Como consecuencia de la pandemia, los mercados registran pérdidas considerables desde finales del mes de febrero, existiendo una extrema volatilidad a corto plazo. Según explica Serge Pizem, responsable Global de Inversiones Multi-Activos, la crisis que estamos experimentando no tiene precedentes, lo que ha generado un alto grado de incertidumbre con respecto a la posible evolución de la situación y a la magnitud del impacto a largo plazo sobre la economía. Ante este escenario recomienda: mantener la calma y esperar a que pase la crisis, mantener las inversiones, un enfoque a largo plazo y diversificar la cartera.
Mantener la calma y esperar a que pase la crisis
Pizem recuerda que, en épocas de gran incertidumbre, el comportamiento de los inversores se ve influenciado por el incesante flujo de informaciones inquietantes. “El sentimiento negativo que generan puede llegar a ser extremo y hacer que actuemos de forma precipitada. Podría incluso llegar a producirse una situación de pánico”, apunta. En este contexto, considera que la mejor solución suele ser “mantener la calma y dejar que amaine la tormenta, en lugar de intentar invertir y desinvertir el dinero en distintos mercados para minimizar las pérdidas”.
Para Pizem, aquellos inversores que han optado por no invertir en acciones con la esperanza de que se produzcan nuevas caídas de los mercados, así como los que han vendido ahora para volver a comprar más tarde a bajos precios, corren el riesgo de perderse grandes oportunidades. Según explica, los siguientes ejemplos ilustran el impacto sobre una inversión a largo plazo si excluimos los cinco mejores días en términos de apreciación registrados por los mercados:
“Un inversor que hubiera comprado acciones internacionales (Índice “MSCI World”) por valor de 100 euros hace 50 años, el 31 de diciembre de 1969, habría obtenido un importe de 3.329 euros a finales de marzo de 2020 (gráfico azul), logrando una rentabilidad anualizada del 10,16%”, explica. No obstante, si ese mismo inversor se hubiera perdido los 5 días en los cuales dichas acciones registraron las mayores apreciaciones durante las cinco últimas décadas, según Pizem, el valor total de su inversión se hubiera reducido más de 1.000 euros, hasta los 2.254 euros (gráfico naranja), logrando una rentabilidad anualizada del 9,92%. Si ese mismo inversor se hubiera perdido los 10 días en los cuales dichas acciones registraron las mayores apreciaciones durante ese mismo período, el valor acumulado de su inversión una vez transcurridos 50 años habría sido de 1.818 euros (gráfico rojo), obteniendo una rentabilidad anualizada del 8,24%”, añade.
Mantener las inversiones
“Una pérdida sólo se materializa si se venden los valores”, cita Pizem. “Es evidente – perderse los días de mayor apreciación de los mercados puede tener un efecto significativo sobre la rentabilidad final de una inversión. Los mercados están en constante evolución – y en mucha mayor medida en períodos de crisis – lo cual significa que invertir y desinvertir en función de las fluctuaciones de mercado es una estrategia que puede tener graves consecuencias en términos de rendimiento”, explica el experto. Dado el alto riesgo que existe de cometer esta clase de errores, no recomienda la adopción de un enfoque a corto plazo, ni tampoco intentar predecir las fluctuaciones de los mercados.
“Al mantener las inversiones, aprovecharemos los rebotes que se producen en los mercados después de registrar fuertes caídas”, advierte. Según el experto, una estrategia de inversión a coste promedio podría también resultar ventajosa para los inversores. “Invirtiendo de forma regular (por ejemplo, un importe mensual), los inversores pueden acumular un capital a largo plazo, amortiguando además los ‘efectos de mercado’ a lo largo del tiempo. No obstante, este enfoque no elimina íntegramente el riesgo de pérdida de capital”, aclara.
Enfoques a largo plazo y diversificación de carteras
“No pongan todos los huevos en la misma cesta”. El experto considera que la mejor manera de abordar la volatilidad de los mercados es estar preparados ante ello, mediante una buena diversificación de las carteras de inversión, seleccionando inversiones en distintas clases de activos, incluyendo acciones, títulos de renta fija y activos inmobiliarios. “A lo largo de las distintas fases de mercado, estas clases de activos no se comportan de la misma forma. Como resultado, la diversificación puede reducir el riesgo global de las carteras”, añade.
Por último, recuerda que invertir consiste principalmente en una actividad que requiere un enfoque a largo plazo si lo que se pretende es maximizar las probabilidades de obtener plusvalías a partir de las inversiones realizadas. “Por ejemplo, imaginen que invierten 1.000 euros cada año a un tipo de interés medio anual del 2,5%. Si empezaran a hacerlo con 25 años, habrían ahorrado un total de 69.088 euros a la edad de 65 años. Si empezaran con 35 años, habrían ahorrado una cantidad de 45.000 euros, es decir 24.000 euros menos”.
¿Deberían reinvertir aquellos inversores más oportunistas?
Para aquellos inversores más atrevidos y con un mayor apetito por el riesgo, Pizem señala que pueden optar por invertir una parte de sus ahorros para aprovechar las oportunidades generadas en situaciones de fuertes correcciones de los mercados. “Aquellos sectores y/ o valores que hubieran experimentado caídas mucho más intensas que otros, y que aún conserven sólidas expectativas y planes de negocio, representan puntos de entrada al mercado más favorables. La coyuntura actual ofrece sin duda grandes oportunidades, asumiendo que la recuperación económica se inicie a corto plazo”, aclara.
“En definitiva, para los inversores como para los gestores de activos, permanecer en el mercado, evitar entrar en pánico y mantener un enfoque a largo plazo parece ser la estrategia más prudente – especialmente en estos tiempos de enorme turbulencia”, concluye el experto.