Los próximos cinco años, además de estar marcados por la incertidumbre política, se pueden caracterizar por un bajo crecimiento económico, mayor inflación y aumento de tipos de interés real, según Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM. En ese entorno, considera que una cartera 50% de renta variable y 50% renta fija tradicional puede proporcionar una rentabilidad real nula. En su opinión, para generar del 3% al 5%, los inversores deberán considerar rotar de acciones de EEUU a emergentes, Europa y Japón, así como industrias, ya que crecen a ritmo más rápido que la economía. También considera que los bonos ligados a la inflación pueden superar a la renta fija convencional.
Paolini espera que la rentabilidad real de las carteras tradicionales, principalmente bonos y acciones de mercados desarrollados, será históricamente mínima debido a un crecimiento económico deficiente, particularmente en países desarrollados, mayor inflación, débil aumento de productividad y alto nivel de deuda, «sin que los mercados puedan seguir confiando en la generosidad de los bancos centrales. Además los electores están cuestionando los beneficios de la globalización y las políticas pueden ser menos predecibles y ortodoxas. A ello se añade que partimos de precios de bonos y acciones a niveles históricamente caros».
En este escenario recomienda reducir el peso de acciones del mundo desarrollado e incrementar las acciones de emergentes, «y considerar un enfoque sector por sector para facilitar una rentabilidad de un solo dígito medio a alto ajustado a inflación. Dentro de la renta variable emergente favorece a países de gran economía doméstica, bajo nivel de deuda pública y población relativamente joven –como India e Indonesia-«.
La asignación por sector puede proporcionar una valiosa fuente de alfa
Otra estrategia en la que Paolini observa potencial es la asignación a industrias que crecen a ritmo más rápido que la economía, especialmente por cambio tecnológico. En concreto, cree que «las empresas de tecnología pueden ser ganadores por poder de imposición de precios y crecimiento. También pueden hacerlo bien sectores cíclicos que se benefician del bajo coste de los préstamos, como consumo discrecional y bienes raíces. Las empresas de materiales pueden beneficiarse de precios más altos de las materias primas no petroleras, dólar más débil, oferta controlada y aceleración de gastos en infraestructura en economías desarrolladas. Por otra parte las grandes petroleras pueden hacerlo peor debido a la caída de la demanda». También recomienda prestar atención a las energías renovables y la economía digital, así como al sector turismo.
Inversiones alternativas
El especialista también recomienda realizar inversiones alternativas como «hedge funds y otras inversiones cuya rentabilidad exhiben poca o ninguna correlación con acciones y bonos, como activos reales, que proporcionan cierta protección contra el previsible aumento de la inflación». En particular le agrada el mercado inmobiliario de EEUU.
De cara a renta fija, para los próximos cinco años, espera «un aumento de rentabilidad en todas las clases de renta fija y que los bonos ajustados a la inflación superen a los convencionales en EEUU y Reino Unido». Sin embargo, considera que la deuda de los emergentes en moneda local puede generar un 8% anual. El especialista anticipa una prolongada depreciación del dólar, con el euro a 1,25 por dólar para 2022.
El envejecimiento de la población puede dar lugar a mayor demanda de acciones en relación a bonos
«Las próximas tres décadas la esperanza de vida puede aumentar en siete años y la edad de jubilación en cuatro. Con la esperanza de vida en 85 años los que deseen jubilarse con 65 tendrán que generar una rentabilidad real anual promedio de 3 a 3,5% durante su vida laboral y en la jubilación. Para los que empiezan a invertir tendrán que generar 0,5% adicional real anual para mantener el nivel de ingresos en jubilación. Ello equivale a un 10% adicional en acciones en lugar de bonos» concluye Paolini.