El año comenzaba con la vista puesta en la inestabilidad política y la debilidad del proyecto de la Unión Europea. Tras el Brexit, las citas electorales se juntaron en el calendario con el miedo del populismo en el horizonte. Sin embargo, la victoria de Macron en Francia rebajó el nivel de tensión sobre los riesgos políticos.
Según el último informe de Capital Group, justamente esta menor tensión política ha favorecido a que el PIB de Europa continúe su ritmo de crecimiento. “El año pasado, el mercado europeo de renta variable se vio afectado por el entorno de incertidumbre política, ante los programas de marcado acento populista que presentaban los candidatos a las elecciones celebradas en Holanda y en Francia. En ambos casos, acabó prevaleciendo la visión europeísta. Los mercados europeos de renta variable comienzan ya a beneficiarse de esta rápida disminución del riesgo político”, apunta en su informe.
Si se observan los datos, en 2016, el Euro Stoxx 50 subió menos del 2%, frente al 10% del S&P5002. “La reducción de la incertidumbre política ha permitido que los inversores puedan concentrarse en los fundamentales subyacentes”, apunta la gestora.
Y es que, tras varios años de debilidad, las empresas de la eurozona comienzan a registrar un crecimiento significativo de sus beneficios, lo que refleja un entorno macroeconómico más favorable. Además, ha aumentado la confianza de los consumidores y de las empresas, impulsando así la inversión y el gasto familiar. “El PIB de la eurozona por fin crece por encima de la media (lo que supone que se está reduciendo la brecha de producción), y en el primer semestre de 2017 ha alcanzado una tasa anualizada superior al 2%”, explican desde Capital Group.
Impulsores del crecimiento
Para la firma, la mejora que ha experimentado la tasa de crecimiento de la eurozona es el reflejo de varios factores. En primer lugar, la región se ha visto favorecida por la fuerte mejora de la actividad económica mundial, especialmente en Estados Unidos y China.
No obstante, también han influido ciertos factores internos. “El Banco Central Europeo (BCE) ha mantenido la orientación expansiva de su política monetaria, con tipos reales y nominales reducidos. A pesar del repunte de la actividad económica, las presiones sobre los precios y los salarios no han sido muy acusadas, lo que parece indicar que el BCE va a mostrarse prudente a la hora de reducir sus estímulos monetarios. Pensamos que dicha reducción comenzará a principios del próximo año, pero los tipos de interés podrían mantenerse en los niveles actuales hasta 2019”, señala.
Junto a la ayuda que ha supuesto la política monetaria, considera que la política fiscal ha dejado de suponer un freno para el crecimiento, una vez superado el error de los planes de austeridad que los gobiernos pusieron en marcha después de la crisis. “En Alemania, Francia e Italia comenzamos a ver leves estímulos. Además, el gasto de las empresas y los hogares está favoreciendo el aumento de la demanda de crédito, y los bancos empiezan a estar más dispuestos a conceder préstamos”, pone como ejemplo.
Oportunidades y riesgos
Según sus previsiones, tras un prolongado periodo de bajo rendimiento, hay margen para que la renta variable de la eurozona continúe generando ganancias en términos relativos.
“Normalmente, el mercado estadounidense supera al de la eurozona cuando el índice PMI del Institute for Supply Management se sitúa por encima del índice PMI de la eurozona (es decir, por encima de 1,00 en el eje derecho del gráfico). Pero resulta curioso comprobar que el rendimiento superior del mercado estadounidense durante el año 2016 no se vio acompañado por un PMI superior (hasta el breve repunte registrado tras las elecciones estadounidenses a finales de 2016). Ello indica que los inversores estaban incorporando una importante prima de riesgo político a la inversión en renta variable de la eurozona”, apunta.
De momento, según indica el informe, la mayor parte de la mejora experimentada por los mercados europeos se ha concentrado en el sector financiero, que fue el más perjudicado durante los años 2012-2015 y que se ha visto ahora favorecido por la reversión hacia la media de los elevados niveles de valoración.
“No obstante, aún existen tres riesgos evidentes”, advierte. En su opinión, estos riesgos son: que la economía mundial sufra una recaída por la ralentización del crecimiento en Estados Unidos o China; que se cometa un error político en la eurozona; y que se produzca algún tipo de crisis política en la eurozona. “En nuestra opinión, la precaria situación política y económica que se vive en Italia continúa siendo el eslabón más débil de la eurozona”, concluye en este último informe sobre Europa.