Nuevo giro en la carrera a la presidencia de Estados Unidos. Finalmente, Joe Biden, actual presidente y candidato demócrata, ha anunciado su renuncia a la reelección, según ha explicado en un comunicado publicado en redes sociales, “en interés de mi partido, del país y del mío personal”.
En el mismo comunicado, Biden añade: “Aunque mi intención era buscar la reelección, creo que lo mejor para mi partido, para el país y para mí es renunciar y concentrarme únicamente en cumplir con mis funciones como presidente durante lo que queda de mandato”. Mientras que Biden se ha comprometido a dirigirse a la nación los próximos días y dar más explicaciones sobre su decisión, la gran pregunta ahora es quién del Partido Demócrata medirá sus fuerzas contra Trump. Por ahora, Kamala Harris ya ha confirmado que se postulará como candidata a la presidencia, quien ya ha recibido el apoyo explícito de Biden.
Estos últimos días, la presión para que Biden tomara esta decisión había ido en aumento, pero el punto de inicio de las dudas respecto a su figura fue su intervención en el debate electoral frente Trump. Tras su celebración, Libby Cantrill, Head of Public Policy en PIMCO, explicaba que la decisión de si permanecer o no en la carrera por la Casa Blanca era sólo suya, ni del Partido Demócrata, ni de los donantes.
“Biden controla actualmente el 99% de los delegados y lo que suceda con esos delegados es decisión suya. Por supuesto, ningún candidato se ha retirado tan tarde en la carrera. El partido ha planificado toda su campaña en torno a su candidatura y hay que tener en cuenta que la mecánica de presentar un nuevo candidato es increíblemente complicada; y no hay una alternativa clara de consenso”, señalaba en Cantrill a principios de mes. En ese momento, el experto de PIMCO veía “poco probable” que Biden se retirara, aunque reconocía que eran más altas que antes del debate. “Si se produce ese resultado, creemos que se hará un anuncio en la próxima semana o dos”, apuntaba. En este sentido, las previsiones de Cantrill sí se han cumplido.
Otras previsión que comienza a ganar fuerza es que Trump gane las elecciones. A penas unas horas después, las encuestas ya recogen que su candidatura se ha vuelto a reforzar, como ya ocurrió tras el intento de asesinato que sufrió la semana pasada. Por ejemplo, en la encuesta realizada por la firma Bendixen & Amandi Inc., Kamala Harris tendría una ventaja de un punto sobre Trump, a quien superaría por 42%-41%. En cambio, según la encuesta realizada por la CNN y SSRS, el candidato republicano contaría con el 47% de los votos, mientras que Harris sumaría 45%, “un resultado dentro del margen de error que sugiere que no hay un ganador claro en un escenario semejante”, explican.
El siguiente paso está claro: los delegados demócratas seleccionarán un nuevo candidato a la nominación, a tan solo pocas semanas de la Convención Demócrata y en una carrera a contrarreloj para lograr los apoyos necesarios en las elecciones de noviembre. “Hasta el momento, la única apuesta segura es Kamala Harris. Biden ha expresado su respaldo a la vicepresidenta y ella ha aceptado ocupar su lugar. Harris se encuentra en una posición delicada, en un momento en el que se descontaba la victoria de Trump. En el lado republicano, Trump proclamó al senador de Ohio J.D. Vance como vicepresidente del partido. Además, anunció algunas de sus propuestas como la reducción del tipo impositivo máximo a las empresas, la imposición de más aranceles y el mantenimiento de Powell como líder de la Fed hasta el fin de su mandato”, señalan los expertos de Banca March.
Sí cambiaría
Un cambio claro, sería que el escenario de un Trump vencedor que han explicado las gestoras en sus perspectivas semestrales gana fuerza. Por ejemplo, cuando Paul Diggle, economista jefe de abrdn, abordó cuáles eran esos escenarios directamente señalaba uno en el que Biden ganaría y tres variantes de una presidencia de Trump en función de la combinación de políticas.
En este sentido, Diggle analizaba y medía cuál sería el impacto de que Trump volviera a la Casa Blanca. “En primer lugar, un Trump centrado en la guerra comercial, con un 30% de probabilidad. Un Congreso dividido podría verle persiguiendo aquellos aspectos posibles de su agenda mediante una orden ejecutiva, aumentando drásticamente los aranceles. Esto presionaría al alza la inflación, a la baja el crecimiento y ralentizaría o paralizaría la relajación monetaria”, explicaba
En segundo lugar, Diggle contemplaba, con un 15% de probabilidad, un escenario marcado por un Trump “a por todas» que combinaría medidas comerciales con recortes fiscales y un mayor gasto bajo un Congreso unificado. En su opinión, esto probablemente provocaría una importante volatilidad en los mercados. Y, en tercer lugar, “un Trump respetuoso con el mercado centrado en recortes fiscales, desregulación y el nombramiento de figuras del establishment, con un 10% de probabilidad. La economía y los mercados de riesgo podrían tener un buen comportamiento”, apuntaba Diggle.
