0,17%. “En consecuencia, si asumiéramos que estos dos países desaparecieran en su totalidad de la Tierra, algo que sabemos no ocurrirá, pues entre los dos países hay 180 millones de habitantes, el PIB mundial crecería en 2022 un 4,32%, es decir, 0,08% menos de lo previsto”, señala Durán.
Sin embargo, considera que ante este conflicto los mercados financieros, y las bolsas en particular, han tenido una reacción más fuerte de la que los datos económicos parecen justificar: por un lado, el PIB mundial a cierre de 2021 se estimaba en 83,3 billones de euros y las perspectivas de crecimiento para el 2022, asumiendo que no hubiera habido guerra, eran de más de 3,7 billones, sumando un total a cierre de 2022 de 87 billones de euros, de un 4,4% de crecimiento según el consenso de Bloomberg.
Las oportunidades de inversión
“Claramente, la bolsa ha corregido múltiples veces el efecto económico de este conflicto. Esto es una dislocación de mercado que se justifica por los aumentos de volatilidad y la incertidumbre generalizada. Probablemente, haya, además, una justificación adicional que es doble: por una parte, subidas de tipos de interés y, por otra, elevados datos de inflación, que no se prevé que desciendan ante el incremento en los precios de las materias primas y la energía como consecuencia del conflicto. No obstante, desde un punto de vista económico y bursátil, la corrección ha sido mucho más significativa de lo que los datos económicos justifican, lo que podría generar una oportunidad interesante en los mercados de renta variable”, añade Durán.
Independientemente de las implicaciones de esta situación en la economía rusa, la evolución geopolítica también seguirá teniendo efectos a largo plazo en los planes económicos de los países occidentales. Por ejemplo, es probable que el uso de la energía nuclear y del carbón aumente en el periodo de transición hasta que se encuentre una solución viable a través de las energías renovables, o que Europa tenga que hacer cambios fundamentales en su política de seguridad e invertir cantidades significativamente mayores en su capacidad de defensa.
“La guerra ha provocado una enorme agitación a nivel sectorial. Debido a las sanciones y a los cuellos de botella derivados de ellas, los inversores buscaron protección en valores con escasa dependencia cíclica y en acciones de productos básicos. Entre los ganadores relativos se encuentran los sectores de materias primas y energía, así como las empresas sanitarias. Los bancos, las aseguradoras y los valores tecnológicos estuvieron entre los perdedores relativos. En Europa las pérdidas han sido desproporcionadamente mayores que en otros mercados, y los valores de pequeña y mediana capitalización han experimentado una venta indiscriminada”, añade Christos Sitounis, gestor del fondo MainFirst Global Dividend Stars & el MainFirst Euro Value Stars.
Por su parte, los expertos de Natixis IM Solutions, mantienen una visión constructiva sobre la Bolsa. “Los inversores han incorporado la prima de riesgo geopolítico, en particular para las acciones europeas, y han añadido la invasión de Ucrania a su muro de preocupaciones. A pesar del entorno de subida de tipos, los valores value han sufrido, mientras que los estilos minimum volatility y quality se han beneficiado. De hecho, el índice VIX, que deriva la volatilidad implícita de la renta variable del mercado de opciones, se disparó por encima del 38% tras la invasión de Rusia y se ha mantenido elevado desde entonces. En el futuro, la volatilidad dependerá en gran medida del frente geopolítico y, por tanto, es probable que se mantenga elevada”, explican. Por su parte, reconocen que aunque han reducido su exposición, “seguimos siendo constructivos con respecto a los activos de riesgo, dado que el crecimiento económico, aunque actualmente está amenazado, sigue siendo fuerte”.
Para Patrick Vogel, responsable de crédito europeo de Schroders, el crédito también puede ser una opción para hacer frente a esta fase de incertidumbre. Según explica, las valoraciones del crédito son atractivas y los fundamentales son sólidos. “La diferencia entre la rentabilidad bruta de los dividendos del Euro Stoxx 600 y la rentabilidad de la deuda grado de inversión en euros es la más reducida en casi una década, situándose en torno al 1% en el momento de redactar este informe. Los bonos híbridos corporativos (como los bonos perpetuos, que no tienen fecha de vencimiento fija) están ofreciendo la misma rentabilidad que la bolsa. Para el crédito de alto rendimiento europeo (de menor calidad), la prima de riesgo del 2% es la más alta desde principios de 2016, excluyendo marzo de 2020. En EE.UU., el rendimiento del crédito de grado de inversión del 3,2% supera el rendimiento de los dividendos del S&P 500 del 1,9%”, argumenta.
En su opinión, la deuda puede actuar como elemento de diversificación en caso de que el crecimiento se debilite más de lo previsto, pero será necesario ser muy selectivo. Por eso, entre sus ideas de inversión, Vogel destaca: “En nuestra opinión, los sectores con algunas características defensivas incorporadas, como la protección contra la inflación y la fortaleza de sus activos, están bien posicionados. En el caso del crédito de grado de inversión en euros, la cobertura de intereses (EBITDA a gastos de intereses) es superior a 10 veces. Los niveles del mercado implican una tasa de impagos más alta de lo que es probable que se materialice sobre la base de los fundamentales. En Asia, la dislocación del mercado provocada por la tensión geopolítica ofrecería oportunidades atractivas, en particular, en el sector indio de las energías renovables, donde la amplia demanda seguirá apoyando los fundamentales”.