Las altas valoraciones que han alcanzado los grandes valores del sector tecnológico, el grupo de los FANGs (Facebook, Amazon, Netflix y Google), han provocado que los gestores de fondos tecnológicos se refugien en el nicho de valor que constituyen los fabricantes de semiconductores. Estos microchips son la quintaesencia del sector tecnológico, demandados tanto por los fabricantes de PCs como de tablets o smartphones, entre otros muchos. No son grandes buscadores, ni plataformas de vídeo, ni una red social, pero es seguro que son imprescindibles y las compañías que los diseñan y fabrican constituyen todavía un nicho importante de valor para los gestores.
En opinión de Richard McCloskey, gestor del fondo Columbia Seligman Global Technology, el enfoque debe estar en el crecimiento de estas compañías y no tanto en sus valoraciones. Durante una entrevista con Funds Society y Futuro a Fondo, MaCloskey explica que el estilo growth (crecimiento) ha superado significativamente al estilo value (valor) en los últimos años y, por lo tanto, su enfoque se basa en el crecimiento, pero buscando un equilibrio con la valoración. «Las altas valoraciones del sector tecnológico no son realistas porque solo miran a Amazon y el resto de grandes nombres. En nuestra cartera el peso de Amazon es muy reducido», explica.
Otro de los aspectos que preocupa sobre el sector tecnológico es el momento del ciclo en el que nos encontramos, próximo a una ralentización o recesión económica. En su opinión, estos temores con exagerados ya que «tradicionalmente estas compañías lo han hecho bien en los procesos de subidas de tipos y, en EE.UU. la reforma fiscal ha sido una gran oportunidad para este sector, cuyo potencial a largo plazo es enorme», sostiene.
Un potencial que se apoya, por un lado, en la demanda y, por otro, en los movimientos corporativos. Respecto a la demanda, McCloskey dice que «el mercado está demandando más semiconductores, más complejos y especializados» y, en su opinión, la Ley de Moore, que establece que la velocidad del procesador o el poder de procesamiento total de los ordenadores se duplica cada doce meses, se está desacelerando y constituye un viento de cola inevitable y natural. «Este sector está basado en la fabricación de PCs y hay nuevas fuentes de demanda como smartphones, servidores. Además, megatendencias como la inteligencia artificial son positivas para las compañías de semiconductores».
Respecto a los movimiento corporativos, destaca que «cuando vemos los fundamentales de las compañías, vemos más consolidación en el sector». Y en este sentido, la historia de los últimos años es reveladora. «En 1999 había más de 20 compañías de semiconductores y hoy hablamos de tres grandes nombres», señala. Es el caso de compañías como LAM Research o Micron que forman parte de la cartera del fondo gestionado por McCloskey.
¿La guerra comercial beneficia o perjudica a estas compañías?
La guerra comercial tiene un impacto claro sobre las compañías de semiconductores, que además registran un nivel alto de fusiones y adquisiciones y están baratas. Las expectativas de operaciones en EE.UU. han caído, pero según MaCloskey «tenemos algunos nombres en cartera».
El otro asunto que les afecta es la intención de China de crear su propia industria nacional de chips para reducir su dependencia de los chips estadounidenses. Esto, según MaCloskey, «no va a suceder de hoy para mañana aunque las autoridades chinas demuestran gran interés en ello», concluye.
Su enfoque a largo plazo y contrarian por naturaleza, les lleva a estar más enfocados ahora mismo en EE.UU. que en Asia y en ello influye el menor crecimiento previsto para China.