Si la semana comenzaba con la vista puesta en Estados Unidos, acaba con la mirada sobre Europa. Las palabras de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), tras la reunión de esta semana, han sido ampliamente analizadas por las gestoras, llegando a una conclusión común: continuará en unos niveles extremadamente acomodaticios, centrándose en mantener unas condiciones financieras fáciles.
Como todos los análisis señalaron, la primera reunión del BCE no ha dejado novedades relevantes en términos de decisiones de política monetaria o de nuevas medidas de apoyo. En cambio, Lagarde aprovechó la rueda de prensa posterior a la reunión para dar los mensajes claves, entre ellos, advirtió de que la nueva ola asociada al coronavirus está afectando a la economía en este arranque del año 2021, sobre todo al sector servicios.
“Según Lagarde, los datos en tiempo real muestran que la Eurozona sufre ya de forma importante el golpe derivado de esta nueva ola, por lo que sigue siendo necesario el mantenimiento de los estímulos monetarios y unas condiciones financieras favorables. En este contexto, la institución adelanta que la economía de la moneda única registró una contracción en el último trimestre de 2020 y ya está amenazando el crecimiento para el primer trimestre de 2021”, explican los analistas de Banca March.
Como indica Anna Stupnytska, economista global en Fidelity International, el BCE sigue comprometido con mantener unas condiciones financieras fáciles. Por ello, Stupnytska considera que “sigue siendo muy probable tanto que gaste toda la dotación asignada al PEPP como que flexibilice aún más su política en los próximos meses usando otras herramientas”.
Para Ulrike Kastens, economista para Europa en DWS, el cambio más importante del comunicado del BCE es que los riesgos para la economía siguen siendo a la baja, pero menos pronunciados. Sin embargo, no hay cambios en la evaluación de la inflación: el banco central sigue considerando que la tendencia de la inflación es débil debido a la fuerza del euro, además de la debilidad de la demanda interna del momento.
“Para que el BCE vuelva al camino anterior a la crisis se necesitan condiciones de financiación favorables. La presidenta del BCE, Lagarde, definió una serie de indicadores (diferenciales de rendimiento de los bonos del Estado y de las empresas, tipos de interés de los préstamos bancarios para las empresas y los hogares) que se analizarán con este fin. Sin embargo, bajo nuestro punto de vista, siguen existiendo incertidumbres. Es probable que continúe el debate sobre la definición de favorable, especialmente si la situación económica sigue mejorando en el próximo mes y la inflación aumenta de forma moderada”, apunta Kastens.
En su opinión, el BCE parece estar cómodo con la política monetaria actual y mantiene todas las opciones abiertas, lo que también se aplica al uso general del «Programa de Compras de Emergencia» (PEPP). Esta interpretación de la situación también es compartida por otras gestoras, como por ejemplo por Konstantin Veit, senior portfolio manager euro rates de PIMCO. “El BCE continúa en piloto automático y, a falta de un apocalipsis zombi, no esperamos ninguna decisión importante de política monetaria por parte del BCE durante el primer semestre del año. Vigilará de cerca la evolución de las condiciones macroeconómicas en los próximos meses y responderá a cualquier endurecimiento importante de las condiciones de financiación con el PEPP, en línea con su esquema flexible de control de la curva de rendimiento”, afirma Veit.
Paul Diggle, economista senior de Aberdeen Standard Investments, también coincide con estas valoraciones. «Lo interesante para los inversores es la tensión del BCE, que quiere mantener unas condiciones de financiación favorables al mismo tiempo que plantea el tema de no utilizar toda su potencia de fuego del QE. Los inversores tienen que decidir cuál de los dos es el motor dominante de los rendimientos de los bonos europeos: si es lo primero, los rendimientos de los bonos y los diferenciales están muy bien anclados; si es lo segundo, el BCE corre el riesgo de desencadenar un mini taper tantrum y vender los tipos europeos», argumenta Diggle.
