La renta fija se convirtió el año pasado en un activo con poco atractivo para los inversores y todo un reto para los gestores. En cambio, durante 2019 parece que las tornas han cambiado y, pese a la política de tipos bajos, los gestores han logrado mejorar sus estrategias y ofrecer cierta rentabilidad.
En opinión de Francisco Rodríguez D’Achille, responsable de desarrollo de negocio institucional de Amiral Gestion, justamente este es el mayor riesgo al que se enfrentan los activos de renta fija: los cambios en los tipos de interés. “Pese a los nuevos mensajes de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y del Banco Central Europeo (BCE), creemos que en algún momento esa normalización monetaria llegará, bien a largo o medio plazo”, afirma Rodríguez.
Con este contexto, el responsable de Amiral Gestion considera que la forma de aproximarse a la renta fija pasa por estar expuesto a duraciones bajas –por debajo de los dos años– y sobre todo evitar exposición a monedas internacionales cuando los equipos de gestión no puedan aprovecharse del expertise local. Según explica, en sus estrategias buscan “bonos en nichos de mercado”, sobre todo en el segmento de deuda corporativa, y ser muy selectivos.
“Por ejemplo, analizamos y nos fijamos en empresas de primera emisión, es decir que nunca han emitido y que salen al mercado por primera vez sin calificación”, apunta. Suena arriesgado, pero considera que el paradigma del mercado que argumenta que las empresas sin rating tienen más riesgos no es totalmente cierto: “Desde Amiral Gestion desarrollamos nuestro propio rating, y por lo tanto tenemos un histórico muy bueno invirtiendo en renta fija corporativa. En un momento como este, que puede haber episodios de iliquidez, es muy importante ser selectivos y globales, intentar que ese universo de inversión sea muy alto”.
Según su experiencia, la renta fija sigue teniendo un papel fundamental en la cartera de los inversores y en especial para aquellos que son más conservadores, como los españoles. En su opinión, sigue siendo importante para este perfil no sólo por el tipo de activo, sino también porque tiene un horizonte inverso más a largo plazo. “Para nosotros, es importante que la selección de bonos se haga con un criterio muy claro: evitar la exposición a los movimientos de los tipos de interés. Con lo cual, apostamos por duraciones bajas y mucha selección”.
La firma concreta este enfoque en su fondo Sextant Bond Picking. Se trata de una estrategia que invierte fundamentalmente en bonos internacionales pudiendo intervenir en todas las categorías de calificación crediticia o en subsegmentos del mercado de bonos, sin el objetivo de reproducir ningún índice. De forma secundaria, el fondo puede invertir en renta variable, concretamente en acciones en el marco de una estrategia de arbitraje de operaciones de mercado.
“Pese a tener un track record inferior a tres años, el fondo ha logrado una rentabilidad del 1,20% anualizada desde marzo de 2017. Lo importante es que el fondo ha logrado estos resultados con duraciones bajas, menos de 1,8 años en la parte invertida, y sobre todo siendo un fondo global que invierte tanto en mercados emergentes como en mercados desarrollados”, concluye.