China es durante las últimas semanas un foco importante de preocupación, incluso por encima de la salida del QE. Hay dos factores a tener en cuenta: el primero es de índole económico, ya que las últimas publicaciones de datos siguen mostrando debilidad y ponen en duda uno de los principales motores del crecimiento mundial, y el segundo es el problema de liquidez que ha surgido en los mercados interbancarios chinos, según un análisis de Mora Asset Management.
Datos económicos preocupantes
Mora AM prosigue que los últimos datos macroeconómicos de China siguen mostrando debilidad. El crecimiento sigue aflojando; las tasas están todavía por encima del 7%, pero los últimos datos de PMI de HSBC han registrado una caída, situandosé por debajo de 50, lo que significa contracción. La producción industrial también ha pasado del 15% y/y en el 2011 a 9% recientemente. China sigue teniendo un peso muy elevado en la economía global, con un segundo puesto detrás de USA y un peso del 11% del PIB mundial (datos de enero 2013 en equivalencia en USD), con lo que una desaceleración china podría poner en peligro la recuperación de otras zonas como Europa o Japón.
Problemas de liquidez
El tipo de interés interbancario llamado Shibor, a muy corto plazo, es decir, de hoy a mañana (overnight) mostraba tensiones estas últimas semanas. Las dudas se instalaban en el mercado entre entidades financieras, donde algunos rumores de quiebra de un banco ponían nerviosos a los tesoreros. Resultó que los bancos se mostraban reticentes a prestarse dinero entre ellos. Este tipo de interés se sitúa normalmente entre 2,10% y 3,20%. En otras ocasiones se habían visto picos que podían llegar hasta el 5%, pero estos solo duraban un día, ya que el banco central chino (Banco Popular Chino, PBoC) intervenía para solucionar el problema. En cambio, durante estas últimas semanas, este tipo de interés ha alcanzado un máximo de 13,44% el 20 de junio. No debería ser un problema real de liquidez, ya que el PBoC podría, si lo quisiera, poner sobre la mesa más dinero. Lo interesante es su deliberada falta de intervención. Todo indica que el PBoC quiere mostrar al mercado que no está dispuesto a sucumbir a las peticiones de las entidades financieras, y que tienen que arreglárselas por si solas. También es un toque de atención, ya que las entidades financieras han estado negociando unos productos de gestión patrimonial y unos fondos fiduciarios para conseguir liquidez. En marzo entró una nueva normativa que reduce este tipo de transacciones de forma muy importante, lo que ha limitado las opciones para obtener recursos. Por otro lado, en los últimos años han proliferado unas operaciones financieras donde bancos más pequeños o sociedades fiduciarias toman dinero de los bancos grandes y prestan a tasas más elevadas a pequeñas empresas o promotores inmobiliarios, movimientos que han favorecido la especulación y que el Gobierno quiere frenar.
Reacciones del mercado
Asimismo, Mora AM señala que las implicaciones de unas tasas más elevadas pueden ser muy importantes: por un lado pueden reducir las peticiones de préstamos, y por otro encarecer la financiación de cualquier inversión, lo que provoca desincentivos para la economía. En este contexto no sorprende que las bolsas han reaccionado con fuertes bajadas. Los últimos días, el 24 de junio por ejemplo, el Shanghai bajó un 5,30% y el 25 de junio llegó a corregir otro 5%, aunque luego gracias a los comentarios del banco central acabó cerrando solo con una caída del 0,2%.
Finalmente, el PBoC ha tranquilizado un poco al mercado diciendo que hay liquidez, y que había facilitado financiación a algunas entidades financieras con mayores necesidades. Por otra parte, no dudemos que el banco central chino seguirá abogando por una política monetaria prudente, en línea con la visión del nuevo gobierno. El nuevo primer ministro chino, Li Keqiang, que asumió el cargo en marzo, se muestra partidario del crecimiento sostenible, basado no en el acceso fácil y cada vez más descontrolado al crédito, sino en las reformas estructurales. Introducir estabilidad en la enorme y creciente economía china parece una buena estrategia. Lo que quizás es más discutible es provocar caos y desconfianza para conseguirlo.