Robeco ha lanzado recientemente el fondo RobecoSAM Net Zero 2050 Climate Equities Fund, con el que quiere ofrecer a sus clientes acceso a compañías que procuran de manera activa alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de carbono marcado por la ONU para 2050. En Funds Society hablamos con Lucian Peppelenbos, estratega de la firma especializado en biodiversidad y cambio climático, sobre los objetivos que persigue la estrategia y cómo se diferencia de otras propuestas.
Antes de nada, Peppelenbos aclara que el fondo “invierte realmente en compañías que contribuyen a la transición a las cero emisiones netas, mientras que muchos fondos que se autodenominan como estrategias climáticas invierten en compañías con huella de carbono baja, como tecnológicas o farmacéuticas”.
El RobecoSAM Net Zero 2050 Climate Equities Fund busca que las compañías que entren en su cartera presenten una trayectoria media de descarbonización del 7% al año. El experto de Robeco explica que esta cifra viene definida por la adhesión de Robeco al índice EU Climate Transition, del que también se deriva el universo de inversión del fondo, “que después limitamos al analizar la elegibilidad de las compañías de acuerdo con la Taxonomía de la UE y las puntuaciones ODS del modelo propietario de Robeco”.
El nuevo producto de Robeco busca, ante todo, crear un impacto real, tangible y duradero a través de sus inversiones. Peppelenbos detalla las dos maneras en que lo consigue: “Creamos impacto al invertir en compañías que contribuyen directamente a la transición a las cero emisiones, pero también al comprometernos con compañías que hoy tienen una huella alta de carbono para acelerar su transición, actuando como accionistas activos”. Así, el experto pone como ejemplo la búsqueda de oportunidades entre fabricantes de equipamiento para minería, compañías cuyos activos están basados en la naturaleza o proveedores de capital de transición, como empresas que a su vez pueden ayudar a otras compañías a emprender su propia transición hacia las cero emisiones: “Este tipo de compañías ayudan a otras a efectuar la transición al proporcionar tecnologías innovadoras que bien son o bien soluciones bajas en carbono o soluciones climáticas”, explica el experto.
La manera de identificar a las compañías que se encuentran en el camino correcto en el momento correcto se consigue a través de un análisis que utiliza el equipo gestor para determinar el ritmo de descarbonización por sectores. Lo aplican a todos los sectores que hacen un uso intensivo del carbono (acero, cemento, autos, energía, servicios públicos, carne para consumo…), en el que el equipo determina cómo deberían descarbonizarse los sectores con el paso del tiempo y después comparan la intensidad del uso de carbono que hacen las compañías actualmente y sus objetivos de reducción en relación con su índice sectorial. El proceso se completa con el análisis del uso que hacen las compañías potencialmente elegibles de su capex y su exposición a los precios del carbono.
Con esta estrategia, el fondo busca satisfacer la demanda creciente de estrategias de impacto por parte de los inversores. Así lo ha reflejado, por ejemplo, la Encuesta global sobre el clima 2022 de Robeco: un 73% manifestó que la titularidad activa, que incluye el diálogo activo con las empresas (engagement) y el voto, ha pasado de ser un factor central o significativo para sus políticas de inversión, frente al 54% de hace dos años. Según la encuesta, los temas de engagement medioambiental más cruciales en los que centrarse en los dos o tres próximos años son las emisiones de carbono cero netas, reducir los residuos globales, detener la desforestación y proteger la biodiversidad.
Parámetros pioneros
El equipo de inversión también planea introducir un parámetro que defina la beta climática del fondo. Aunque el experto aclara que su implementación todavía está en fase de prueba, sí aporta explicaciones sobre este nuevo concepto. Robeco lo ha desarrollado en los últimos años: tomando como referencia para su análisis una cartera larga-corta –de acciones contaminantes-menos-limpias (PMC), que se orienta al diferencial de rentabilidad entre las empresas contaminantes y las limpias, de modo que registra rentabilidades comparativamente deficientes en los meses en que aumenta la preocupación climática, y viceversa, la beta climática refleja la sensibilidad de cada acción individual a la cartera PMC. “Más concretamente, las entidades con una beta climática elevada tienden a registrar una buena evolución cuando la cartera PMC presenta una rentabilidad positiva, y suele suceder lo contrario en el caso de las empresas con una beta climática baja”, indica el experto, que añade: “Nuestra previsión es que las acciones con una beta climática elevada se vean negativamente afectadas por el endurecimiento de las políticas climáticas, la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono y las innovaciones en tecnología verde, y que se beneficien de la transición hacia las cero emisiones netas”.
Robeco ha sido una firma pionera en identificar la transición hacia las emisiones cero netas como una de las grandes tendencias que van a dar forma a los mercados en los próximos años. Peppelenbos va más allá, al hablar de la existencia de una prima por riesgo climático inherente a las compañías que cotizan en bolsa. El experto destaca que los mercados e inversores “cada vez son más conscientes” de la existencia de esta prima, y destaca al respecto el paso dado desde el lado regulatorio “desde que los supervisores financieros han empezado a requerir la aplicación de test de estrés climáticos obligatorios en muchas jurisdicciones de todo el mundo”.