La evolución de la inflación será un elemento clave para las inversiones de cara a este año. Muestra de ello es que ayer todos los ojos estaban puestos en la publicación del dato de inflación de Estados Unidos, que fue el más alto desde 1982: un 7% en el agregado general y un 5,5% en el dato de inflación subyacente.
Aunque estuvo en línea con lo esperado por el consenso, lo cual quedó patente en la tranquilidad con la que el mercado dirigió el dato, los analistas consideran que el dato eleva la presión sobre la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) de cara a hacer una primera subida de tipos durante el primer trimestre del año.
“El informe de inflación proporciona una nueva validación del reciente giro hawkish de la Fed. Como reiteró ayer el presidente Powell en su audiencia de confirmación, la inflación se considera ahora la principal amenaza para las perspectivas económicas y la Fed está dispuesta a endurecer su política monetaria antes o más rápido si es necesario. Dado que la inflación sigue siendo alta y el mercado laboral parece ajustado, la Reserva Federal podría utilizar la opción que ofrece el final anticipado de su programa de flexibilización cuantitativa (QE) y subir los tipos de interés ya en marzo. Además, es probable que la Fed recurra al ajuste cuantitativo en el segundo semestre de este año, mucho antes en comparación con el ciclo anterior”, señala Silvia Dall’Angelo, economista senior de la gestora estadounidense Federated Hermes.
Para Christian Scherrmann, economista para Estados Unidos de DWS, este último dato refuerza la narrativa de los halcones de la Fed. “La persistencia de las altas tasas de inflación, junto con los recientes y sólidos datos del mercado laboral, refuerzan la narrativa de los halcones de la Fed. De cara al futuro, parece que Ómicron dictará el destino de la economía en enero y, quizá, en febrero. Pero las indicaciones actuales sobre cómo se desarrolla la nueva variante sugieren que la Fed seguirá en camino de reducir su política monetaria acomodaticia, muy probablemente ya en marzo de este año, subiendo los tipos por primera vez desde diciembre de 2018. Hay que tener en cuenta que, si bien Ómicron tiene el potencial de ralentizar el progreso en la consecución del máximo empleo, también tiene el potencial de empujar la inflación y, por tanto, las expectativas de inflación al alza. Posiblemente, este hecho suponga incluso más subidas de tipos en el camino; por encima de las tres o cuatro que actualmente anticipan los participantes del mercado», argumenta.
Para Vincent Chaigneau, responsable de análisis de Generali Investments, la política de la Fed es «excepcionalmente blanda». Según indica el analista, esta situación no es sostenible: «La Fed tendrá que normalizar su política más pronto que tarde. Es probable que la inflación se modere a partir de ahora: diciembre fue quizá el punto álgido de la inflación CPÏ estadounidense. La cuestión no es si se moderará, sino en qué medida. El mercado puede seguir revalorizando al alza el tipo de interés final de los fondos de la Reserva Federal, actualmente situado en el 1,75%».
Según Monex Europe, el dólar sí se podrá ver afectado si la Fed se muestra reticente a adoptar una postura más restrictiva en sus políticas. En su último informe explica que la presión de venta afectó al dólar tras la comparecencia de Jerome Powell, presidente de la Fed, ante el Comité Bancario del Senado y continuó hasta antes de la publicación de los datos del IPC de diciembre en EE.UU.. “El cambio se produce después de Powell señalara en la audiencia del Senado que EE. UU. se enfrenta a una amenaza de inflación severa, al tiempo que subrayó que la Reserva Federal puede reducir la inflación sin dañar la economía. Lo más importante para los mercados fue que Powell se abstuvo de abogar por una política monetaria restrictiva este año, a pesar de las preocupaciones de los senadores sobre el clima inflacionario. Powell declaró que la inflación alcanzaría su punto máximo a mediados de 2022, lo que sugiere que lo peor está aún por llegar y, a pesar de esta expectativa, la Fed aún no ha señalado que vaya a subir los tipos en marzo”, apunta el último informe de Monex Europe.
A la espera de lo que haga la Fed, el mercado digiere sin grandes sobresaltos la situación. “El dato de inflación no descarriló a los bonos soberanos. Tras las ventas de inicio de año parece que de momento los mercados se dan por satisfechos con los movimientos en la parte larga de la curva, el bono estadounidense a 10 años se mantuvo en los niveles de 1,75%, mientras que en Europa, el bund reaccionó con compras volviéndose a alejar de los tipos positivos”, señalan los analistas de Banca March en su informe diario de mercados.
Por su parte, Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, añade: “Los mercados estarán aliviados. La inflación es incómodamente alta, pero es probable que esté cerca de sus niveles máximos y que se reduzca gradualmente a medida que las cadenas de suministro se ajusten y el crecimiento económico se ralentice. Mientras que los inversores ya han pasado a valorar casi cuatro subidas de tipos de interés en EE.UU. este año”.
Perspectiva para 2022
En opinión de Dall’Angelo, de cara al futuro, la inflación del IPC de EE.UU. podría alcanzar un máximo en los próximos dos meses antes de iniciar un descenso gradual en el segundo trimestre. “Los efectos de base, la estabilización (o incluso la moderación) de los precios de la energía y, sobre todo, la disminución de las restricciones de la oferta deberían contribuir a reducir la inflación en el segundo semestre. No obstante, las perspectivas de inflación siguen siendo muy inciertas. A corto plazo, la combinación de ómicron y de la política china de tolerancia cero tiene el potencial de intensificar y prolongar las interrupciones de la cadena de suministro mundial, lo que se traduce en presiones inflacionistas persistentes”, explica sobre sus previsiones.
Misma impresión comparte Scherrmann, quien no ve señales de enfriamiento por el momento, ya que los detalles muestran que el aumento de los precios es generalizado. “Los precios de los servicios -impulsados por los precios de la vivienda- tendieron a superar los promedios que vimos antes de la pandemia y ahora están en niveles similares a los de antes de la gran crisis financiera, en torno al 4% interanual. Los precios de los bienes de consumo duradero, una categoría muy afectada por la interrupción de las cadenas de suministro mundiales, aumentaron un 16,8% interanual; una cifra récord. Además, la inflación de los bienes no duraderos no se aceleró en diciembre, pero también se mantuvo en máximos (10,2%)”, analiza el economista de DWS.
Por último,Tiffany Wilding, economista de PIMCO para América del Norte, habla de “cierta estabilización respecto a la reciente reaceleración”, lo que es coherente con la visión de la gestora de que las cifras de inflación mensual comenzarán a moderarse el mes que viene, y con que la tasa interanual volverá a tender hacia el objetivo a lo largo de 2022. “La inusual temporada de compras navideñas y la recuperación de los viajes impulsaron un fuerte aumento de los precios, mientras que la inflación de los precios de la vivienda parece estabilizarse en un nivel elevado. Otro mes fuerte fue suficiente para que el IPC subyacente subiera al 5,5% interanual, el ritmo más rápido desde principios de los 90. El informe del IPC de hoy se produce tras la caída de la tasa de desempleo de la semana pasada y confirma nuestras expectativas de que la Reserva Federal comience a subir los tipos en marzo y reduzca su balance a finales de este año”, concluye Wilding.