El tema de la guerra de divisas está de moda. Una guerra de divisas ocurre cuando dos o mas países devalúan sus respectivas divisas, vía fiscal o política monetaria, para mejorar o prevenir un deterioro en la competitividad de las exportaciones.
“Incrementar las exportaciones y disminuir las importaciones conduce a una mayor producción”, asegura Léon Cornelissen, Economista Jefe de Robeco.
Pero devaluar la moneda tiene inconvenientes. Por un lado, una divisa débil puede generar inflación, sobre todo cuando no existen sustitutos domésticos para las importaciones. Además, otros países pueden implementar similares medidas, lo que hace que la suma del juego sea cero.
Según el experto, no parece haber final a la vista. “Al final, muchos gobiernos y/o bancos centrales todavía intentan depreciar su moneda y ven esto como una solución rápida para sus problemas económicos”. Pero esto es un gran error, “buscar una moneda más débil es más fácil que implementar reformas estructurales”, afirma, “pero una guerra divisas no traerá prosperidad”.
“Los mercados emergentes ofrecen protección contra la guerra de divisas”
Pero, ¿cómo puede protegerse el inversor? Cornelissen sugiere que invertir en mercados emergentes, sin cobertura de divisa, puede ser una opción, aunque alerta de que esto no está exento de riesgos.
«Cuando comienza la ronda de devaluaciones competitivas, las opciones de los bancos centrales de los mercados emergentes para frenar la apreciación de sus monedas son limitadas», dice. «Esto se debe a que no pueden bajar sus tipos de interés fácilmente”.
«El problema en los mercados emergentes es que la reducción de las tasas de interés puede conllevar un boom en el crédito, y el posterior aumento del consumo interno genera un aumento de la inflación», explica.
Otra razón por la cual las monedas emergentes ofrecen a los inversores la mejor protección es que una guerra de divisas prolongada conduce a una mayor demanda de monedas de reserva alternativos fuera de los mercados desarrollados.
Aunque los mercados emergentes ofrecen protección durante una guerra de divisas, Cornelissen alerta que «una guerra de divisas puede dar lugar a la imposición de controles de capital. Esto puede complicar las cosas para los inversores».
Léon Cornelissen es el Economista Jefe de Robeco desde el 2009. Es responsable de la visión global de la economía y de los mercados financieros.
Leon empezó su carrera en la industria de inversión en 1990 como miembro del equipo de Tesorería de Robeco. En 1994 dejó la firma para unirse a IRIS (Institute for Research and Investment Services), antiguo joint venture de análisis de Robeco y Rabobank, dónde comenzó a trabajar como analista de renta fija. También se unió algrupo de dirección que estaba preparando Robeco para la transición al euro.
Cuenta con un Master en Finanzas por la Erasmus University de Rotterdam.