El crecimiento económico está llegando a un badén de deceleración, pero es probable que después aumente su velocidad, según el estratega de Robeco, Peter van der Welle. Los mercados están empezando a experimentar una deceleración de mitad de ciclo, en lugar del declive propio de final de ciclo, que causaría una recesión en EE.UU. u otros mercados occidentales, según explica.
Esto supone que los riesgos para la renta variable deberían reducirse, aunque los fondos multiactivos de Robeco Investment Solutions se mantienen infraponderados en esta categoría hasta que mejoren las perspectivas del sector de la producción, como comentaba en la perspectiva mensual de su equipo. “La economía global se encuentra atrapada en una persistente deceleración, que se concentra en el sector manufacturero, en un contexto de incertidumbre general en torno a las políticas económicas”, afirma Van der Welle. “En agosto, el índice del ISM de confianza de los productores se ha deslizado a terreno de contracción, con una lectura de 49,1, una señal poco favorable para los inversores.”.
En opinión de Van der Welle, nos encontramos en un proceso de deceleración de mitad de ciclo, pero es probable que la economía vuelva a pisar el acelerador hacia finales de 2019. El badén de deceleración que ha supuesto el proceso de ralentización global de mitad de ciclo de la producción (automovilística) no debería desembocar en un estancamiento del crecimiento global.”
La deceleración de mitad de ciclo suele caracterizarse por la reducción de los niveles de existencias que mantienen las empresas, en previsión de una disminución de la demanda de sus productos, lo que ralentiza el ciclo de rotación de existencias. “Actualmente, se observa algo similar a una deceleración de mitad de ciclo, ya que la producción industrial se ha desplomado, y la ratio existencias/ventas en EE.UU. se sitúa en niveles de 1,45, que recuerdan a los picos de mitad de ciclo registrados en 1995 (1,44) y 2016 (1,47)”, explica Van der Welle.
De hecho, hay indicadores que apuntan a que lo peor está por llegar, sobre todo la inversión de la curva de tipos en deuda pública estadounidense, habitual augurio de recesión. Lo que varía históricamente, sin embargo, es el tiempo que transcurre entre que aparece este indicador y que la recesión efectivamente tiene lugar, como aclara Van der Welle. “La previsión más generalizada es que la actual inversión de la curva de tipos en Estados Unidos anuncia una recesión para dentro de unos 18 meses, lo que sugiere que, efectivamente, nos encontramos en la última etapa del ciclo”, afirma.
No obstante, este experto señala que en los dos ciclos inmediatamente anteriores al actual, el periodo comprendido entre la inversión de la curva y la recesión ha sido mucho mayor de 18 meses, ya que fue de 29 meses tras la inversión de 2005 y de 33 tras la de 1998.
Los tipos de interés reales resultan favorables
Otra cuestión es que, actualmente, los tipos de interés reales difieren notablemente de los niveles registrados al final de los ciclos anteriores de endurecimiento monetario de la Fed, afirma. Los tipos oficiales se sitúan por debajo del 1% en Estados Unidos, o incluso en territorio negativo (-1% en el caso de la zona euro), cuando históricamente los tipos reales estadounidenses al término de los ciclos de subidas de la Fed han sido sensiblemente superiores al 2%. “Salvo que consideremos que el tipo de interés real neutral (esto es, el tipo de interés que ni acelera ni decelera la economía) es inferior aún al que marcan hoy en día los tipos oficiales de las economías avanzadas, cabe esperar que el efecto neto de la actual política monetaria de tipos reducidos sea una dilatación del proceso de expansión económica, no una reducción del mismo”, explica Van der Welle.
El papel de la inversión fija
Mientras tanto, también se ha constatado que la inversión fija refleja la evolución del ciclo. En términos generales, las cifras de inversión privada en activos fijos en Estados Unidos evidencian que el impulso inversor sigue siendo positivo, en contraste con el impulso negativo que normalmente se observa antes de una recesión. “Por tanto, si esta deceleración resulta ser del tipo de mitad de ciclo, como sugerimos, los riesgos para la renta variable son más reducidos”, concluye Van der Welle.