El marco fundamental sigue siendo propicio para los mercados de acciones. Desde el verano, los datos macroeconómicos han tendido a ser mejores de lo esperado y las ‘sorpresas’ en mercados desarrollados han ido aproximando los datos de éstos a los de mercados emergentes, que todavía son buenos a pesar de la estabilización de la economía china.
Al mismo tiempo, explican en su análisis semanal los expertos de NN Investment Partners, la inflación general sigue siendo moderada e inferior a los objetivos de la Fed, del BCE y del Banco de Japón, y sin embargo, se observan algunas señales tempranas de posible reflación, sobre todo en los sólidos componentes de precios de los insumos en los ISM manufacturero y de servicios de EE.UU. de septiembre.
Las expectativas de normalización de la política monetaria se han adelantado ligeramente, en concreto en el caso de la Fed. Aun así, por lo general se prevé que la trayectoria de normalización será gradual, tanto para la Fed como para el BCE.
Para la temporada de resultados empresariales del tercer trimestre en EE.UU., el beneficio medio esperado se redujo en las últimas semanas del 5,2% al 3,6%.
“No parece una cifra excesiva, dada la fortaleza de la economía en ese trimestre y los efectos positivos sobre los resultados de las empresas estadounidenses de una depreciación del dólar. Los buenos resultados empresariales podrían prestar un soporte adicional al mercado. Las perspectivas para 2018 también son halagüeñas, sobre todo para EE.UU., cuyo crecimiento previsto de los resultados vuelve a ser del 11%, y mercados emergentes, para los que la previsión es del 12%. Para la zona euro las perspectivas son más moderadas, pero incluso aquí la previsión del consenso es de un crecimiento anual de los beneficios del 8,5%, en torno a su promedio de largo plazo”, explica la gestora en su informe.
Por todo esto, NN IP mantiene su sesgo cíclico en la asignación sectorial y explica que esta estrategia se apoya en tres elementos: unos sólidos datos macroeconómicos mejores de lo esperado, mayores rendimientos de los bonos como consecuencia de una política monetaria gradualmente más restrictiva, y cotizaciones de materias primas y productos básicos entre estables y al alza.
“Este entorno también beneficiaría al sector financiero, nuestro preferido, dados su bajo nivel de valoración y su correlación positiva con los rendimientos de los bonos. También tenemos una sobreponderación media en el sector tecnológico, cuya evolución debería ser satisfactoria en un entorno de bajo crecimiento nominal. En el sector energético tenemos una pequeña sobreponderación. En cambio, se mantiene un posicionamiento de infraponderación en los sectores defensivos y en aquellos cuyo hipotético atractivo residiría en la rentabilidad por dividendo”, concluyen.