El primer semestre de 2023 ha sido positivo para los mercados de renta variable global. Ahora, está por ver si este buen ambiente va a persistir en lo que queda de año. A tenor de las opiniones de los estrategas de las gestoras, todo apunta a que la cautela dominará en los mercados y, por lo tanto, en las estrategias de inversión.
En Evli explican que el optimismo imperante en el mercado a finales del año pasado respondió a las expectativas que apuntaban a que la economía iba a poder evitar la entrada en recesión, lo que impulsó las bolsas tanto en Europa como en EEUU, “pese a la crisis de algunos bancos regionales norteamericanos”.
Pero ahora no hay tantos motivos para la alegría. En la firma recuerdan que el hecho de que el principal impulsor del rally bursátil en EEUU ha sido la subida de grandes compañías tecnológicas, gracias a su apuesta por la Inteligencia Artificial, “ha estrechado los catalizadores del alza, y ha provocado una sobrevaloración en el mercado”.
Mientras, en BNY Mellon resumen que las bolsas van a acusar una desaceleración del crecimiento económico y una mayor presión de la política monetaria de los bancos centrales. Es más, en la firma recuerdan que “la renta variable toca suelo durante las recesiones”. Una opinión similar muestra Robert Almeida, gestor de carteras y estratega de inversión mundial de MFS Investment Management, que afirma que en las recesiones, la renta variable suele esperar hasta que el riesgo de recesión resulta inminente antes de descontar la debilidad. “El mercado de renta variable suele adentrarse en un profundo letargo a finales del ciclo y despertar mucho más tarde que otros mercados, aunque de forma abrupta”.
Las bolsas afrontan unos meses en cierta medida desfavorables, en los que la campaña de resultados empresariales del segundo trimestre del año y las previsiones que realicen las compañías serán determinantes. Desde Eurizon recuerdan que las valoraciones absolutas (ratio precio/beneficios) y relativas (prima de riesgo frente al bono soberano de referencia) “son coherentes con unos rendimientos a medio plazo en línea con la media histórica”. Sin embargo, la posible prolongación de la fase de restricción monetaria o, por el contrario, una fuerte ralentización del crecimiento económico, “podría reavivar la volatilidad, atenuada últimamente, ya que se espera que prevalezca el escenario de aterrizaje suave”.
Estrategia
En Evli son conscientes de que, en este escenario, hay que adoptar una postura defensiva en renta variable, bajando la exposición al riesgo de la cartera y aumentando el porcentaje en activos con menor riesgo. “Para acceder a rendimientos atractivos y consistentes, es necesaria una estrategia basada en invertir sin ninguna restricción geográfica, sectorial, o por tamaño, en compañías baratas que generan flujos de caja libre positivos y tienen un apalancamiento moderado, con fuerte cobertura de la deuda». Para no perder oportunidades de ningún tipo, la es imprescindible no tener “ninguna restricción geográfica, sectorial o por tamaño de la compañía”, según apuntan desde la firma.
Kevin Thozet, miembro del Comité de Inversiones de Carmignac, se posiciona a favor de los sectores más defensivos “en un contexto de desaceleración moderada de la economía”, como salud y consumo no cíclico. En Eurizon, tienen un posicionamiento neutral para la renta variable de cara a la segunda mitad del año. Eso sí, hay preferencia por los mercados estadounidense y japonés, al tiempo que Europa pierde peso en su cartera, así como los mercados emergentes.
Los estrategas de Fidelity también reconocen que “cada vez somos más cautos”, por lo que apuestan por “un sesgo de calidad y defensivo a medida que aumentan los riesgos”. La firma espera que 2023 sea un año de contracción de los beneficios, con presiones especialmente fuertes en EE.UU. y Europa, “donde las empresas tendrán que seguir lidiando con la inflación y el endurecimiento monetario. Los sectores defensivos, como el consumo básico y la atención sanitaria, están mejor situados”.
Por su parte, Fabiana Fedeli, CIO de renta variable, multi-activos y sostenibilidad de M&G, a pesar de que el consenso de mercado se muestra “cada vez más pesimistas en torno a las acciones, ante la perspectiva de una recesión inminente”, desde su punto de vista, “preferimos adoptar una opinión más equilibrada, reconociendo que aun con una probabilidad elevada de una tendencia a la baja en los datos macroeconómicos, el grado de deterioro frente a las expectativas actuales será el verdadero determinante de la evolución de las bolsas”.
La experta sostiene que a primera vista, “los mercados de renta variable global parecen cotizar en niveles razonables de cara a los riesgos a los que se enfrentan si asumimos una recesión moderada, pero no un descenso más pronunciado de la demanda, pero si profundizamos en los datos, hay diferencias notables no solo entre mercados regionales, sino también entre acciones de un mismo mercado”. Por lo tanto, ve conveniente “hilar fino”, es decir, optar por la selección de valores como “principal motor de alfa” a través de la diversificación.
En el universo desarrollado, Japón sigue siendo uno de sus mercados favoritos. “Hemos encontrado varias empresas que están mejorando su apalancamiento operativo, y con ello su crecimiento del beneficio, además de elevar la rentabilidad para sus accionistas mediante subidas de dividendo y operaciones de autocartera, incluso sin el respaldo del entorno macroeconómico. Pero un aspecto menos reconocido, junto a esta cultura de autoayuda y reforma corporativa, es la perspectiva de que el crecimiento de los salarios impulsará el consumo, aportando otro motor potencial de crecimiento de cara a los próximos años.
En BNY Mellon, que perciben una mayor probabilidad de recesión en el corto plazo, infraponderan la renta variable de manera táctica, pero sobreponderan este activo desde el punto de vista estratégico. “Las recesiones son dolorosas, pero hacen aflorar excelentes oportunidades en renta variable”, aseguran desde la firma. En renta variable estadounidense, los estrategas de BNY Mellon consideran que las valoraciones no son lo suficientemente baratas como para compensar la probabilidad de recesión, por lo que considera «limitado» el potencial alcista a corto plazo, incluso en un auténtico escenario de aterrizaje suave- y un riesgo sesgado a la baja». Por lo tanto, la firma mantiene la cautela sobre las perspectivas a corto plazo de la renta variable estadounidense. En renta variable emergente, la firma está tácticamente neutral.
Helen Jewell, Deputy CIO de BlackRock Fundamental Equities, EMEA espera para la renta variable europea «rentabilidades más planas a medida que el impacto de unos tipos de interés más altos se filtre a las economías», al tiempo que considera que este entorno económico incierto «exige centrarse aún más en los fundamentales de las empresas y brinda oportunidades a los gestores activos para generar rentabilidades atractivas, incluso si el mercado en general permanece plano».
Así, Jewell opta por los valores defensivos, que «pueden proporcionar beneficios constantes durante las turbulencias económicas, como quedó demostrado en recesiones pasadas». en este punto menciona al sector del lujo, puesto que «las empresas que venden productos artesanales de primera calidad a consumidores de rentas altas que creen que esos productos mantendrán su valor, pueden mantener márgenes de beneficio saludables y cualquier retroceso de las valoraciones por temores al crecimiento económico puede presentar una atractiva oportunidad de compra». Entre las empresas industriales cíclicas, la experta busca valores «con posiciones dominantes en el mercado que estén preparados para una recesión y que, en nuestra opinión, coticen con fuerza ante noticias económicas positivas».