Observando las principales tendencias que influyen sobre el sector corporativo latinoamericano, S&P Global Rating ha identificado distintas variables dignas de monitorear a futuro en las principales economías del vecindario.
Para la agencia calificadora, hay distintas cosas a las que el mundo privado debe estar atenta en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México, incluyendo las dinámicas cambiarias, los precios de las materias primas y la inflación.
Argentina
Unas de las variables clave en el país, según la clasificadora, son los riesgos de transferencia y convertibilidad. “Aunque la mayoría de las corporaciones han reestructurado su deuda externa, el riesgo de controles cambiarios más estrictos es alto y podría afectar su capacidad para pagar intereses y/o principal o incluso para importar materias primas”, señaló la firma en su reporte.
Además, el riesgo de depreciación del peso argentino es “elevado”, destacó la firma. Muchas entidades argentinas emitieron bonos locales con cupones vinculados al dólar. Los llamados son atractivos para los inversionistas nacionales porque ofrecen cierto refugio frente al debilitamiento del peso. Sin embargo, advierte S&P Global Ratings, una fuerte depreciación del tipo de cambio oficial podría encarecer esos instrumentos, lo que debilitaría los perfiles crediticios.
Eso sí, la firma destaca que los exportadores, como los productores de petróleo y gas, se beneficiarían de una fuerte depreciación del peso.
Además, la regulación adversa y los riesgos de los controles de precios siguen siendo altos, según la agencia calificadora. “Esos riesgos pesan mucho sobre las empresas de servicios públicos, los generadores de energía y las empresas integradas de petróleo y gas que tienen márgenes bajo presión debido a su incapacidad para ajustar los precios para igualar la inflación desenfrenada, que está en camino de superar 60% en 2022”, indicaron.
Brasil
Una de las cosas principales a monitorear en el país, señala S&P Global Ratings, es el precio de las materias primas, que aún describen como “un ancla para la calidad crediticia de muchos sectores”.
Como las mineras aprovecharon los altos precios del hierro en 2021 y redujeron significativamente su deuda, sus perfiles crediticios se mantuvieron sólidos, incluso considerando un alza de 15% (respecto a 2019) en los costos de producción. “Las acereras muestran un buen impulso pese a menores volúmenes en sectores como la construcción de viviendas porque los precios internos compensaron con creces la baja del volumen, debido a favorables precios mundiales”, explica la firma.
Por su parte, las forestales y los procesadores de caña de azúcar también se benefician de precios sólidos que en la agencia calificadora esperan que continúen, pese a algunas caídas en volúmenes por la sequía y las heladas que afectaron las cosechas en 2021, respaldados por los altos precios internacionales del petróleo que son la base para el precio del combustible nacional.
Otra variable relevante es la inflación, que aumentó y provocó una reacción contundente del banco central local. “Esperamos que el banco central suba las tasas hasta 13,75% para fines de 2022 y luego las baje a 9,5% en 2023, lo que presionará la carga de intereses de las empresas porque su deuda está indexada en gran medida a la tasa de interés de referencia y al índice de precios al consumidor de Brasil”, auguran.
Por su parte, el mercado local de bonos se revitaliza tras un comienzo lento. Las emisiones nacionales vuelven a la normalidad y superan los niveles récord de 2019. La oferta de crédito es un pilar de crecimiento para sectores como la construcción de vivienda, el comercio minorista, la agroindustria y otros con empresas medianas que no reciben servicio completo de los bancos y no pueden acceder a los mercados internacionales, agregan.
Colombia
En la economía colombiana, el sector privado estará atento a la dinámica de precios al consumidor, con presiones inflacionarias persistentes y un aumento de las tasas de interés que podría dañar los márgenes operativos. “El EBITDA y los niveles de cobertura de deuda estarán presionados en los próximos 18 meses. Si bien las corporaciones podrán transferir parte del aumento en los costos de producción a los consumidores en el corto plazo, esta posibilidad será gradualmente más baja a medida que disminuya la capacidad de pago de los deudores”, advierte la clasificadora de riesgos.
Por su parte, la reforma fiscal podría afectar tanto al sector empresarial como al comportamiento del consumidor. Las políticas de la nueva administración influirán en el sector eléctrico para transformar y modernizar la industria del país, incluido su marco institucional y regulatorio presentado en el segundo semestre de 2021. Para el sector de las telecomunicaciones, el gobierno deberá decidir si modifica o rechaza los cambios que la industria propuso al esquema de remuneración de la renovación del espectro previsto para 2023, comentan desde S&P Global Ratings.
Además, la firma espera que la depreciación del peso colombiano generará mayores costos de inversión que podrían aumentar ligeramente los niveles de deuda. La subasta de espectro en 2020 comprometió a ejecutar inversiones de capital en los próximos 10 años. Los proyectos de energía renovable no convencional asignados con contratos de compra de energía (PPA) a largo plazo en subastas anteriores, afrontan presiones en sus estructuras de costos que los PPA no compensarán por completo. Finalmente, las empresas de distribución deberán cumplir con las inversiones regulatorias relacionadas con la eficiencia energética, indican.
Chile
En el país andino, los potenciales cambios en las regulaciones están al centro de las miradas, considerando que podría aumentar los costos para el sector privado. “El gobierno planea aumentar la recaudación de impuestos en un 5% del PIB durante los próximos cinco años y reformar el sistema de pensiones fortaleciendo su pilar solidario (un nivel mínimo garantizado de pensión para personas con poca o sin pensión) y aumentar las contribuciones. Sin una mayoría en el Congreso, el gobierno dependerá de los legisladores de centro para aprobar reformas, lo que refuerza la necesidad de políticas pragmáticas”, comentan desde S&P Global Ratings.
En esa línea, monitorear las votaciones de la nueva Constitución, el 4 de septiembre, será clave. En mayo de 2021, el país eligió una asamblea constituyente para crear la nueva constitución. La asamblea tiene siete comités que pueden presentar artículos (con un voto de mayoría simple) que luego deben ser aprobados con una mayoría de dos tercios. “El mecanismo de aprobación ha sido eficaz para moderar las propuestas”, destaca la firma.
Un tercer punto clave es la evolución de los precios spot de la hidrología y la electricidad. “Por lo general, en el segundo semestre del año, el precio spot tiende a disminuir debido a mejores condiciones climáticas y menores precios de los combustibles, teniendo en cuenta las importaciones de gas desde Argentina a precios muy competitivos”, señalan.
México
Según S&P Global Ratings, el mundo privado mexicano estará mirando con atención la debilidad económica extendida y generalizada en Estados Unidos. “Es probable que las exportaciones de México a Estados Unidos alcancen un récord este año de alrededor de 450.000 millones de dólares. Estados Unidos representa más de 75% de las exportaciones totales, por lo que el sector manufacturero de exportación depende de la salud de la economía estadounidense, particularmente la industria automotriz que representa 23% de las exportaciones”, explica.
En esa línea, la clasificadora de riesgo destaca la desaceleración de las remesas al país. En el primer semestre de 2022, las remesas superaron los 27.000 millones de dólares y ahora representan más de 4% del PIB. “Los hogares dependen cada vez más de las remesas mensuales para la compra de bienes y servicios, así como para la vivienda y la autoconstrucción. Una caída en las remesas debilitaría la demanda base de muchas industrias en la cartera que calificamos”, advierten.