Los indicadores de inflación han subido en toda Europa; así, el dato preliminar del IPC general de Alemania ha vuelto a acelerar y la inflación general de España ha salido de territorio deflacionista (casi) por primera vez desde 2014.
A la vista de los efectos de base positivos relacionados con las caídas previas de los precios de la energía, sumadas a la posibilidad de que se encarezca el petróleo durante los próximos meses, especialmente ahora que la OPEP ha consegido aprobar recortes de la producción, Anna Stupnytska, economista global de Fidelity, prevé que la inflación general seguirá acelerando a un ritmo moderado y que parte de estos efectos positivos se sentirán en la inflación subyacente.
“Aunque la inflación del conjunto de la zona euro sigue estando en niveles muy bajos, la dirección a la que apunta esta variable es ciertamente positiva y debería ser una buena noticia para Mario Draghi”, explica.
En este entorno de crecimiento estable, aunque sin brillo, e inflación al alza, Stupnytska cree que el BCE no tendrá que aplicar muchos más estímulos más allá de una pequeña prórroga de su programa actual de relajación cuantitativa, que a día de hoy está previsto que finalice en marzo de 2017.
Sin embargo, apunta, “a tenor del cargado calendario político que nos depararán los próximos meses, desde el referéndum italiano este año hasta las elecciones francesas y alemanas el próximo 2017, el BCE tendrá que estar preparado para volver a relajar las condiciones monetarias en caso de que estas citas dejen alguna secuela», dice la experta de Fidelity.