Sin cambios ni novedades
Las gestoras definen el posicionamiento del BCE como de “piloto automático” y hablan de “mantenimiento del statu quo” tras el recalibración que hizo en diciembre de 2020: el aumento en 500.000 millones de enero al Programa de Compras de Emergencia para Casos de Pandemia (PEPP) -hasta un importe total de 1.850.000 millones de euros- una ampliación de su compromiso de compras netas y de reinversión, además de tres subastas adicionales de Operaciones TLTRO.
Por eso, en opinión de Olivia Álvarez, analista de Monex Europe, el punto de mayor atención durante la conferencia de prensa estuvo relacionado con lo que Lagarde describe como “condiciones de financiamiento favorables”. Según explica la analistas, tomando como ancla la evolución de la inflación y sus expectativas, Lagarde reiteró el significado holístico de la función de reacción del BCE, sin entregar una definición precisa de la misma.
“En un contexto donde los inversores se preguntan si el BCE persigue una estrategia explícita de control de la curva de rendimientos al estilo de Japón, Lagarde intentó desmantelar esta idea. En cambio, indicó que la toma de decisiones del BCE involucra múltiples factores de una forma no lineal, incluyendo las condiciones de préstamos interbancarios, el costo de los créditos al público, los intereses corporativos y gubernamentales, entre otros. Con esta vaga definición de la estrategia de política monetaria, Lagarde tiene un punto de ventaja: evitar la presión del mercado hacia una compra excesiva por parte del Banco. Bajo el amparo de la excepcionalidad de la pandemia, uno de los mayores aciertos del BCE es justamente diseñar un programa de políticas flexibles entre sectores y países”, explica Álvarez.
Teniendo esto en cuenta, Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier, apunta que la principal diferencia con respecto a su declaración de enero es la mención de que las TLTRO son una fuente atractiva de financiación para nuevos préstamos a hogares y empresas. “Durante la conferencia de prensa, Christine Lagarde señaló que los riesgos aún se inclinan a la baja a pesar de algunos acontecimientos positivos (como las vacunas, el Brexit y un acuerdo completo sobre la emisión conjunta de deuda de la UE como parte de la financiación del paquete fiscal) y la necesidad de seguir preservando las condiciones de financiación favorables. En general, no esperamos ningún cambio político significativo este año, siempre que el proceso de vacunación consiga mantener a raya la pandemia y permita suavizar los cierres durante el segundo trimestre”, añade Chaar.
Algunos analistas como Gurpreet Gill, estratega macro de renta fija de Goldman Sachs Asset Management, si ven margen de movimiento en la política del BCE en 2021. “Una modificación de su objetivo de inflación tras la revisión de su estrategia, por ejemplo, o bien la posibilidad de una mayor importancia de las consideraciones climáticas en el diseño de acciones de su política de QE. En cualquier caso, las implicaciones para los mercados de renta fija europeos son una continuación de tipos bajos y curvas de rendimiento planas», argumenta Gill.
Sobre una posible flexibilización del PEPP, las gestoras consideran que el BCE mantiene la puerta abierta. Pero apuntan que lo más relevante lo veremos en la reunión de septiembre, ya que el BCE tiene previsto concluir la revisión de la estrategia por esas fechas y probablemente comunicará el plan de juego del PEPP para 2022.
“La flexibilidad del PEPP, su tamaño y su duración hasta, al menos, marzo de 2022, seguirán constituyendo probablemente un respaldo creíble y significativo para los diferenciales del BCE. De hecho, el mercado se ha mostrado relativamente resistente ante el retorno de la oferta y los focos de riesgo de eventos idiosincrásicos. Junto con la esperada recuperación económica, el apoyo fiscal y este respaldo, es probable que esto también respalde el entorno relativamente ajustado de los diferenciales a corto plazo”, añade Peter Allen Goves, analista de mercados de renta fija en MFS Investment Management, para concluir este análisis.