Para los inversores, el retorno del capital se impondrá al retorno sobre el capital a medida que la política monetaria mundial siga avanzando hacia la normalización. Peter Khan, gestor de la estrategia FF Global Short Duration Income Fund de Fidelity International, expresa a continuación, en esta entrevista, sus perspectivas sobre la renta fija global a corto plazo.
¿Cuáles son tus perspectivas de inversión para 2019?
A pesar de las señales de agotamiento, la dinámica de crecimiento de EE.UU. se mantiene por encima de su potencial; así, la pujanza del empleo obliga a la Reserva Federal de EE.UU. a seguir adelante con las subidas de tipos el próximo año.
Siempre que se resuelva el tira y afloja de los presupuestos italianos y no se produzca una marea populista en las elecciones al Parlamento Europeo de 2019, el Banco Central Europeo (BCE) debería empezar a seguir el ejemplo estadounidense y dar los primeros pasos en su camino de regreso a la política monetaria convencional.
En Asia, las autoridades chinas deberían seguir haciendo equilibrios para reducir las formas indeseables de endeudamiento y, al mismo tiempo, las presiones de liquidez que sufre el sistema financiero.
Las implicaciones de estas medidas podrían tener un resultado agridulce para los inversores en renta fija. Por un lado, cualquier perturbación que experimenten los ciclos de crecimiento y crédito de los mercados emergentes podría brindar oportunidades desde el punto de vista de la asignación de activos, pero las rentabilidades deberían seguir estando correlacionadas con la fortaleza del dólar estadounidense y los flujos de capitales resultantes.
Si estas políticas se ponen en práctica sin incidencias se alejaría el riesgo de recesión y cabría esperar una menor cantidad de impagos durante el próximo año. En este supuesto, y dado que los diferenciales de deuda corporativa ofrecen un colchón mayor que en el pasado, una cartera diversificada de títulos de deuda corporativa podría proteger a los inversores frente a las dificultades derivadas de la subida de los tipos sin riesgo en 2019.
¿Qué crees que podría sorprender más a los inversores el próximo año?
Tras las elecciones italianas los inversores se han vuelto a topar recientemente con el concepto de riesgo sistémico europeo, pero al menos por ahora el contagio ha sido reducido. Sin embargo, la hipótesis implícita en el mercado es que cualquier polarización de las posturas en este sentido podría provocar mayores ampliaciones de los diferenciales y otro movimiento al alza de la volatilidad.
Paralelamente, la escalada verbal en la guerra comercial y sus repercusiones para las economías europeas parecen haber reforzado la percepción de que un nivel potencial de producción “tibio” es lo mejor que el continente puede esperar.
Aunque a largo plazo eso sigue siendo lo más probable (en ausencia de reformas estructurales significativas), pocos inversores contemplan la doble posibilidad de que el culebrón de los presupuestos italianos se resuelva satisfactoriamente y las tensiones comerciales internacionales se relajen.
Sin embargo, si esos caminos se despejan, el BCE podría aventurarse a subir los tipos de interés más rápido de lo que los mercados prevén actualmente. Entonces, podrían producirse cambios rápidos en los diferenciales de las políticas monetarias y se desencadenarían ajustes significativos en las monedas, los tipos y los múltiplos de valoración. En nuestra opinión, se trata de un riesgo claramente improbable, aunque también es un escenario que resulta bastante fácil de obviar ya que muchos inversores comienzan a obsesionarse con la posibilidad de que el crecimiento mundial se desinfle.
¿Cómo pretendes aprovechar las mejores oportunidades?
A corto plazo seguimos siendo cautos en títulos sensibles a la duración, ya que en nuestra opinión el rumbo que parece ofrecer menos resistencia para los tipos de interés mundiales sigue siendo hacia arriba.
Mantenemos una visión más positiva sobre los activos con diferenciales más amplios, los cuales, a pesar de que el entorno es cada vez más frágil, siguen estando bien colocados para ofrecer potencialmente unas rentabilidades superiores positivas el próximo año. Las empresas que tengan suficientes recursos para evitar salir al mercado durante los próximos 12-18 meses también deberían cotizar con una prima cada vez mayor.
Se producirán picos de volatilidad cada vez más periódicos y eso también debería seguir brindando oportunidades tácticas a corto plazo para aprovechar compresiones de los diferenciales, lo que, y he ahí un aspecto más importante, debería crear unas condiciones favorables para mejorar aún más la calidad crediticia de la cartera en 2019.
Las lecciones aprendidas durante los ciclos crediticios anteriores en relación con el acceso a la liquidez y la gestión de las pérdidas de valor para preservar el capital nos han llevado a actuar antes de que se produzca el punto de inflexión en el ciclo, en lugar de mantener exposiciones de menor convicción y más apalancadas a lo largo del próximo suelo del mercado.
Y dado que el dilema de los rendimientos al que se enfrentan los inversores sigue estando muy vigente en los mercados desarrollados, de cara a 2019 el objetivo de nuestra estrategia sin restricciones orientada a las rentas es aprovechar “rendimientos de calidad” de forma eficiente desde el punto de vista del riesgo, en lugar de buscar simplemente “rendimientos a toda costa”.