Otro aspecto que ahora mismo está en debate es si un Trump de nuevo presidente es sinónimo de mayor inflación, ahora que ésta parece haber comenzado a ceder. “En nuestra opinión, la combinación de políticas de Trump sería probablemente más inflacionista que una continuación de las políticas de Biden, lo que implica que en 2025 la Fed aplicaría menos recortes de tipos en este caso”, señalaba recientemente Claudio Wewel, estratega de divisas para J. Safra Sarasin Sustainable AM.
En opinión de Michael Strobaek, CIO Global de Lombard Odier, una segunda administración Trump sería más inflacionista. Según explica Strobaek, es posible que la divisa estadounidense se aprecie aún más, ya que el dólar probablemente subiría ante las expectativas de que en 2025 se produzcan recortes fiscales adicionales, aranceles a las importaciones «America-first» y la posibilidad de que una política de inmigración más estricta restrinja el mercado laboral.
«Estas presiones inflacionistas provocarían un aumento de los rendimientos de los bonos a largo plazo y una inclinación de la curva de rendimientos estadounidense. Esta es una de las razones por las que preferimos los bunds alemanes a los bonos del Tesoro estadounidense, al tiempo que mantenemos la exposición a la renta fija mundial en niveles estratégicos. En renta variable, seguimos prefiriendo los mercados no estadounidenses, donde las valoraciones y los riesgos de concentración del mercado son menores. Mantenemos las acciones estadounidenses en niveles estratégicos», añade el CIO Global de Lombard Odier.
Según explicaba Bloomberg este sábado, “mientras el Partido Republicano ha estado tratando de culpar a Biden de la inflación residual, son los planes de Trump los que podrían deshacer los progresos de la Reserva Federal, tan arduamente conseguidos”. En este sentido señalaban que “los economistas advierten de que sus políticas, otra ronda de recortes de impuestos que, según los demócratas, irán a parar a los ricos, subidas generalizadas de aranceles para desencadenar otra guerra comercial con China y restricciones a la inmigración que los republicanos bloquearon a principios de año, causarán estragos en el comercio mundial y volverán a disparar la inflación”.
De hecho, un grupo de 16 ganadores del premio nobel firmaron una carta señalando que la llegada de Trump traería mayores precios. «Muchos estadounidenses están preocupados por la inflación y existe, con razón, la duda de si Trump la reavivará por culpa de sus presupuestos fiscalmente irresponsables», dijeron en la misiva. Entre los firmantes están George A. Akerlof, Sir Angus Deaton, Claudia Goldin, Sir Oliver Hart, Eric S. Maskin, Daniel L. McFadden, Paul R. Milgrom, Roger B. Myerson, Edmund S. Ph.
No cambiaría
Aunque la decisión de Biden da un gran giro a la campaña, cabe la opción de que no afecte a algunos aspectos macro, ya que una de las principales tesis que han defendido los expertos hasta ahora es que en términos de política monetaria o déficit público, por ejemplo, el resultado electoral daba igual.
Por ejemplo, Steve Ellis, CIO global del área de Renta Fija de Fidelity International, explicaba recientemente que a medio-largo plazo, existen problemas aún mayores para la Fed. “Con independencia de que gane Biden o Trump en las elecciones de noviembre, probablemente veamos cómo se añade más déficit presupuestario a una deuda pública estadounidense en circulación que ya ronda los 35 billones de dólares. Para seguir financiando esto y atrayendo inversores, o bien los tipos de interés reales se mantienen relativamente altos o lo hacen los rendimientos reales. Eso limitará la relajación de los tipos de interés que la Fed puede aplicar y, teniendo en cuenta que alrededor del 40% del volumen nocional de deuda high yield en circulación tendrá que refinanciarse a niveles considerablemente más altos durante los próximos tres años, la presión sobre la economía estadounidense aumentará”.
Los expertos también se han centrado mucho en analizar cuál ha sido el comportamiento de los mercados durante otros procesos electorales. “Los mercados de renta variable suelen agradecer una victoria holgada de los republicanos en la Casa Blanca y el Congreso, pero han tendido a reaccionar peor a los presidentes republicanos sin mayorías absolutas. Aunque la rentabilidad suele ser positiva en los años electorales —si bien un poco más débil de lo habitual—, puede repuntar fuertemente una vez superados los comicios”, explicaba Erik L. Knutzen, director de inversiones y Multiactivos de Neuberger Berman, a finales de mayo.