“Aunque muchos CIOs sean reticentes a la hora de asignar la inversión en high yield en estos momentos del ciclo económico, en un horizonte temporal de tres años, este asset class va a dar muchas alegrías”. Así presentaba Rafa Tovar, responsable de distribución de AXA IM para el segmento retail en las Américas, en el primer evento de la firma de 2023 en Miami, ante un nutrido grupo de financial advisors y banqueros.
Acompañaban a Tovar, como parte del equipo de ventas en Miami, Ivana Polini y Álvaro Palenga -que pertenecen a AMCS, distribuidor de AXA IM en la región-, así como Daniel Menoni, que pertenece al equipo de distribución de AXA IM para US Offshore y Latam, con sede en Nueva York.
«Los bonos high yield ofrecen, en estos momentos, una combinación de yields muy atractivos que no hemos visto durante muchos años. Estos yields tan elevados compensan la volatilidad que pueda tener esta asset class en un entorno de subidas de tasas», asegura Tovar. Éste indica que lo que hemos visto en los últimos meses, como T-Bills con rendimientos superiores al 5%, “no va a mantenerse en el tiempo”, por lo que recomienda aprovechar las valoraciones actuales del high yield para construir un portafolio orientado hacia la generación de income.
Para inversores con mayor aversión al riesgo, AXA IM incluye dentro de su gama high yield opciones conservadoras, como la estrategia de High Yield Short Duration que se centra en emisiones con menor volatilidad -vencimientos inferiores a 3 años- persiguiendo prioritariamente la preservación de capital. Otra opción que se ha presentado durante el evento es la estrategia Dynamic High Yield, que es un producto totalmente diferente pensado como alternativa a la parte del portafolio invertido en renta variable. Esta estrategia tiene una duración de 4 años y se enfoca en el universo CCC, por lo que la volatilidad es mayor, aunque también sus rendimientos.
Para explicar los detalles de ambas estrategias y las perspectivas del mercado de bonos high yield en 2023, el evento contó con la ponencia de Robert Houle, senior High Yield PM, que ha estado con AXA IM desde 2005 manejando portafolios de high yield. Houle puntualiza que, en high yield, los retornos se consiguen fundamentalmente por el rendimiento acumulado, siempre y cuando se consigan evitar los defaults. Por tanto, el análisis fundamental detallado del crédito es la piedra angular de sus estrategias. “Nos consideramos, ante todo, analistas de crédito,” asegura.
El high yield en EE.UU. el año pasado tuvo retornos malos, puntualiza, pero precisamente por eso hoy son tan atractivas sus perspectivas de rendimiento, presentando un excelente punto de entrada. Otro factor a destacar es que, a pesar de toda la volatilidad que se vivió en el año, se cerró 2022 con una tasa de impago inferior al 1% en los últimos doce meses.
Perspectivas para 2023
Para 2023, AXA IM espera que EE.UU. entre en una ligera recesión más adelante en el año, aunque para su conjunto, prevén un incremento del PIB del 0,7%, seguido de un crecimiento del 0,5% en 2024. Pero, si se pronostica una recesión ¿por qué es interesante invertir en high yield? “Hay varios factores, para empezar, el crecimiento de la economía en términos nominales se prevé muy superior. Por otro lado, tanto si la Fed frena sus subidas en la próxima reunión de marzo, o lo hace en la siguiente, parece cierto que estamos muy cerca del final de ciclo alcista de tasas, si bien Axa IM no prevé recortes hasta 2024”, indica el experto. Houle añade que, si la Fed logra contener la inflación, sobre todo en el sector servicios, unido a un leve crecimiento del PIB, “sería un entorno muy cómodo para los inversores en high yield”.
Desde AXA IM explican que el high yield está ofreciendo actualmente tasas del 8,6% y en precio los descuentos son extremadamente atractivos sobre su par, superiores de hecho al de la renta variable. También destacan la mejora de los balances de la empresa media del universo high yield en EE.UU.: los niveles de apalancamiento y cobertura están cerca de sus mejores ratios históricos, y hay muy pocos vencimientos previstos para los próximos dos años.
Respecto a las tasas de default esperadas, AXA IM estima que en 2023 se sitúen entre el 2% y el 4% en el mercado de EE.UU., sin sorpresas: “Las compañías con problemas son conocidas de todos y estos problemas están reflejados en el precio de sus emisiones”, explica Houle. Para él, otro aspecto tranquilizador es que los resultados empresariales del último trimestre han sido muy consistentes, y las previsiones de resultados futuros no albergaron grandes sorpresas.
También apoya esta previsión de bajas tasas de default el hecho de que, en agregado, el rating de crédito del universo high yield en EE.UU. es elevado en comparación con otros ciclos económicos. De hecho, aun en el entorno previsto de débil recesión, espera que la proliferación de “rising stars” continúe tanto durante 2023 como en 2024.
Sobre las estrategias high yield
La estrategia HY Short Duration invierte exclusivamente en emisiones que vencen o se canjean en los próximos tres años, con un sesgo de calidad en el rating crediticio y sin apalancamiento ni posiciones cortas. Tiene una volatilidad muy baja y solo ha registrado dos defaults desde su lanzamiento en 2001. Históricamente ha capturado un 75% del retorno del mercado high yield con un 44% de su volatilidad. Esta estrategia ha mejorado el rendimiento de otras clases de activos como los préstamos, o el 5Y T-Bill -y además con menor volatilidad- desde su lanzamiento. Es una estrategia en la que el retorno ha sido positivo en un 85% de los trimestres observados, con un drawdown menos severo que el de otras clases de activos y del conjunto del mercado high yield en EE.UU. Houle destaca que tanto si miras el yield-to-worst de esta estrategia como si lo analizas desde una perspectiva de precio medio, hay muy pocas ocasiones históricas en las que el punto de entrada sea más favorable que el actual.
En cuanto a la estrategia Dynamic HY Bond, esta recoge las ideas con mayor convicción de la estrategia central de high yield de AXA IM, resultando en un fondo concentrado y basado en ideas bottom-up. Esta estrategia tiene la capacidad de apalancarse hasta un 150% vía credit default swaps (CDSs), que se utilizan sobre las emisiones de mayor calidad del portafolio – históricamente nunca han tenido un default en la parte de CDSs de la estrategia-. Por sus características, es una estrategia más volátil tanto por crédito como por su mayor duración, por lo que está pensada como complemento o alternativa a la parte de renta variable de un portafolio, especialmente en momentos de incertidumbre económica.