Una SPAC es un vehículo de inversión utilizado para recaudar capital a través de una OPV, el cual se utilizará para adquirir una compañía privada y así facilitar su salida a bolsa mediante una fusión con la SPAC.
Para entender bien en qué consisten, antes hay que definir el concepto de OPV (Oferta Pública de Venta), que es la primera venta de acciones emitida por una compañía. Es decir, es cuando una empresa decide comenzar a vender sus acciones al público, cuántas venderá y a qué precio, el cual se decidirá en base a la predicción de demanda y vendrá recomendado por un banco de inversión.
Es decir, una SPAC permite que una compañía privada pase a ser pública sin atravesar el largo proceso de presentación de una OPV. “En esencia, el proceso consiste en que la SPAC cotizada en bolsa recauda efectivo a través del mercado y usa los fondos para adquirir una compañía privada. En comparación, la OPV exige que la compañía presente documentos para recaudar fondos como parte de su intención de salir a bolsa”, explican desde Capital Group.
Si la SPAC no encuentra ninguna empresa con la que fusionarse en un plazo de dos años, se disuelve y el efectivo se devuelve a los inversores, aclaran desde Lyxor AM. En caso de fusión, los accionistas pueden conservar o reembolsar sus acciones.
Después de desaparecer tras la crisis financiera de 2008, las SPACs volvieron en 2020 causando furor en Estados Unidos: más de 380 SPAC recaudaron 106.000 millones de dólares el año pasado. Tan solo en enero de 2021 las SPAC recaudaron en torno a 32.000 millones de dólares. “Las fusiones y adquisiciones van a ser particularmente interesantes este año debido al aumento de las SPAC, que generalmente cuentan con dos años para llegar a un acuerdo o se devuelve el dinero”, explica el gestor de Capital Group, Greg Wendt. “Multitud de nuevas compañías se introducirán en el mercado, lo cual es fantástico para una organización con capacidades de análisis exhaustivo”.
Las perspectivas de invertir en compañías privadas prometedoras (en tecnología, consumo cíclico o atención sanitaria), el potencial de revalorización de las acciones, los reducidos tipos de interés y la mejora de las estructuras de SPAC son algunos de los factores que han contribuido a atraer a una creciente base de inversores desde 2020, incluidos inversores minoristas, según señalan desde Lyxor AM.
Ventajas e inconvenientes de las SPACs
Entre las ventajas para las compañías se incluyen un menor coste de OPV, un proceso más rápido y sencillo que una OPV tradicional, un conjunto coherente de inversores, ya alineados, y unos socios experimentados, según enumeran desde Lyxor AM.
Un riesgo principal para los inversores radica en el efecto dilutivo, ya que se distribuyen acciones y “warrants” entre un número de partes. Otros riesgos son, por ejemplo, los cambios normativos, los conflictos de intereses, la especulación (especialmente de accionistas que acceden a las SPAC a precios más elevados en el mercado secundario) y una falta de financiación para responder a los reembolsos de los accionistas.
Por su parte, Miguel Camiña, CEO y fundador de Micappital, recuerda que si al finalizar ese periodo máximo de 2 años para hacer la operación de compra/fusión y no han llevado a cabo ninguna operación tienen que devolver el capital a los inversores. “Esto es una desventaja porque hay veces que las operaciones tardan mucho tiempo en formalizarse, incluso más de 2 años en negociaciones. Para solventarlo, lo que se suele hacer en EE. UU. es crear la SPAC cuando ya tienes la operación seleccionada e incluso has iniciado las negociaciones”, explica.
Otro de los inconvenientes que localiza Camiña es la mala prensa de este tipo de vehículos. “Se han llevado a cabo muchos fraudes con este tipo de inversiones, y la estructura los facilita. Son empresas sin actividad con el único objetivo de comprar otra compañía y ponerla a cotizar, esta libertad puede ser mal utilizada. En EE. UU. la regulación ha avanzado mucho para tratar de solventar este problema”, admite.
¿Cómo encaja este vehículo en España?
España es un país muy distinto a nivel de cultura y educación financiera que EE. UU., por lo que el experto de Micappital considera que “no es extrapolable el éxito en EE. UU. al mercado español”. Además, señala que el tamaño del mercado es mucho más pequeño, lo que reduce las posibles operaciones.
Por otro lado, admite que este vehículo puede ser interesante para financiar el crecimiento de las compañías españolas que no tenían capacidad para salir a bolsa y de esta manera lo van a tener más sencillo. Por último, el inversor español es tradicionalmente conservador, aunque no renuncia a invertir de forma puntual en inversiones con riesgo alto, por lo que considera que “por la novedad y la potencial rentabilidad puede ser interesante para inversores españoles que quieran buscar rentabilidad de otra manera”.
“En mi opinión, la clave va a estar en la regulación que lleve a cabo la CNMV, que debe asegurar la transparencia y buena fe de las SPACs que se creen, pero con la libertad, flexibilidad y rapidez de los trámites para que sean igual de efectivas”, señala.
¿Cómo funciona el proceso?
En la práctica, tal y como explican desde Lyxor AM, los fundadores de una SPAC suelen asumir los gastos de constitución, se comprometen a aportar un porcentaje inferior al 10% del tamaño de la salida a bolsa y forman un consejo. A continuación, la SPAC se registra como sociedad en una jurisdicción, se designan a terceros (incluidos los auditores) y se remite un folleto a la autoridad reguladora para que se apruebe. El fundador transfiere el capital inicial a una cuenta fiduciaria antes de la fecha de la OPV.
En esta fase, el equipo de gestión de la SPAC busca inversores iniciales que se comprometan a formar parte del libro de órdenes para la salida a bolsa. En la fecha de la OPV, el banco colocador coordina la cotización de la SPAC en una o varias bolsas. A cambio de su capital, los inversores obtienen una participación, que incluye una acción y una fracción de un “warrant” que puede ejercerse tras una adquisición. Por lo general, los fundadores obtienen acciones especiales pre-OPV de la SPAC, que también salen a bolsa el día de la OPV.
A continuación, los gestores de la SPAC buscan una posible adquisición y negocian las condiciones con compañías privadas que se perfilan como posibles objetivos. Cuando se alcanza un acuerdo, los accionistas de la SPAC votan el proyecto. Para entonces, aquellos interesados en la SPAC por su opcionalidad u oportunidades de arbitraje suelen reembolsar sus acciones, a diferencia de aquellos cuyo interés reposa en factores fundamentales.
Los precios después de darse a conocer las noticias sobre la adquisición suelen ser más volátiles debido a la rotación de inversores y a la creciente sensibilidad al valor fundamental percibido de la operación, recuerdan desde Lyxor AM. Si los accionistas rechazan el acuerdo, los gestores de la SPAC podrían buscar otra alternativa o disolver el vehículo. Si se aprueba el acuerdo, el proceso de adquisición comienza y culmina cuando la compañía y la SPAC se fusionan, relatan desde Lyxor AM.