Recesión es la gran palabra que merodea las economías de medio mundo. Según las proyecciones del FMI, el crecimiento del PIB mundial se mantiene para este año en el 3,2%, pero estiman que el crecimiento mundial se desacelerará hasta el 2,7% en 2023, un 0,2% menos de lo previsto en julio.
“La desaceleración tiene una base amplia. Más de un tercio de la economía mundial se contraerá en 2023, mientras que las tres mayores economías del mundo, Estados Unidos, la zona euro y China, seguirán estancadas. Por primera vez, calculamos los riesgos en torno a las proyecciones de referencia. Encontramos que hay un 25% de posibilidades de que el crecimiento caiga por debajo del 2% en 2023. Esto ha sucedido en muy pocas ocasiones en el pasado y una probabilidad del 10 al 15% de que caiga por debajo del 1%, lo que corresponde a una disminución de la producción real per cápita”, afirma Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI.
Ante estos datos, y teniendo en cuenta la política de subida de tipos que están ejecutando la mayoría de los bancos centrales para controlar la inflación, la pregunta es inevitable: ¿qué países podrían acabar cayendo en una recesión económica? “En vista de que los bancos centrales se muestran agresivos al reiterar su compromiso con la contención de la inflación ante los elevados datos de IPC, la desaceleración del crecimiento mundial será el resultado inevitable. En Europa, el aumento de los precios de la energía, la persistencia de la inflación y el debilitamiento del consumo crearán una recesión más profunda que en Estados Unidos, pero este país no es inmune, y el presidente de la Fed, Powell, ha dejado claro que reducir la inflación sigue siendo el objetivo principal de los bancos centrales”, afirma Fabiana Fedeli, CIO de renta variable y multiactivos en M&G Investments.
En este sentido, Fedeli reconoce que los mercados tienen un ojo puesto en la inflación y el otro en el probable golpe a la economía mundial: un aterrizaje suave o duro. “Vemos probable un aterrizaje forzoso, pero en distinto grado en Estados Unidos y en Europa. Las expectativas de ralentización del crecimiento económico están siendo descontadas, y una recesión inducida por la energía está prevista para Europa. Un escenario bajista en el que veamos una depresión o un colapso de los mercados crediticios al estilo de 2008, en el que las empresas y los particulares tengan dificultades para pagar sus deudas, no está descontado y no es nuestro escenario base”, añade la experta de M&G.
En opinión de Pierre Puybasset, portavoz del equipo de gestión de La Financière de l’Echiquier, “podemos resumir este trimestre afirmando que el riesgo de recesión se ha impuesto al riesgo inflacionista”. El experto considera que “el tercer trimestre ha sido un periodo de gran volátil. Estuvo marcado, sobre todo, por un repunte durante el verano, sostenido por un descenso importante de los tipos de interés que finalmente no cuajó. Los índices han caído con fuerza desde el comienzo del año hasta la fecha y únicamente el sector energético se mantiene en positivo. Los mercados volvieron a caer después de los mensajes de endurecimiento monetario por parte de los bancos centrales, a pesar de unos resultados semestrales que, en su conjunto, fueron mejores de lo previsto, incluyendo en el sector de la tecnología”.
Una visión por regiones
Según el último informe global de Nomura, en Europa, la zona euro está muy expuesta al aumento del precio de la energía, por lo que sus expertos estiman una caída del -2,5% del PIB en la zona euro desde el cuarto trimestre de 2022 hasta finales de 2023. “Tras la subida de tipos del BCE de 75 puntos básicos, se estiman nuevas subidas de 75 puntos básicos en octubre y diciembre, y de 25 puntos en febrero de 2023. A pesar de las previsiones de relajación en la subida de precios a nivel mundial, la inflación de la zona euro seguirá superando el objetivo”, comentan los expertos de la entidad.
En cuanto a Reino Unido, señalan que pese a que su exposición a la guerra de Ucrania es menor que la de la Unión Europea, la recesión es inevitable y Nomura prevé una caída del -2% del PIB. “Se estima que el Banco de Inglaterra eleve los tipos 75 puntos básicos en noviembre y diciembre; 50 puntos en febrero y 25 en marzo”, adelantan.
A la hora de diferenciar entre el futuro de Europa y de Estados Unidos, los expertos señalan que la crisis energética que atraviesa el Viejo Continente es lo que marca la diferencia. “El fuerte deterioro de las condiciones financieras también llevará a Estados Unidos al borde de la recesión, pero su economía, ahora autosuficiente, está relativamente aislada de la crisis energética. No obstante, el rápido endurecimiento monetario ha provocado un fuerte deterioro de las condiciones financieras, que inevitablemente perjudicará al crecimiento tras el breve repunte del tercer trimestre. Una recesión en el sector manufacturero es casi segura, aunque esperamos una mayor resistencia de la economía en general: +0,3% en 2023, con riesgos muy sesgados a la baja”, señala Vincent Chaigneau, jefe de análisis de Generali Investments.
