En una escueta nota de prensa el pasado 15 de enero, el Banco Nacional Suizo (SNB) anunció la retirada de la tasa mínima de cambio de 1,20 francos suizos por euro y la rebaja en medio punto de su tasa Líbor a tres meses, situada ahora en el -0,75%. El comunicado explicaba que, aunque el franco suizo era todavía caro, la economía se había ido ajustando y la moneda se había depreciado frente al dólar. Con tan sólo 283 palabras, el documento era conciso e iba al grano. Su impacto en los mercados financieros, sin embargo, fue enorme y de largo alcance, sobre todo para el franco, que se apreció un 30% frente al euro en cuestión de segundos, antes de rebotar un 18%. Las bolsas suizas cayeron con fuerza, mientras que los mercados de bonos se recuperaron.
Para Russell Silberston, director de gestión de Reservas de Investec, detrás de la decisión de la semana pasada estuvo el enorme tamaño que alcanza ya el balance que del SNB. En la actualidad se sitúa en aproximadamente en el 80% del PIB suizo, una cifra muy por encima de la de otros bancos centrales. Como ejemplo, Silberston recuerda que los balances del Banco de Inglaterra, de la Reserva Federal o del Banco Central Europeo (BCE) se sitúan entre el 20 y el 30% del PIB, mientras que el del Banco de Japón roza aproximadamente el 65% del PIB.
La economía suiza está creciendo, y la tasa de desempleo es de solo el 3,1%, por lo que, más allá de tener una arraigada tasa de inflación baja, no parece que esté sufriendo. Pero el límite artificial impuesto al franco suizo en su cotización sí estaba provocando un aumento de los préstamos bancarios y repentinas subidas de los precios de las viviendas y de la deuda de los hogares. Esto lleva al experto de Investec a pensar que la segunda explicación a lo sucedido la semana pasada es la creciente tensión en la economía. El Banco Central Europeo celebrará su primera reunión del año el 22 de enero y se espera que dé a conocer su plan para el QE en Europa. La pregunta que surge entonces, dice Russell Silberston, es si el SNB está pensando que la puesta en marcha de un QE por parte del BCE provocará pánico en el mercado. “Si es así, tal vez tenga sentido dejar que el tipo de cambio fluctúe libremente ahora, en lugar de hacer frente a una presión insuperable”, dice Silberston. El balance del SNB empezaba a ser una carga insoportable y corría el riesgo de socavar la independencia del banco central, apunta.
“Creemos que la importancia de la acción del SNB es que parece haber roto el último de los tabúes que existen en las deciciones extraordinarias de política monetaria, es decir, los tipos de interés negativos. En un contexto global, los mercados monetarios y de renta fija suizos son pequeños. Sin embargo, tanto el Banco de Japón como el BCE tienen la intención de expandir sus balances mediante compras de activos. Estos dos bancos representan dos de las principales potencias económicas del mundo y ambos coinciden en la visión de que un QE es la alternativa de política monetaria más ideónea, una vez que los tipos de interés se sitúan ya cerca de cero”, explica Silberston.
La siguiente pregunta que se plantea el manager es por qué una vez implementada una tasa de interés negativa, el SNB se ha decidido por el -0,75%. “¿Porqué no el -2%?”, dice. “Un análisis de la Regla de Taylor sugiere que los tipos de interés para la zona euro deberían ser profundamente negativos dadas las actuales condiciones deflacionistas”.
La cuestión final que surge es si la decición del SNB de implementar tipos de interés negativos arrastrará al resto de bancos centrales y si esto sucediera, se pregunta: “¿provocará presión inflacionista en los principales mercados?”