Las criptomonedas, y en concreto el bitcoin, generan un debate cada vez más intenso. El consenso y la lógica llaman a la calma y a ser prudentes a la hora de invertir en ellas; es más, los expertos advierten del riesgo que pueden suponer e insisten a los potenciales inversores en que valoren bien ese riesgo y se informen sobre este fenómeno.
Para el equipo de Multiactivos de M&G, este fenómeno al que hemos asistido en 2017 plantea ciertas cuestiones sobre la naturaleza de los precios de los activos. “¿Deberían el bitcoin formar parte de la cartera de mercado?”, se plantea el equipo de profesionales de M&G. En su opinión, resulta cada vez más difícil descartar el bitcoin como un mercado nicho. “Se estima que la cantidad de energía gastada cada año por la minería del bitcoin supera el consumo anual de Nigeria, un país con la mitad de habitantes que los Estados Unidos”, pone como ejemplo.
De hecho, en octubre, se anunció que la capitalización de mercado total del bitcoin en circulación había superado a la de algunas compañías tan conocidas como Netflix, General Electric o McDonalds.
Esta alta capitalización lleva a los gestores de M&G cuestionarse si, por todo ello, los inversores diversificados deberían tener bitcoin como parte de una cartera global. “Si creyéramos en la teoría de los mercados eficientes –que no es el caso–, la respuesta sería presumiblemente que sí. Tales teorías sostienen que la inversión óptima es la cartera de mercado (junto a una posición de liquidez, proporcional a la cantidad de riesgo que estemos dispuestos a asumir). A finales de los años setenta, Richard Roll sugirió que, para poner a prueba esta teoría, dicha cartera de mercado debería incluir a todos los activos del planeta; añadiendo que esto sería muy difícil de hacer en la práctica. Hay quien ha puesto en duda las conclusiones de Roll, pero la hipótesis destaca la tenue distinción entre los distintos tipos de activo. En general, un activo es cualquier cosa que pueda convertirse en liquidez, como por ejemplo materias primas, colecciones de sellos, peluches Beanie Baby y bitcoin”, explican.
Inversión
Desde M&G consideran que es muy difícil saber de antemano si algunos tipos de activos acabarán siendo buenas inversiones. “El manifiesto original sobre el bitcoin no menciona a la criptomoneda como una inversión o como protección contra la devaluación de las divisas tradicionales por parte de los bancos centrales; sencillamente presenta un sistema de pagos que no depende de terceros”, recuerdan.
Ahora bien, recuerdan que, de modo similar, cualquier argumento de que bitcoin debería mantenerse como reserva de valor real debido a su oferta limitada no parece sostenerse. Considerando, por ejemplo, los movimientos de cotización experimentados recientemente por el activo en un plazo de tres días muestran que las bitcoins se han convertido en una inversión para muchos, pero lo anterior ilustra cómo representa un activo puramente especulativo en muchos sentidos.
“No creemos que los inversores deban tener la cartera de mercado en todo momento; en lugar de ello, vemos la valoración como un factor importante para saber qué activos representarán buenas inversiones. Tal y como mencionamos hace poco, ha habido intentos de determinar el valor de bitcoin, pero existen muy pocos indicios de que exista un ancla de valoración alguna que nos permita evaluar la rentabilidad esperada en el largo plazo”, argumentan.
Anclas de valoración
Existen argumentos teóricos y empíricos sobre por qué la valoración es importante para las clases de activos tradicionales. De hecho, si la gente considera que el mercado estadounidense está sobrevalorado, solamente pueden afirmarlo basándose en cierta idea de su valor razonable. En el caso del bitscoin, los inversores están considerándola una divisa en sí misa, por lo que sufre también episodios y está sujeta a la incertidumbre del modelo de precios al igual que otras divisas.
“El bitcoin se enfrenta a desafíos porque incluso las fuerzas débiles que actúan como anclas de valoración en divisas tradicionales –como los diferenciales de tipos de interés, los patrones de comercio global y las condiciones de emisión de divisas– están ausentes en su caso. Sin estos motores, el bitcoin se parece menos a una divisa y más a una materia prima, sujeta a las leyes de oferta y de demanda basada en preferencias. No obstante, aunque la oferta es en su mayor parte conocible, la demanda no está sujeta a las mismas dinámicas que recursos como el petróleo o los metales. Su relación con la actividad en la economía real es más tenue, ya que nadie utiliza el bitcoin con fines productivos”, afirman desde M&G.
En opinión de este grupo de gestores de M&G, con el tiempo, a medida que se establezca, o no, el valor de utilización del bitcoin, podría ser posible hacerse una idea de los motores fundamentales de dicho valor, y basándose en ello poder determinar si los precios vigentes son razonables o no. “Hasta entonces, dependeremos en gran medida de los pronósticos del gusto de los demás, lo cual suele conllevar cierta volatilidad”, concluyen.