En el caso de Estados Unidos, Nomura sitúa el inicio de la recesión en el cuarto trimestre de 2022 tras la desaceleración del impulso de crecimiento. Según su documento de análisis, se esperan subidas de tipos de 75 puntos básicos en noviembre y diciembre, 50 puntos en febrero y 25 en marzo de 2023, calcula que los recortes en los tipos comiencen en septiembre de 2023.
El escenario que maneja se complemantaría con una previsión de que la tasa de empleo aumente hasta el 5,9% para el final de 2024. En general, los analistas esperan que la inflación siga manteniéndose elevada, hasta que se modere en 2023”.
Si miramos hacia la región asiática, los expertos señalan que la desaceleración del crecimiento mundial disminuirá la recuperación de Asia. “Esperamos que la desaceleración en las exportaciones y el endurecimiento de las condiciones financieras lastren la inversión en capital y las perspectivas de consumo. La inflación seguirá creciendo durante el tercer trimestre, pero debería empezar a moderarse a partir del cuarto trimestre. Prevemos un endurecimiento de la política monetaria en la región”, indican en su informe.
De acuerdo con Nomura, la excepción será Japón, donde la inflación por encima del 2% no será duradera y se espera que caiga alrededor del 0% para principios del 2024. En cuanto a política monetaria, los analistas prevén que el Banco de Japón la mantenga intacta durante 2023.
Por último, respecto a China, los analistas esperan una recuperación en el segundo semestre del año, tras la desaceleración durante el segundo trimestre. No obstante, prevén fuertes vientos en contra del crecimiento, como la reducción en las exportaciones o las turbulencias en el sector inmobiliario.
Mayor tensión financiera
No solo los inversores están preocupados por el riesgo de recesión, sino también por acabar en una crisis como la de 2008. En su último informe sobre la estabilidad financiera mundial, el FMI advertía que los riesgos han aumentado desde abril de 2022. Según sus conclusiones, en medio de la inflación más alta en décadas y de una extraordinaria incertidumbre sobre las perspectivas, los mercados se han mostrado extremadamente volátiles. ¿A qué nos enfrentamos de cara al próximo año?
Las estimaciones del organismo internacional no han sido nada halagüeñas. “Tenemos una inflación elevada y el deterioro de las perspectivas económicas mundiales. Al mismo tiempo, tenemos riesgos geopolíticos con repercusiones económicas de la guerra en Ucrania. Además de todo esto, las condiciones financieras mundiales se han endurecido a medida que los bancos centrales siguen subiendo los tipos de interés”, afirmó hace una semana Tobias Adrian, Consejero Financiero del FMI.
Según muestra el documento, los riesgos de estabilidad financiera han aumentado desde su último informe, con un balance de riesgos inclinado a la baja. “Si observamos el sector bancario mundial, podemos ver que ha resistido las presiones hasta ahora, ayudado por los altos niveles de capital y la amplia liquidez. Sin embargo, la prueba de resistencia bancaria mundial del FMI muestra que estos amortiguadores pueden no ser suficientes para algunos bancos. Por ejemplo, si en 2023 se produjera un endurecimiento abrupto y brusco de las condiciones financieras mundiales, suficiente para enviar la economía a la recesión, junto con una inflación elevada, hasta el 29% de los activos bancarios de los mercados emergentes incumplirían los requisitos de capital. Al mismo tiempo, la mayoría de los bancos de las economías avanzadas saldrían adelante», señaló Adrian.
Básicamente, consideran que como consecuencia prevista del endurecimiento monetario, las condiciones financieras mundiales se han endurecido en la mayoría de las regiones. “Vemos que el aumento de los tipos de interés ha provocado tensiones adicionales. Tanto los gobiernos, que se enfrentan a elevados niveles de deuda, como las instituciones financieras no bancarias, como las compañías de seguros, los fondos de pensiones y los gestores de activos, tienen que hacer frente a unos balances muy ajustados. También vemos que los mercados financieros europeos muestran signos de tensión. La reciente volatilidad en el Reino Unido y la desaceleración de China, más acusada de lo previsto, también suscitan preocupación. En general, los mercados emergentes se enfrentan a múltiples riesgos. Estos se derivan de los altos costes de los préstamos, la elevada inflación, la volatilidad de los mercados de materias primas y la mayor incertidumbre sobre las perspectivas económicas mundiales. Las tensiones son especialmente graves para las economías en desarrollo más pequeñas», concluyó Adrian.