Justo cuando la política monetaria de los bancos centrales parecía que tomaba derroteros diferentes, vuelve a converger, al menos el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que han dado un viraje dovish para no dañar la situación económica.
En opinión de Dave Lafferty, estratega jefe de mercados en Natixis IM, el mercado esperaba que el BCE no aumentase tipos, pero no que se esperaba un giro tan dovish. “Draghi, esencialmente, confesó lo que ya todos saben: la economía europea, después de un breve esfuerzo a finales de 2017 y principios de 2018, vuelve a desacelerarse. De manera importante, varios años de tasas negativas a un día y miles de millones en compras de activos no han hecho nada para impulsar la inflación o las expectativas de inflación. En respuesta, Draghi anunció varios cambios de política marcados por un nuevo conjunto de TLTRO. Se esperaba que las TLTRO dieran lugar a la inminente liquidación de préstamos el año próximo, en que la interrupción del programa hubiera sido un ajuste”, explica Lafferty.
Tras el anuncio del BCE, el euro cayó y los rendimientos bajaron. De hecho, según Monex Europe, la moneda comunitaria se quedó en su nivel más bajo de los últimos 18 meses respecto al dólar. “El euro, a duras penas, logró recuperarse ligeramente desde los mínimos alcanzados, pero los mercados bursátiles no parecen excesivamente contentos con las noticias con respecto al programa TLTRO, probablemente debido al limitado impacto macroeconómico de estas medidas, en comparación con el programa de adquisición de activos del BCE”, señala Monex Europe en su informe tras la última reunión del BCE.
Además, “el precio del mercado de bonos de la zona euro se ajustó a las operaciones de financiación a plazo más largo (TLTRO) y los recortes de las perspectivas, pero este cambio dovish en la orientación no estaba previsto en el mecanismo de precios y ha reducido el rendimiento del bund a 10 años a su nivel más bajo desde 2016”, añade Kevin Flanagan, director de estrategia en renta fija de WisdomTree.
“Draghi está descubriendo que las iniciativas políticas extraordinarias pueden evitar la depresión, pero han demostrado poca capacidad para crear y sostener una expansión económica”, reflexiona Lafferty sobre las decisiones que el BCE ha ido tomando en este tiempo.
Para Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier, el BCE sorprendió a los mercados al extender su guía a futuro, con los tipos estancados al menos hasta 2020 mientras que los planes contingentes permanecen sin cambios. “En otras palabras, los tipos se mantendrán sin cambios hasta que la inflación muestre signos de una convergencia sostenida hacia su objetivo. Este es un gran cambio en el juego y puede allanar el camino hacia una política de tipos de interés negativos más duradera de lo previsto, especialmente cuando se analizan los pronósticos de inflación revisados”, apunta.
En línea con la nueva orientación a futuro, Chaar ya no espera que el BCE aumente los tipos de interés este año. Sin embargo, respecto al crecimiento de la zona euro, mantiene su pronóstico del 1,6% de crecimiento del PIB. “ Es interesante observar que la revisión a la baja de las previsiones de crecimiento del PIB del BCE en la zona del euro se debió principalmente a las incertidumbres geopolíticas, el proteccionismo y el comercio, mientras que los factores idiosincrásicos que pesan sobre el crecimiento retrocedieron”, añade.
Desde M&G, Jim Leaviss, jefe de renta fija de la gestora, considera que será más determinante la evolución de la inflación, que el propiamente el crecimiento para las futuras decisiones de los bancos centrales. “Parece anómalo hablar de amenazas inflacionarias en un momento en que el jefe del BCE ha admitido que las presiones inflacionarias permanecen silenciadas en la eurozona, mientras que la Reserva Federal de Chicago pronto debatirá si tiene un objetivo de inflación del 2% Incluso es relevante para la economía estadounidense. Pero eso no quiere decir que, a más largo plazo, las presiones inflacionarias no estén creciendo en el sistema”, destaca Leaviss.
Impacto en el sector bancario
Algunas gestoras advierte que este retraso, al menos hasta 2020, en la subida de tipos podría desfavorecer al sector financiero. “Si bien la nueva ronda de préstamos baratos ayudará a los bancos más débiles, el retraso en el aumento de las tasas afectará la rentabilidad del sector bancario en general. Las tasas de interés negativas han sido un desastre para muchos bancos, especialmente en Italia, España y Portugal. El BCE reconoce que algunos bancos se ven afectados negativamente y que, a su vez, los préstamos pueden ser menores. Sin embargo, continúa apoyando el uso de tasas de interés negativas, a pesar de ser un claro error de política monetaria”, explica Azad Zangana, economista europeo de Schroders.
Según Zangana, con esta nueva inyección de liquidez, los préstamos con vencimiento a tres años serán reemplazados por préstamos a dos años, y, además, la tasa de interés de los nuevos préstamos no se fijará como antes, sino que se indexará a las tasas de interés de la política. “Esto asegurará que los mayores costes asociados con un aumento en la tasa de la política monetaria también afectarán a los bancos que decidan tomar estos préstamos, que suelen ser los menos estables”, matiza.
Misma opinión comparte Stefan Kreuzkamp, jefe de inversiones de DWS: “La decisión del BCE probablemente extienda el período de sufrimiento para los bancos europeos. Como resultado del anuncio del BCE de no aumentar las tasas de interés antes de 2020, es probable que no se produzcan mejoras notables en los ingresos netos por intereses de los bancos hasta 2021”.