Después de un par de años complicados, los mercados emergentes, en los últimos meses, han vuelto a los radares de los gestores de fondos. Según Ward Brown, co-gestor de deuda emergente de MFS, la estrategia más apropiada para invertir en mercados emergentes combina diversificación y cautela.
Precaución que no sólo se refiere a riesgos geopolíticos persistentes sino también al aumento del precio de la deuda soberana en los mercados emergentes, lo que Brown considera «engañoso». «En este momento hay muchos activos con precios inflados, pero con el tiempo la marea dejará de subir, por lo que tienes que ser selectivo«, dice el gestor del fondo.
Explica que, a este respecto, «hay países como México o Colombia que están en posiciones diferentes a otras, como Brasil o Argentina». Así, el más importante de los tres consejos de Ward Brown es quizás el último: la precaución.
Estrategias para reducir el riesgo de la cartera
Para reducir el riesgo en la deuda de los mercados emergentes, Brown propone reducir las duraciones y, sobre todo, mejorar la calidad de las inversiones. Dos de los principales actores de la cartera de deuda emergente que co-gestiona son Hungría e Indonesia, ambos son ejemplos de países en los que los datos macroeconómicos están mejorando, las perspectivas son favorables y la situación política es tranquila.
«Son mercados de mayor calidad, y por lo tanto defensivos dentro del universo de la deuda emergente”, explica Brown. Al elegir jugadas defensivas, los gestores de deuda emergente de MFS también analizan el universo de la deuda corporativa, no sólo la deuda soberana.
Como ejemplo, Brown menciona al sector chileno de servicios públicos, donde hay buenas empresas que también se benefician de un fuerte entorno macroeconómico en el país. En este sentido, Brown señala que «al invertir en deuda corporativa, el entorno macroeconómico, que normalmente tiene una influencia decisiva en el comportamiento de los bonos corporativos, nunca puede ser ignorado».
Un ejemplo de esto es el comportamiento de la deuda corporativa brasileña durante 2015, ya que «las empresas con buenos fundamentos han sido penalizadas por la situación política del país». Los gestores de renta variable emergente de MFS optan por mantener una visión global del riesgo que les lleva a tomar un mayor riesgo en un país si lo reducen en otro.
Esto evita un aumento del riesgo general en la cartera. «De hecho, las decisiones de infraponderar un mercado son casi más importantes que las de sobreponderar otro», explica Brown. Como ejemplo de ello, menciona Filipinas donde, a pesar de una macroeconomía favorable, la incertidumbre generada por el presidente del país impide el sobrepeso en este mercado.
¿Qué podemos esperar de los mercados emergentes en 2017?
Brasil es un ejemplo de un país con mucho potencial de mejora, tanto política como económicamente. «Las valoraciones son razonables porque todavía hay muchos inversores que no creen en la recuperación del país», razona Brown. En cuanto a México, el gestor de MFS enfatiza el deterioro de los datos macroeconómicos. «Algunos pasos se están tomando en cuanto a las reformas, pero son lentos». Según Brown, una de las cuestiones clave es mejorar el balance de Pemex, una empresa que, dada su participación estatal, puede ser considerada como un «bono cuasi soberano».
En Europa, al equipo de MFS le gusta Hungría, porque en términos macroeconómicos muestra perspectivas favorables, pero hay importantes riesgos políticos en la región, como el resultado del brexit, que puede condicionar el futuro de los países de Europa Oriental. En este sentido, Brown señala que el referéndum en Italia es un acontecimiento muy importante para el futuro de Europa. «La probabilidad de que el Euro se rompa es pequeña», explica Brown, «pero el efecto sería tan grande, que hay que permanecer cauteloso».
Aparte de los riesgos políticos, el mercado también sufre de las incertidumbres reguladoras que afectan al sector financiero. «Por ejemplo, no está claro si Deutsche Bank tiene un balance lo suficientemente fuerte como para soportar una multa de 14.000 millones de dólares, pero, en cualquier caso, este evento no es tan relevante como para desencadenar otra crisis tipo Lehman. Después de un análisis empresa a empresa, episodios de volatilidad de esta naturaleza puede incluso ser una oportunidad de compra para los inversores que quieren entrar en deuda emergente «, declara Brown.
De cara a los próximos meses, Brown reitera el compromiso de MFS con esta clase de activos, pero también con la gestión activa para desarrollar todo su potencial. «Hemos invertido muchos años en la deuda emergente y creemos que estamos en un momento en que tenemos que estar a la defensiva. Muchos inversores están hablando de invertir en deuda emergente a través de ETFs porque en los últimos dos años han superado a la gestión activa, pero es en momentos defensivos cuando la gestión activa juega su papel principal”.