“¿Podría ser 2016 el año en que los bonos convertibles alcancen el estrellato?”, se pregunta NN Investment Partners en su último análisis de mercado. La respuesta para los analistas de la firma es que dadas las presiones ejercidas por los tipos de interés al alza y por la normativa Solvencia II, la capacidad de los bonos convertibles para ofrecer diversificación mejorando, al mismo tiempo, la eficiencia del capital, los convertibles se han convertido en una excelente incorporación a la cartera de un inversor con criterio.
En concreto, citan dos circunstancias –los tipos de interés estadounidenses al alza y la adopción por parte de la UE de nuevas normas– como los factores que harán que esta clase de activo con 150 años de existencia brinde a los inversores la oportunidad de diversificar sus carteras y de mejorar las rentabilidades ajustadas al riesgo.
Las posiciones en bonos convertibles, dice NN IP, ofrecen:
- Oportunidad de mejorar la rentabilidad ajustada al riesgo
- Diversificación de cartera
- Protección ante tipos de interés al alza
- Exposición a acciones de crecimiento
- Compatibilidad con los requisitos de las directivas Solvencia II y relativa a las actividades y supervisión de los fondos de pensiones de empleo (la «directiva IORP»)
Dos ventajas claras
Para los expertos de NN IP, los bonos convertibles tienen dos ventajas claras. La primera es que arrojan rentabilidades semejantes a las de las acciones, la segunda se refiere a la volatilidad, que es similar a la que registran los bonos.
“Los bonos convertibles son un secreto bien guardado. Esta clase de activo, a menudo pasada por alto, ofrece un potencial de obtención de plusvalías semejante a las acciones junto con la protección frente a caídas asociada a los bonos. Los bonos convertibles también pueden aportar considerable diversificación a una cartera. Históricamente han batido a los bonos y acciones a largo plazo, amortiguando a menudo las pérdidas cuando caían los mercados”, cuentan.
A medida que las compañías aseguradoras y los fondos de pensiones europeos vayan haciendo frente a las directivas Solvencia II e IORP II de la UE y evaluando la eficiencia de sus carteras, argumenta NN IP, “esperamos que alcancen una mejor comprensión de las singulares características que exhibe el comportamiento de los bonos convertibles. Además, ante la incertidumbre suscitada en los mercados financieros por los crecientes tipos de interés en EE.UU. y los bajos rendimientos, esas características de los bonos convertibles cobran especial relevancia”.
Los bonos convertibles están diseñados para proporcionar a los emisores una forma atractiva de financiar el crecimiento y para brindar a los inversores una manera de participar en ese crecimiento soportando un menor riesgo. Como ejemplo la gestora holandesa pone como ejemplo el uso de este instrumento por primera vez en la década de 1860 para financiar la industria ferroviaria estadounidense, que entrañaba no poco riesgo. Entonces, las empresas lograron de entrada tomar dinero a préstamo a un precio bastante asequible a cambio de conceder al bonista una opción de conversión del bono en acciones. De este forma, los convertibles permiten a los inversores participar en el crecimiento de una empresa, al tiempo que les ofrece protección en caso de no materializarse sus planes de crecimiento.
Valiosa diversificación de cartera
El potencial de diversificación de los bonos convertibles procede de su estructura híbrida. Tratándose de bonos que incorporan opciones sobre acciones, pueden convertirse en un número predeterminado de acciones ordinarias del emisor a elección del bonista. Al igual que los bonos normales, pagan a los inversores intereses a un tipo fijo y al vencimiento pueden amortizarse por su valor nominal si no se convierten o venden antes.
¿Por qué no mantener simplemente una mezcla de bonos y acciones en su lugar? «Porque la opción de convertir en acciones significa que los bonos convertibles pueden disfrutar de lo mejor de ambos mundos: siguen a los precios de las acciones en su subida, pero en caso de caída están protegidos por sus componentes de bono. Esta convexidad (así se denomina) eleva el potencial de diversificación. En mercados inestables, el valor del bono actúa como un suelo, limitando el riesgo bajista. Y lo que es más, al estar ligados a acciones ordinarias, los bonos convertibles han demostrado ser menos vulnerables que los bonos tradicionales ante subidas de los tipos de interés», concluye la firma.