Robeco ha presentado la XIII edición de su informe anual “Expected Returns 2024-2028” en el que se prevén importantes dinámicas de poder que configurarán el panorama económico durante los próximos años. Estas se producen debido a la fricción causada por la inversión de capital a costa de la mano de obra; la batalla entre la política fiscal y la monetaria, y el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y China.
Capital frente a mano de obra
En las últimas décadas, los beneficios de las empresas han alcanzado máximos históricos, aseguran en la firma, mientras que la cuota de la economía correspondiente a los salarios ha disminuido. Además, los beneficios de las empresas podrían verse perjudicados debido a la relocalización, que a su vez, podría dar más poder de negociación a los trabajadores. Es más, un renovado interés por aumentar los ingresos derivados del impuesto de sociedades puede inclinar la balanza a favor de la mano de obra. «El resultado del tira y afloja entre el capital y la fuerza laboral dependerá de la evolución de los salarios en el contexto de un mercado laboral muy ajustado y una inflación persistente. La relación entre desempleo y salarios suele ser menos proporcionada cuando aumenta la inflación tendencial», aseguran en la firma.
Autoridades fiscales frente a bancos centrales
Las políticas en respuesta a la pandemia han pasado de enfoques monetarios a fiscales. Los Gobiernos que apliquen medidas de estímulo fiscal podrían fomentar la inflación, mientras que unos bancos centrales fuertes mitigarían el impacto. Los Gobiernos que den prioridad a la seguridad y el clima frente a la prudencia fiscal podría estimular la inflación. Los bancos centrales podrían combatir el despilfarro de los Gobiernos con políticas monetarias laxas cuando la inflación se sitúe por encima del objetivo.
Estados Unidos frente a China
La multipolaridad es evidente, dada la competición entre China y Estados Unidos por el dominio tecnológico. El dividendo de la paz parece haber desaparecido y las tensiones comerciales podrían ralentizar el crecimiento del PIB mundial. Los esfuerzos de los Gobiernos occidentales por mantener el statu quo podría implicar una mayor regulación, un aumento del gasto militar y un incremento del intervencionismo económico.
Peter van der Welle, estratega Multiactivo de Robeco, aseguró que el auge de la multipolaridad y la mano de obra, y el fin de la indulgencia monetaria «son dinámicas clave que los distribuidores de activos deben supervisar. La promesa de la IA generativa no ha hecho más que incrementar las apuestas. El apogeo de las capacidades tecnológicas en la economía actual ha aumentado las posibilidades de disputas. A nuestro juicio, nos adentramos en una economía de juegos de poder».
Impacto previsto en las estrategias multiactivo
Si se logra gestionar estos juegos de poder, la hipótesis principal de Robeco es la de un estancamiento económico, con una leve recesión en 2024 y la estabilización de la inflación en torno al 2,5% de media hacia 2029. Un escenario alcista, a juicio de la firma, supondría la adopción temprana y generalizada de la inteligencia artificial (IA), lo que conllevaría un gran progreso tecnológico que provocaría alteraciones desinflacionistas de la oferta en la economía mundial. Según el escenario bajista, la desconfianza entre las superpotencias provocaría un bajo crecimiento y estanflación.
Laurens Swinkels, responsable de estrategia Cuantitativa de Soluciones Multiactivo Sostenibles de Robeco expresó que aunque la convergencia de poderosas fuerzas incrementa la probabilidad de que se produzcan resultados extremos, «también abre la puerta a estrategias de inversión diversificadas que pueden prosperar en diversos escenarios. Estamos pasando poco a poco de una época con tipos de interés bajos y primas de riesgo de renta variable elevadas a otra con tipos de interés más altos y primas de riesgo más bajas, ya que la renta variable estadounidense sigue estando cara. Por otra parte, los bonos corporativos tienen un valor razonable y, según nuestro escenario principal, las pérdidas por impago son moderadas, lo que conlleva una rentabilidad ajustada al riesgo muy similar a la media histórica».
En el escenario alcista, en el que se da alas a la IA, las empresas tecnológicas aparentemente caras siguen obteniendo buenos resultados, y la productividad se incrementa en otros sectores, lo que se traduce en unas previsiones de rentabilidad del 11% para los accionistas. En el escenario bajista, en el que se reduce el riesgo, los bancos centrales deben combatir la inflación que los Gobiernos fomentan, lo que deriva en un menor crecimiento real y, por tanto, en una rentabilidad inferior de los activos de riesgo, de un 2,5% anual en el caso de la renta variable.