De acuerdo con Fabiana Fedeli, directora de Activos fundamentales globales y responsable de cartera de mercados emergentes de Robeco, 2017 fue el año de los dramas que no tuvieron lugar. «El presidente Trump no frenó el comercio internacional, Kim Jong-un no comenzó un conflicto nuclear y los mercados de valores no colapsaron tras las subidas de tipos de la Fed. Lo que sí hicieron los mercados de renta variable fue vigilar los fundamentales, con un crecimiento global que se recupera y ganancias que mejoran no solo en los mercados desarrollados, sino también en los emergentes».
La dirtectiva espera que ocurra más de lo mismo en 2018: «un crecimiento sostenido de los beneficios y los mercados haciendolo bien, siempre y cuando los bancos centrales se mantengan alerta y procedan de acuerdo con el repunte del crecimiento mundial. Esperamos, al menos, tres alzas de tipos y el inicio de la reducción cuantitativa en los EE. UU., por su parte creemos que el Banco Central Europeo no comenzará a ajustar su actual politica monetaria antes de septiembre de 2018».
No todos los mercados emergentes son iguales
Los mercados emergentes se comportan de forma convincente frente a los desarrollados apunta Fedeli mencionando que «los emergentes muestran un descuento del 25% sobre los mercados desarrollados (en función del ratio precio-beneficio) y se encuentran en una etapa de recuperación, en particular frente a los EE. UU. Dicho esto, no todos los mercados emergentes son iguales. Si bien las perspectivas de crecimiento general entre los mercados emergentes están mejorando, existen profundas diferencias».
Considera que las perspectivas para Asia son saludables, incluso cuando se incluye a China, donde espera que las cifras de crecimiento bajen solo gradualmente. Sin embargo apunta que, a diferencia de Asia, el crecimiento en América Latina es decepcionante. «En Brasil, el crecimiento económico parece estar volviéndose positivo, pero sigue siendo bajo y el déficit fiscal aún es muy grande. México muestra cierta fortaleza, pero las perspectivas siguen siendo inciertas debido a las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y esto podría afectar el crecimiento futuro del Producto Interno Bruto».
También comenta que en Europa, Medio Oriente y África (EMEA), el crecimiento está mejorando para Polonia, la República Checa y Hungría (los países CE3) y Rusia, pero Sudáfrica sigue enfrentando vientos en contra. «El crecimiento del crédito y una política monetaria laxa están ayudando al crecimiento en Turquía, pero esto podría ocurrir a expensas de las continuas presiones inflacionarias, con IPC más reciente en el 13% anual».
Considerando esto, el equipo de Equity de Mercados Emergentes continúa prefiriendo Asia a América Latina y EMEA, manteniendo una posición negativa en Turquía y México, mientras vigila cuidadosamente los desarrollos políticos que se desarrollan en Sudáfrica y Brasil.
Dos tipos de riesgos
Sus equipos de inversión ven dos riesgos que los mercados desarrollados y emergentes tienen en común. El primero es el riesgo político, ya sea que Kim Jong-un cumpla sus amenazas nucleares; el resultado de las elecciones en Brasil, México o Italia; o la evolución del Brexit.
El segundo es el ritmo de disminución del “tapering”. Aunque esperan ver un repunte en el ritmo de ajuste monetario hacia el final del año, consideran que es probable que los bancos centrales avancen lentamente en 2018. «Dicho esto, si la inflación se elevase por encima de las expectativas actuales, debido, por ejemplo, a un sobrecalentamiento de una gran economía o a medidas de caracter regulatorio, podríamos enfrentar un ciclo de ajuste más pronunciado en lugar de uno que responda gradualmente a las mejoras en la economía global».
Aunque señala que ninguno de los riesgos anteriores forman parte de su escenario base en este momento, «lo que respalda nuestra visión positiva en las bolsas emergentes. Sin embargo, en este mundo donde todo parece predecible, incluso la imprevisibilidad de los riesgos, tenemos que mirar lo que se nos aproxima por el carril de la izquierda. Para las empresas en las que invertimos, la innovación es el carril izquierdo» concluye.