Lukas Daalder, CIO de Robeco Investment Solutions, empieza su análisis sobre el Brexit aclarando que no espera que la mayoría de los británicos vote a favor de que el Reino Unido abandone la UE el 23 de junio. No considera que el acuerdo orquestado por David Cameron ni siquiera el hecho de que el alcalde de Londres, Boris Johnson, se haya unido a la campaña a favor sean elementos decisivos que puedan determinar el resultado de la votación. Muchos ciudadanos británicos sienten escaso afecto por la UE pero, ante la gran incertidumbre que supondría el Brexit, a la hora de la verdad, Robeco estima que la mayoría de ellos optaría por mantener el statu quo. Así pues, la gestora calcula que las probabilidades de que el Reino Unido salga de la Unión son del 25%.
Pero ¿y si…? Si la campaña a favor del Brexit logra alzarse con la mayoría, ¿cómo afectaría esto a las economías británica y europea, y cuáles serían las repercusiones sobre los mercados financieros? Todo dependerá de cómo asimilen los mercados financieros la incertidumbre añadida, en una situación de mercado ya frágil de por sí.
Para empezar, dice Daalder, sería necesario renegociar todos los acuerdos comerciales (en un plazo de dos años), lo que supone un riesgo en especial para los sectores más orientados a los servicios, que normalmente no tienen obligación de atenerse a las normas de la OMC. “Nadie sabe el grado de indulgencia que podrían adoptar los países de la zona euro en estas negociaciones, por lo que resulta imposible valorar cuáles serían los resultados de las mismas”, explica.
Algunos de los focos de decisiva incertidumbre serían:
- La reacción de la libra a una victoria del «no»(teniendo en cuenta la financiación externa de su doble déficit)
- Los flujos de salida del Reino Unido de la inversión extranjera directa
- El efecto sobre la condición de Londres como centro financiero de Europa (¿pasaría a serlo Fráncfort? ¿seguiría permitiéndose a Reino Unido gestionar compensaciones de pagos en euros?)
Y, a escala más general, para el conjunto de Europa:
- ¿Esto daría lugar a una nueva oleada de preocupación por la posible salida de otros países?
- Potencial debilitamiento del poder político de Europa en el mundo
En lo que respecta al impacto económico sobre el Reino Unido, existen tres elementos que afectarían directamente al crecimiento. El primero sería el efecto sobre el sentimiento y la proliferación de la incertidumbre, que perjudicarían a la inversión extranjera. El segundo sería la repercusión sobre los precios de los activos financieros británicos (sector inmobiliario), derivada de la congelación del flujo de entrada de extranjeros con elevado patrimonio (con implicaciones a largo plazo para el crecimiento subyacente del mercado laboral).
No obstante, CIO de Robeco recuerda que el efecto más directo y determinante sería sobre la libra. En caso de fuerte caída (>25% frente al euro y el dólar), el efecto sobre la inflación sería muy significativo, pues posiblemente elevaría la tasa hasta el 5%.
“En este supuesto, la gran pregunta es si el Banco de Inglaterra dejaría proliferar la situación u optaría por subir los tipos de interés. La subida de los tipos también sería necesaria quizás para evitar que la libra se depreciara en exceso y atraer el capital necesario para financiar el doble déficit. Una caída del 25% puede parecer enorme (a nosotros, nos lo parece), pero hay que considerarla dentro del contexto, en el que el punto de partida es de sobrevaloración (desde el punto de vista del BIS REER) y el doble déficit (cuenta corriente, déficit público) puede calificarse de ominoso”, dice Daalder.
Reino Unido necesita financiación externa, y ésta correría peligro en caso de Brexit. Además, los valores británicos se verían sumidos en una gran volatilidad, con el sector financiero a la cabeza, posiblemente. Lo que resulta evidente para el gestor es que una victoria del «no» conllevaría claros riesgos para la condición de Reino Unido como centro financiero de Europa.
El coste del Brexit para Europa
En lo que respecta a Europa, el coste de la Brexit también estaría asociado, sobre todo, al modo en que los mercados financieros fueran capaces de lidiar con la incertidumbre. Aunque cabría esperar que el euro se reforzara frente a la libra (o, más bien, al contrario), sin duda el euro se devaluaría frente al dólar (y otras divisas), por lo que el efecto se compensaría. Las inversiones se verían afectadas (incertidumbre), aunque los países de la UE (¿Irlanda?) y sus sectores económicos (financiero) se beneficiarían de la reconducción de los flujos de inversión extranjera directa.
Para Europa, cuenta el gestor, la principal incertidumbre está asociada a las especulaciones sobre la posible desintegración de la propia zona euro. Los diferenciales de los bonos periféricos podrían volver a acrecentarse, lo que obligaría al BCE a volver a salir a escena para impedir que la situación se descontrolara. La verdadera prueba de fuego vendría dada por el modo en que la Brexit afectara a las elecciones legislativas que tendrán lugar en distintos países en 2017 (Países Bajos, Francia y Alemania).
Repercusiones sobre los mercados
Como Robeco ha apuntado otras veces, Daalder recuerda que la libra es la variable más importante que determinaría la envergadura de la onda expansiva que sufriría el sistema. Si la caída del valor de la libra fuera limitada (<10%), el impacto directo sobre la inflación sería más manejable y no daría lugar a un cambio en la política del banco central. En este supuesto, dice, lo más importante serían los efectos a largo plazo, especialmente las consecuencias negativas para las acciones británicas (disminución del crecimiento), y las positivas para los bonos (menor crecimiento conlleva mayor demanda de inversiones seguras).
Pero si los mercados de divisas sufrieran una corrección más pronunciada, las tensiones en el mercado se intensificarían, incorporando así a la ecuación el componente de la inflación. Los tipos a corto tendrían quizás que subir, mientras que las perspectivas para los bonos serían más inciertas (incremento de la inflación, disminución del crecimiento) y los diferenciales crediticios se ampliarían”, explica .
La evolución de los mercados británicos daría lugar a un desarrollo similar fuera del país, aunque de menor envergadura cuanto más lejos del Reino Unido. En otras palabras, el impacto sería mayor en el mercado de valores europeo que en el estadounidense, y tanto menos en Asia. La volatilidad de los mercados, indudablemente, daría lugar una vez más a especulaciones sobre la estabilidad del sector financiero europeo. Existe una notable incertidumbre sobre si el sistema financiero podría «desagruparse» de forma ordenada y, en caso de que así fuera, de qué modo. A pesar de que los intereses de los bonos se sitúan bajo mínimos, la renta fija se vería probablemente beneficiada de nuevo por la huida hacia la seguridad, aunque posiblemente los diferenciales crediticios se incrementarían.