Tras la presión de la Unión Europea, el gobierno italiano ha reducido su previsión de déficit para el próximo trienio, inicialmente situado en el 2,4% del PIB. Pese a este avance, aún le quedan algunos riesgos a los que enfrentarse: la posibilidad de una rebaja de su calificación y que las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda a medio plazo aumenten. Pero, ¿qué riesgos supone Italia para el mercado europeo y para ella misma?
Según explica Maryse Pogodzinski, economista de Groupama AM, más allá del «estímulo fiscal», que todavía es difícil de estimar, “el riesgo de una desviación presupuestaria es notable en un contexto de desaceleración de la economía italiana observado desde el comienzo del año y del nivel de incertidumbre en torno a las medidas destinadas a generar ingresos presupuestarios como la amnistía fiscal”.
En su opinión, una consecuencia previsible es una “sanción” por parte de las agencias de rating, a corto plazo. “A finales del mes de octubre, Moody’s y S&P deben actualizar su rating sobre Italia. Como recordatorio, actualmente, Italia está calificada como Baa2 por Moody’s y BBB por S&P. El riesgo de un deterioro en la calificación soberana ha aumentado significativamente desde el jueves de la semana pasada”, apunta Pogodzinski.
En este sentido, desde DWS analizan hasta que punto una bajada en el rating de la deuda italiana podría contagiarse a otros países. “Dependiendo del ruido político que lleguen desde Roma en las próximas semanas, es posible, aunque improbable, que las agencias calificadoras pierdan los nervios y prive a Italia de su calificación de crédito de inversión. Esto podría tener consecuencias potencialmente catastróficas, con repercusiones no solo en los mercados de bonos del gobierno, sino también en el sector financiero de Italia y en la zona euro en general”, apuntan en su último informe.
Otra de las consecuencias que las gestoras ven que puede provocar esta situación es el un deterioro de la deuda italiana, en particular del excedentes primarios (el componente más sensible de la deuda) en un contexto de perspectivas económicas difíciles y el riesgo de tipos más altos llevará a la deuda. Según Pogodzinski, en el mejor de los casos, “la deuda puede permanecer casi estable, pero a un nivel muy alto de más del 130% del PIB o incluso una reanudación de la trayectoria alcista a partir de 2021”.
A corto, la reacción de los mercados ha sido negativa. “El movimiento ha desencadenado una liquidación de activos italianos (bonos, acciones y sector bancario en particular). La incertidumbre seguirá siendo alta con la sostenibilidad de la deuda bajo el escrutinio de los mercados y se espera que las agencias de calificación revisen el rating del país a finales de octubre, siendo ahora más probable un downgrade”, apunta Matteo Germano, responsable de multiactivos de Italia de Amundi Asset Management.
Con esta visión, Amundi AM mantiene una visión neutral respecto a la deuda italiana, pero reconoce que siguen monitoreando los detalles que se vayan haciendo públicos de la ley de presupuestos y de la evolución económica del país. “Nos mantenemos cautelosos en renta variable italiana, donde nos enfocamos en las compañías menos apalancadas. La volatilidad a corto plazo podría afectar a la renta variable europea, pero somos más constructivos en cuanto a las perspectivas a medio plazo”, añade Germano.
Un análisis que también hace Joachim Fels, director general y asesor global de PIMCO. En su opinión, este conflicto entre Bruselas y el gobierno populista italiano no será fácil de resolver. “La última vez vimos como ante el discurso de abandonar la Unión Europea que hicieron los partidos populistas en el poder, la presión del propio mercado financiero hizo que se alejaran de esta idea. Creo que algo similar acabará ocurriendo y la propia presión hará que rectifiquen, pero a corto plazo, todo esto se va a traducir en más volatilidad”, afirma Fels.
Según su análisis, esta volatilidad no irá a mayores y no cree probable que veamos un contagio a otros países. “El verdadero riesgo de la propuesta que estamos viendo ahora, sobre todo en el aspecto fiscal, no es ahora. El riesgo está en que esto sitúa a Italia en una situación más débil de cara a una recesión porque el única herramienta que podrá usar en unas situación así será la política fiscal, algo que ya no será una opción para ellos”, matiza el asesor de PIMCO.
Preocupación en los mercados
Para Axel Botte , estratega de Ostrum Asset Management, la situación de Italia constituye una crisis bastante predecible. “Italia sigue siendo el principal riesgo en los mercados financieros. Los presupuestos pronosticados para el período 2019-2021 parecen contradecir los compromisos de solidez fiscal. Los diferenciales italianos se dispararon a 285 puntos básicos mientras las acciones bancarias se desplomaron. El euro, el precio en riesgo político, se debilitó por debajo del umbral de 1,16 dólares y el Bund desempeñó su papel de refugio, cayendo por debajo del 0,50%”, resume Botte sobre lo ocurrido estas últimas semanas. En su opinión, Italia tiene poco margen de maniobra, por lo que es improbable que la carga de la deuda se reduzca en el corto plazo.