Ante la inquietud por lo qué podría pasar con la renta variable, Fidelity estima que la pregunta que debe hacerse todo inversor es qué hecho nos llevaría a infraponderar esta clase de activos. La búsqueda de rentabilidad ha dominado claramente un mercado alcista en el que los inversores han apostado por valores de alta calidad a los que se puede acudir en busca de rentabilidades por dividendo y la gestora estima que el actual mercado alcista podría descarrilar si se erosiona este argumento.
A este respecto, explica, las subidas de los tipos de interés y la inflación suponen un riesgo claro, pero los expertos de la firma creen que los repuntes de las bolsas se podrían acabar si los inversores empiezan a preocuparse demasiado por su capital. La duración expresada como múltiplo del rendimiento del índice Barclays Global Multiverse ha aumentado paulatinamente desde la crisis financiera. Para una variación de un 1% en los tipos de interés, los inversores están arriesgando de forma efectiva el equivalente a más de tres años de rentas.
“Esta mayor sensibilidad a las subidas de tipos podría ser importante, sobre todo si se compara con 1999-2000, cuando el mercado se dio la vuelta antes que los datos y después de tan solo seis subidas de tipos de la Fed”, explica.
En base a esto, Fidelity cree que podríamos ver una primera señal de alerta en los mercados de deuda corporativa, donde la búsqueda de rendimientos ha marcado la mayor diferencia. La dificultad reside en determinar qué es una caída sistémica y qué es una oportunidad de compra a menor escala. Para ello, pone como ejemplo, la señal falsa emitida por el mercado de deuda high yield estadounidense a finales de 2015 y principios de 2016, cuando los inversores empezaron a preocuparse por la exposición del índice al sector energético.
“El punto final a un mercado alcista a menudo empieza sin ruido, con desaceleraciones solo en algunas áreas del mercado. Los tramos sub-prime BBB cotizaban a 1.500 puntos básicos sobre LIBOR en diciembre de 2006, pero tuvieron que pasar otros seis meses para que empezáramos a ver señales de la crisis crediticia y casi un año antes de que el índice MSCI AC World tocara techo”, recuerda la gestora.
La paradoja de este mercado alcista es que parece haber muy poca complacencia y la crisis financiera está tan reciente que la gente es reacia a elevar el riesgo de forma significativa. “Eso mantiene a los inversores alejados de las bolsas, de modo que cualquier movimiento de caída se ve como una oportunidad para volver a invertir con mejores valoraciones. Hasta que este circulo se rompa, el mercado alcista actual se mantendrá”, concluye.