La escalada inflacionaria ha puesto fin al experimento económico que los bancos centrales iniciaron hace diez años. Esta vuelta a la realidad, sumada al mayor peso de los acontecimientos geopolíticos y su impacto en los mercados, en especial la guerra en Ucrania, ha generado un nuevo marco de inversión. Para dar respuesta a los clientes, las firmas de asesoramiento y banca privada españolas defienden que 2023 será un año caracterizado por la vuelta de la renta fija, los alternativos y la gestión activa. De cara a su propio negocio, lo tienen claro: el asesoramiento será el servicio destinado a brillar.
Hace un año, las firmas de asesoramiento y de banca privada miraban con optimismo la vuelta a la normalidad y la mejora de la situación sanitaria tras la crisis del COVID-19. Los inversores estaban ávidos de ideas para participar en la recuperación de las economías, capturar oportunidades en un mercado con altas valoraciones, pero también con gran liquidez, y miraban de tú a tú a la renta variable y a los alternativos. Sin embargo, el escenario a finales de 2022 es radicalmente opuesto y eso se nota en los ánimos. “El sentimiento inversor es de cierto pesimismo y bastante cautela, tanto en los gestores de fondos como en los clientes minoristas. Existen dudas razonables acerca del nivel que van a alcanzar los tipos de interés o hasta qué punto las bolsas ya descuentan que el crecimiento económico se va a frenar más en los próximos trimestres”, explican desde Banca Patrimonial de Bankinter.
Según Carlos Farrás Fernández, socio director y CIO de DPM Finanzas EAF, el inversor ha visto truncadas sus expectativas por el conflicto de Ucrania y una inflación desatada que ha obligado a los bancos centrales a endurecer de forma coordinada y drástica las condiciones financieras. “El impacto en las carteras ha sido radical, con fuertes caídas en la renta variable, superiores al 20%, y también en la renta fija, por encima del 15%, un activo incapaz de actuar como amortiguador. Además, el impacto ha sido superior en el inversor conservador, que no está acostumbrado a esta volatilidad ni a estas correcciones”, recuerda.
En opinión de Javier Gazulla, director de Estrategias de Inversión de DiverInvest, el inversor acaba el año con sentimientos encontrados: “Por un lado, todos los activos han sufrido pérdidas importantes, algunos incluso se han salido de los registros históricos, y esas pérdidas pesan en el ánimo. Pensamos que todavía quedan meses convulsos, pero con la tormenta surgirán oportunidades, y los activos buenos volverán a tener precios razonables”. Juan Luis García Alejo, director general de Andbank Wealth Management, cree que el inversor ha trasladado su preocupación por una situación geopolíticamente insólita, y que tiene efectos notables sobre las inversiones, a sus decisiones de inversión. “También está demostrando paciencia. Todos esperan que identifiquemos ese momento en el que las expectativas más negativas puedan estar reflejadas en los precios de los activos y volver a un modo de mayor apetito por el riesgo. Y diría que también está mostrando interés: el actual contexto brinda la oportunidad de seguir haciendo cosas”, matiza
Puede leer el artículo completo a través de este enlace.