Las tensiones arancelarias entre Estados Unidos y China han mantenido ocupados los titulares de las últimas semanas. En opinión de algunas gestoras, todo este intercambio de mensajes ha generado bastante ruido, dejando en la sombra movimientos interesantes acontecidos en el mercado de renta fija.
Por ejemplo el margen de crédito para los bonos high yield de Estados Unidos ha disminuido significativamente y ha ido fluctuando entre el 3,79% y el 3,11% durante los últimos meses; algo que está muy lejos del 10,1% que alcanzó en febrero de 2016. Un bajo rendimiento que hace plantearse a los analistas si esto es una señal de deterioro de las condiciones de crédito para esta parte de mercado.
Sin embargo, tal y como apuntan los analistas de Legg Mason, “viendo los fundamentales de Estados Unidos y otras economías fuertes, esa lectura del entorno es bastante sorprendente”. En su opinión, lo que realmente habría que vigilar es el mercado de bonos del Tesoro de Estados Unidos, que durante las últimas semanas ha mostrado un apalancamiento de la curva de rendimiento.
“Pese a las preocupaciones por la inflación o una posible recesión, los fundamentales respaldan el crecimiento del país, especialmente después de la aprobación de la reforma fiscal que traerá una sólida temporada de ganancias trimestrales. Ello ha empujado al extremo más largo de la curva hacia arriba”, explican desde Legg Mason.
De hecho, en Estados Unidos, los rendimientos de los bonos del Tesoro a diez años han tenido dificultades para superar la barrera del 2,8%, ya que, según apuntan desde Fidelity International, se encuentran atrapados entre fuerzas a largo plazo y cíclicas opuestas.
“Sin embargo, las fuerzas a largo plazo contrapuestas, como el menor crecimiento tendencial y los niveles más altos de deuda, deberían contener los tipos terminales y mantener controlados los rendimientos a largo plazo. Así las cosas, la Reserva Federal continuará subiendo los tipos si las condiciones financieras siguen siendo propicias y es poco probable que sorprenda al mercado con comentarios de sesgo más restrictivo. La reciente debilidad de las bolsas y la ampliación del diferencial Libor-OIS suponen las primeras señales de deterioro de las condiciones”, explican desde Fidelity International.
Esta sensación de excesivo ruido en el mercado de renta fija también es aplicable a Europa. Según JP Morgan, en 2018, las condiciones se han vuelto más volátiles, pero eso no quiere decir que haya o exista una burbuja de renta fija.
“En nuestra opinión, las valoraciones de los bonos gubernamentales reflejan tanto los cambios estructurales hechos en las economías como los regulatorios llevados a cabo desde la gran crisis financiera como la implementación de un marco de política monetaria cada vez más transparente y racional por parte de los principales bancos centrales de todo el mundo. En contraste, los que ven una burbuja argumentan que los bancos centrales están limitando los rendimientos de los bonos de forma artificial, lo que a su vez genera valoraciones insostenibles de los activos financieros sensibles a los tipos de interés libres de riesgo”, explica Luis Artero director de inversiones de JP Morgan Banca Privada en España.
En opinión de los análisis de JP Morgan Banca Privada, este relato de manipulación del mercado no es real, y que en la actualidad los rendimientos de los bonos gubernamentales de los mercados desarrollados están cerca de su valor razonable. Para la firma, las valoraciones actuales de los bonos gubernamentales se basan en tres factores: la caída del tipo de referencia neutral tras la gran crisis financiera, la credibilidad de los bancos centrales y unas perspectivas de inflación global benignas, que permiten a los bancos centrales normalizar los tipos de forma gradual.